El gobierno uruguayo politiza los actos del bicentenario que empiezan este mes

El País, Montevideo

Aislado de los demás países de la región, Uruguay empezará este mes a celebrar el bicentenario del proceso hacia su independencia. Aunque predica su fe en la integración y en la utopía de la "Patria Grande" latinoamericana, la izquierda gobernante optó por hacer rancho aparte.

Así, eligió para empezar una fecha propia que ni siquiera es fiesta patria: el 28 de febrero de 1811, aniversario del Grito de Asencio.

De ese modo desdeñó 2010, año de la revolución de mayo, porque el gobierno pensó que debía despegarse de los festejos de Argentina y las naciones vecinas que adhirieron a las "fiestas mayas". Aunque le resulta imposible negar la incidencia del 25 de mayo en estas tierras, lo hizo con la presumible intención de afirmar que nuestra historia es única, propia y sin lazos externos.

Aunque errada, esa idea de cortarse solos pudo ser más digerible de haberse iniciado la conmemoración en 2008 con el recuerdo del "cabildazo" del 21 de setiembre de 1808, en donde se esbozó por primera vez el autogobierno de los orientales.

Empero, esa fecha pasó inadvertida en medio del entrevero que Vázquez armó con las efemérides y su excéntrica idea de honrar todo en una jornada y con un único acto oficial.

En aquel momento, en vez de abrir un debate sobre el proceso emancipador y extraer moralejas que nos unan, se optó por discutir sobre la conveniencia de suspender los actos oficiales en las fechas clásicas en beneficio del 19 de junio, día del nacimiento de Artigas y "día de la reconciliación nacional". En medio de ese lío se ignoró aquel cabildo abierto de 1808 así como mayo de 2010.

Por eso es que ahora haremos el bicentenario a la uruguaya, solos en la madrugada, como si lo ocurrido en España y en el resto del continente americano a principios del siglo 19 no hubiera influido en esta esquina del mundo.

Se trata de un error parecido al que cometen esos profesores que enseñan la historia patria como si fuera un milagro aislado, tan ajena al contexto internacional que ni los propios escolares se la creen.

Es una ingenuidad creer que la confusión y los olvidos son casuales y que lo del Grito de Asencio, seleccionado como piedra de toque del bicentenario, se funda en estudios históricos. En esto de las efemérides el diablo de la política metió la cola hace rato. El propio Mujica habló de la necesidad de "revalorizar ciertas fechas del pasado", en especial la de Asencio con lo cual es fiel a la ortodoxia del MLN. ¿Recuerdan el "Cielito de los Tupamaros" que exaltaba a sus protagonistas, Viera ("Perico el bailarín") y Benavides?

A partir del 28 de febrero serán elevados a los altares.

Por si falta algo más para probar lo politizada que está la evocación que empieza con Asencio ahí está el escandalete desatado sobre el logotipo del bicentenario. Convocado que fue un concurso artístico, el jurado eligió a su preferido y le pagó su premio. Pero a último momento, ese logotipo ganador fue descartado y reemplazado por otro que es un flagrante emblema del Frente Amplio.

Es una lástima porque el bicentenario debiera ser para unirnos y no para separarnos en función de colores partidarios.