Honduras y su ciudad modelo
Tegucigalpa, Honduras. – ¿Qué partidario del libre mercado no ha fantaseado, en algún momento, con escaparse a una isla desierta y fundar un país donde la libertad económica sea la ley? Si las cosas marchan según lo estipulado, más de una "isla" como "esta podría surgir en este país.
Honduras llama a estas islas visionarias "ciudades modelo" y se espera que el Congreso apruebe una enmienda a la Constitución que allanaría el camino para poner en práctica el concepto.
La idea es simple: una considerable porción de terreno del gobierno inhabitado es designada para ser usada como una ciudad modelo. Se redacta un estatuto para gobernar la ciudad y el Congreso lo aprueba. El gobierno designa una autoridad de desarrollo del territorio, que firma contratos con inversionistas dispuestos a desarrollar infraestructura. La ciudad se abre a los negocios bajo reglas que actúan como un imán para la inversión.
Durante la Guerra Fría, Honduras era conocida fundamentalmente por su lealtad a Estados Unidos. En 2009, el país saltó a la fama por deponer al presidente Manuel Zelaya porque intentaba extender su mandato en violación de la Constitución. Honduras se negó a cumplir las exigencias internacionales para restaurar a Zelaya en el poder. Ahora, el pequeño país centroamericano que enfrentó al mundo para defender su democracia parece estar afirmando la creencia de que necesita cambiar para alejar futuros ataques contra su libertad.
El economista de la Universidad de Nueva York, Paul Romer, es un defensor global del mismo concepto con otro nombre. Así es cómo Romer describió sus "ciudades modelo" en una entrevista el 25 de enero con Sebastian Mallaby del Council on Foreign Relations: "Algunos grupos de personas que quieren intentar algo diferente dicen: vamos a hacerlo por nuestra cuenta. Vamos a desarrollar diferentes leyes, quizás, diferentes normas sobre lo que está bien y lo que está mal. Vamos a reforzar aquello en nuestra pequeña cultura que opera separadamente. Y entonces, si esto resulta ser un éxito y ser mejor, no solamente vamos a demostrar a otros que hay algo mejor, también vamos a proveer un mecanismo para que la gente pase de un equilibrio donde un grupo de reglas y normas prevalece a este otro".
La gestación de las ciudades modelo para Honduras comenzó en Honduras. La razón no es difícil de discernir. Los reformadores pasaron años tratando de liberalizar la economía para ver sus intentos frustrados por los intereses creados.
Como lo explica Sánchez, que también trabajó en el gobierno del presidente Ricardo Maduro, entre 2002 y 2006,: "para mí, durante un tiempo muy largo, ha sido obvio que con el actual sistema no vamos a ninguna parte". El joven abogado cuenta que hace casi una década comenzó a pensar respecto a si sería posible designar un pequeño lugar donde todas las reformas pro-mercado serían la ley. No le cabían dudas de que una zona así crecería rápido y que las ideas detrás de ella se extenderían.
El concepto evolucionó con el tiempo y la crisis política de 2009 parece haber generado interés en nuevas ideas. En una entrevista realizada aquí la semana pasada, el presidente Lobo me dijo que encuestas muestran que entre los hondureños familiarizados con la propuesta, existe un amplio apoyo.
Se espera que la enmienda sea aprobada por el Congreso en los próximos tres meses. Esta semana, Sánchez y Lobo viajarán a Corea del Sur y Singapur, donde analizarán exitosas "ciudades modelo" para ayudarlos a afinar la redacción del primer estatuto. También van en busca de inversionistas. Sánchez señala que es importante que más de una ciudad modelo sea lanzada para que los diseñadores de las reglas tengan competencia.
¿Dará resultado? Los críticos —no deja de llamar la atención que se trata en su mayoría de "expertos" en desarrollo y planificaciones fracasadas— aseguran que es poco probable porque, bueno, estamos hablando de Honduras. Pero Sánchez no se amilana y recuerda que alguna vez también se proclamó que Japón y Chile eran culturalmente incapaces de alcanzar el desarrollo. Agrega que la historia está del lado de Honduras. Sistemas legales separados dentro de ciudades generaron prosperidad sin precedentes en el siglo XIV en la Liga Hanseática, en el norte de Europa, y más recientemente en lugares como Shenzhen, en China.
El ex presidente Ricardo Maduro también apoya la idea. "Si queremos desarrollarnos tenemos que encontrar un camino para contrarrestar el populismo que tanto nos daña. La ciudad modelo es una manera de descentralizar el poder y conectar a la gente con su gobierno", insiste.
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