Egipto entre Osiris y Set; esperando por Horus
Los recientes disturbios que están teniendo lugar en Egipto han vuelto a poner en la palestra la confusión existente respecto a la democracia. Esta confusión dimana de la pretensión de ignorar la demagogia como el camino al poder, a la que ya se había referido con precisión Aristóteles: “Tan pronto como el pueblo se hace monarca, sacude el yugo de la ley y se hace déspota, y desde entonces los aduladores del pueblo tienen un gran partido.” Estas palabras que fueron escritas hace 2500 años parecen revelar la realidad de la pretendida democracia mayoritaria que prevalece conceptualmente en nuestro mundo.
No es que quiera defender la política y la reelección de este nuevo representante de los faraones el Sr. Hosni Mubarak, que llevó 30 años en el poder. Pero la pregunta pertinente en ese período es ¿Cuál era la alternativa, a un gobierno que mal que les pese, y más allá de la pobreza, logró que la economía egipcia creciera en ese período alrededor del 6% por año? Más aun en los años de la crisis 2008 y 2009 la economía egipcia continuó creciendo y en el 2010 creció 5,1%.
La pregunta sigue pendiente: ¿Cuál es el proyecto político que resultará de la caída del régimen de Mubarak, en un medio en el que reina popularmente el odio a Occidente y prevalece la mistificación de la religión, como presupuesto político? En otras palabras el mundo musulmán, mal que les pese a los europeos que estaba más adelantado que Europa hasta el siglo XV, y sucumbiera ante los mongoles, no ha logrado superar la Edad Media y separar el Estado de la Iglesia.
En un reciente libro de Orlando Trujillo, “De los Iluminatis a los Progresistas” el autor sostiene, que en el Medio Oriente, todavía se profesa el resentimiento por las Cruzadas. Si bien las Cruzadas ocurrieron hace más de 800 años, no puedo menos que recordar que en el mismo siglo XX se produjo un hecho que se puede asimilar a las Cruzadas. Efectivamente, después de la Primera Guerra Mundial, con la caída del Imperio Otomano, Inglaterra y Francia se repartieron el Medio Oriente. Tanto así que el presidente Wilson abandonó el Tratado de París ante la evidencia de que el único objetivo de Francia e Inglaterra era repartirse el Medio Oriente. Recordemos que Churchill en sus memorias cuenta que en las noches pensaba como trazar las fronteras en el Medio Oriente y así decidió separar a Kuwait de Irak.
La justificación del odio a Occidente no implica reconocer que en el Medio Oriente se haya tomado noción del significado de la libertad como resultado del respeto por los derechos individuales a la vida, a la libertad, a la propiedad y a la búsqueda de la propia felicidad. Como bien señalara Ayn Rand esos derechos como tales son desconocidos por los propios europeos. Pero aún más podemos decir que Estados Unidos ante los ojos del mundo es el representante de ese Occidente vilipendiado en el Oriente Medio. O sea que en última instancia pagan justos por pecadores, no obstante que igualmente los pecadores (europeos) tampoco aprecian el hecho de que si no hubiese sido por Estados Unidos serían nazis o comunistas. Y en esa ignorancia tal como lo muestra Stefan Theil, en la “Filosofía Europea del Fracaso”, en Alemania y en Francia, enseñan a los alumnos que el “capitalismo es brutal, salvaje, neoliberal y americano”.
Esta confusión bastarda del concepto de democracia, que ignora el principio establecido por Jefferson cuando dijera: “Un despotismo electivo no es el gobierno por el que luchamos”, es la que impera aparentemente en el mundo y muy en particular en América Latina. Así es políticamente correcto valorar la destitución de Mubarak, en tanto que se ignoran los crímenes de Fidel Castro en Cuba. En ese sentido el presidente Obama ya se ha manifestado a favor de la destitución de Mubarak, como el triunfo de la democracia, pero parece conforme con el supuesto cambio de Raúl Castro. No creo que Estados Unidos pueda llevar a cabo un programa de democratización (no de demodictadura) en el resto del mundo. No es su obligación como nación soberana, ni le es posible como tal. En ese sentido tenemos el lamentable fracaso de Carter cuando colaboró con la caída del Sha de Irán, y hasta la fecha lo que podemos considerar el intento fallido de Bush en Irak.
Como bien dijera Otto Reich, la política exterior americana no se debe basar en ganar un concurso de popularidad sino en defender sus intereses. Ese concurso jamás lo habría de ganar, pues la libertad en el sentido del Rule of Law es ignorada como tal en el resto del mundo. Tal como propusiera Hamilton, Estados Unidos debe ser respetado. Y así debemos ser conscientes de que en nuestro continente el acceso al poder democrático, tiene una conditio sine qua non que es el anti-imperialismo. O sea el antiamericanismo. Consecuentemente podría pensar que la mayor oposición a Mubarak se basa precisamente en que ha sido un dictador amigo de Estados Unidos.
Por otra parte como bien señalara Juan Bautista Alberdi: “La libertad exterior de una nación es la obra del mundo entero, … la libertad interior es la obra exclusiva de cada nación aisladamente”. El problema vigente es que en gran parte del mundo se ignoran las condiciones de la libertad interna cuyo carácter apareció por primera vez en la historia con la Glorious Revolution en Inglaterra en 1688, y continuó en Estados Unidos con la Constitución de 1787. Pero estos principios liminares que cambiaron la historia del mundo siguen siendo ignorados y se confunde la democracia con el proceso eleccionario. Tanto así que en un reciente artículo del ex presidente de Costa Rica Oscar Arias, publicado en Foreign Affairs, reconoce que la caída de los gobiernos militares en América Latina trajo la democracia al continente, con excepción de Cuba. Lo que no dice el Sr. Arias es que de no ser por aquellos gobiernos militares Cuba se habría extendido al continente. Y no olvidemos tampoco que el despotismo electivo reina en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Pero acaso podemos ignorar que en Argentina se violan los derechos individuales y reina la inseguridad vital y jurídica. Y Brasil hoy está en manos de la guerrillera Roueff y que Lula durante su presidencia pactó con Irán, consideraba a Chávez el mejor presidente de Venezuela y por supuesto era amigo de Castro con quien constituyó el Foro de Sao Pablo, todavía vigente. En el Uruguay prevalece otra figura guerrillera aparentemente reconvertido y esperemos que así sea.
Al finalizar estas líneas cayó el faraón. Según Fukuyama la clase dirigente de Egipto refleja una gran posibilidad de encauzar un proyecto democrático en Egipto. ¿Dónde estaba esa clase dirigente durante estos treinta años? Creo que por más que el ejército habría tomado el poder, en Egipto reina la incertidumbre. Dados los antecedentes expuestos creo más posible el acceso de Set, asesino de Osiris quien fuera el dios de la producción y de la civilización. Esperemos entonces la aparición de Horus “el dios de la aurora liberada” Y recordemos que no hace falta ser islamita para amenazar la libertad basta con Marx. Ni la ETA ni las FARC y por supuesto ni Fidel Castro son islamitas, pero por supuesto Allah y Mahoma su profeta pueden propiciar el proceso totalitario tal como ocurrió en Irán. Por supuesto tampoco debemos ignorar que a ojos vista uno de los pecados de Mubarak así como del Sha ha sido ser pro Occidental, o peor aún pro Estados Unidos.
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