El gobierno argentino escondió 80 puntos de inflación en cuatro años
Hace cuatro años el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, intervino el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y, desde entonces, nada volvió a ser lo mismo en el organismo. Entre el índice de precios al consumidor (IPC) que calculó para enero de 2007 -el primero que subestimó groseramente las subas- y el que publicó hace 10 días, que corresponde a diciembre de 2010, el Indec escondió bajo la alfombra más de 80 puntos de inflación, según los cálculos de varios economistas consultados por La Nacion.
Así, mientras la inflación real se ubicó en más del 120% en el período 2007-2010, para el Indec los precios sólo se movieron un 39 por ciento en ese lapso.
La tergiversación de las estadísticas minó de desconfianza las cifras oficiales y trajo enormes consecuencias. Por ejemplo, el Estado se quedó con unos US$ 23.500 millones de deuda pública, que se ajustaban de acuerdo con la variación de la inflación. Pero los privados sufrieron la indexación de la economía ante la falta de un parámetro creíble, lo que afectó millones de contratos. Para los economistas, la falta de un índice de precios creíble hizo imposible diseñar políticas serias para luchar contra la inflación que el año pasado se ubicó en un porcentaje cercano al 25 por ciento.
Para los consumidores, la tergiversación se nota en el consumo. Es como ir al supermercado y tener que pagar $ 185 por los mismos productos que en la góndola figuraban a $ 100, o como buscar el recibo de sueldo y notar que, así como así, desaparecieron las subas correspondientes a los últimos 48 meses.
"La mayor subestimación en estos cuatro años se dio en el rubro alimentos y bebidas [que es el que más pesa en el IPC]. Sólo para 2010, nosotros calculamos el 39,7%, contra el 14,7% del Indec", afirmó Graciela Bevacqua, la funcionaria que medía la inflación oficial y fue desplazada por Moreno a comienzos de 2007. Sus datos surgen del centro de estudios Buenos Aires City, que utiliza la metodología tradicional del Indec y que para estos cuatro años estima una variación de precios del 122,2 por ciento.
Bevacqua era directora del IPC hasta que en enero de 2007 fue desplazada por negarse a darle a Moreno la lista de los comercios que se encuestaban para calcular la inflación. Una semana después, el Indec difundió el primer dato de IPC de ese año, con un porcentaje muy inferior al calculado por las mediciones privadas.
El IPC que elabora la consultora Ecolatina acumula ya una suba de 123,6% respecto de diciembre de 2006. "Para nosotros la brecha es de 84,6 por ciento. Pero si se fija sólo en el rubro alimentos, la diferencia es mucho mayor. El Indec calcula el 39,3%, mientras que a nosotros nos da el 182,2%", dijo Javier Paz, economista de la consultora fundada por el ex ministro Roberto Lavagna. En otras palabras, si un determinado alimento costaba $ 10 en diciembre de 2006, para el Indec hoy sólo vale $ 13,93 aunque en cualquier supermercado haya que pagar 28,22 pesos.
"Sin el IPC del Indec, no hay un índice objetivo de la inflación real -añadió Paz-. Y sin un índice objetivo, reducir las expectativas inflacionarias es difícil. Hoy, las expectativas están en cerca del 30 por ciento."
De una u otra manera, señalan los economistas, la economía está indexada con índices alternativos. Muchas empresas celebran contratos sobre la base de índices elaborados por consultoras privadas. O incluso hay gremios, como el de mecánicos (Smata), que incluyen en las paritarias cláusulas de ajuste en base a la medición que realiza Bevacqua, la funcionaria desplazada por Moreno.
Según Marina Dal Poggetto, analista del Estudio Bein, el mayor problema causado por la brecha entre el índice oficial y el resto de las mediciones "es el tema del ancla en términos de dónde está la inflación y dónde se ubicarán los agentes económicos en adelante". El IPC que realiza esta consultora es más moderado en el cálculo de la inflación 2007-2010 (102%), una brecha de más de 60 puntos respecto al del Indec.
La economista identifica dos etapas claras en el proceso de manipulación de las estadísticas oficiales. "[La primera, hasta abril de 2008] fue bastante desordenada y no hubo una metodología para definir cuál iba a ser la variación de precios." En la segunda, cuando se realizó el cambio del IPC, se achicó la canasta y se dejaron afuera determinados precios de servicios, que hacían que la inflación fuera más baja, según dijo.
Paralelamente, la subestimación de la inflación afectó otras estadísticas de la economía, como la variación del PBI o el costo la canasta básica. La subvaloración de esta última es una de las razones por las cuales el Gobierno afirma que la tasa de pobreza es del 12% mientras que todos los cálculos independientes la sitúan en al menos el doble.
Otro efecto pasa por la disminución del valor de los bonos ajustados por CER (indicador que toma como base el IPC oficial). Según el Banco Ciudad, la subestimación de la inflación desinfló el crecimiento de la deuda pública registrada por unos US$ 26.500 millones. Hoy, el stock de deuda ajustada por CER asciende a 149.000 millones de pesos. Una parte importante de esa deuda afectada por la manipulación está hoy en manos de la Anses.
"Mi visión siempre fue que el verdadero motivo de la intervención era frenar la indexación de los bonos -opinó Luciano Laspina, economista jefe del Banco Ciudad-. Al Gobierno no le gustaba que todos los años publicaran que la deuda crecía cuando ellos hablaban de desendeudamiento."
El legado Moreno
2007-2010
Inflación real : 122, 2 %*
Inflación Indec: 39 %
(*) Es la variación del índice de precios al consumidor (IPC) calculada por el centro de estudios Buenos Aires City. Para Ecolatina fue de 123,6 % y para el Estudio Bein fue de 102 %.
- 23 de enero, 2009
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