El faraón twittero
Cuando pienso en Egipto me viene a la memoria su milenaria, y bíblica historia. Imagino un faraón recreado en dibujos animados, a lo Steven Spielberg, enviando mensajes a través de Twitter incitando a la rebelión. En 2009, Natalia Morar, de 20 años, con un twitt desencadenó una protesta contra el gobierno de Moldavia, y la foto de Neda se difundió por internet como emblema de la revuelta contra los ayatolas iraníes.
Caído el régimen en Túnez, se produjeron manifestaciones en muchos países. Explota la rabia engendrada durante décadas, en casi toda Arabia, por la pobreza, la falta de libertad, con encarcelamientos y torturas, el oscurantismo y los corruptos regímenes algunos disfrazados de democracia (cualquier parecido con Chávez, Kirchner, Evo, Correa y Ortega es cuestión de tiempo).
Egipto posee 1.500.000 soldados para reprimir al pueblo. El régimen egipcio contenía la ira contra Israel y, esencialmente, defendía los intereses del gobierno de EEUU a cambio de US$ 1.500 millones anuales, en su mayor parte ayuda militar. La ayuda oficial europea para los norteafricanos, "para el desarrollo", sirve para apuntalar tiranos. Así, los gobiernos de Occidente, son un obstáculo para las libertades en el Magreb y el valle del Nilo y cómplices de las tiranías árabes que, más allá de los apoyos directos que por debajo de la mesa dan a terroristas, son excelente caldo de cultivo para la guerrilla.
Si Occidente dejara de enviar ayuda, caería Mubarak y muchos regímenes oscurantistas y se eliminaría la razón básica del éxito de Al Qaeda terminándose "el peligro islámico" (la amenaza del terrorismo) sin la "guerra contra el terrorismo", irracional y contraproducente al punto que ha destruido libertades en Occidente. Las guerras, todas, son sinónimo de estatismo.
Ahora, estas "revoluciones" se dieron gracias a Twitter o de todos modos hubieran ocurrido e internet, lejos de liberar, es un instrumento útil para las tiranías. Para empezar, no creo en las revoluciones, sí en las evoluciones que se potencian geométricamente, y que son imparables porque lo que no se desarrolla muere y el hombre no está por desaparecer.
Los políticos y los sindicatos no han desempeñado ningún papel en esta "revolución", caracterizada por su espontaneidad y la ausencia de líderes. Pero ya empezaron a apoyarlos y terminarán adueñándose de la situación. Así, esta "revolución", dados los fuertes intereses creados, nacionales, extranjeros y de los organismos internacionales, terminará en un cambio de dirigentes, algo mejores que los actuales, pero sin cambios radicales.
El hartazgo del pueblo tunecino se colmó al ver las revelaciones de Wikileaks y Anonymous les proporcionó apoyo global. En Egipto, el papel de la red fue tan importante que, por primera vez, un gobierno usó el botón de apagar internet, ese que el de EEUU quiere instalar con la excusa de frenar una eventual "ciberguerra", a cuento de Anonymous y Wikileaks, que podrían enviar virus para paralizar, por caso, centrales eléctricas.
Pero apagado internet y los teléfonos móviles durante días, las revueltas se profundizaron demostrando que no dependían de ellos. Claro que Google y Twitter, utilizando SayNow, crearon un modo de burlar el bloqueo o sea que, de nuevo, la informática supera a las tiranías. En definitiva, es el hombre el que se supera y utiliza la tecnología, que desarrolla, para este crecimiento.
El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el Independent Institute, de Oakland, California.
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