Cruzando el Rubicón en Wisconsin
La multitudinaria confusión que domina ya las legislaturas de Wisconsin, Ohio e Indiana y dentro de poco algunas más marca un momento político épico. La nación se enfrenta a una crisis fiscal de proporciones históricas y, extraordinariamente, nuestro confundido, paralizado y presuntamente averiado mecanismo político ha producido una nitidez singular.
A nivel federal, los presupuestos del Presidente Obama dejan claro que los Demócratas están decididos a no hacer nada a efectos de la crisis de la deuda, mientras los legisladores Republicanos han anunciado que más allá de sus recortes propuestos en el gasto administrativo independiente de la defensa, sus presupuestos de abril van a proponer en la práctica la reforma real de lo social. Simultáneamente, en Wisconsin entre otros estados, los gobernadores Republicanos se están ocupando de las pensiones y las obligaciones sanitarias insostenibles y fiscalmente ruinosas, mientras los Demócratas acuden a todo trapo en apoyo de los sindicatos de funcionarios al grito de "Ni se le ocurra".
Una elección a hacer, no un patrón a repetir: unos Demócratas que desesperadamente defienden el estatus quo; unos Republicanos que acuden a las barricadas.
Wisconsin es el epicentro. Empezó con cuestiones económicas. Cuando el Gobernador Scott Walker propuso que los funcionarios públicos del estado aportaran una parte mayor de su nómina a los planes de pensiones y de salud, inició una revolución. Los maestros se ausentaron por enfermedad. Los centros escolares cerraron. Los manifestantes se agolparon en el capitolio del estado. Los senadores Demócratas abandonaron el estado para paralizar la Legislatura.
Desafortunadamente para ellos, tan telegénico panorama de estilo El Cairo mal copiado concentró la atención nacional sobre la polémica — y sobre los atractivos términos de los acuerdos que los sindicatos del sector público llevaban años cerrando. Se les retenía una quinta parte de centavo por cada dólar de su nómina en concepto de sus pensiones y la cuarta parte de lo que se retiene a los trabajadores del sector privado en concepto de seguro médico.
Los sindicatos entendieron rápidamente que el más del 85% de Wisconsin que no forma parte de este privilegiado colectivo de interés no iba a ver con buenos ojos que "los empleados públicos" se opusieran a unos ajustes que les siguen reteniendo en concepto de pensión menos que a los empleados del sector privado. Inmediatamente capitularon y dijeron estar protestando por la otra sección del anteproyecto, la sección relativa a la negociación del convenio colectivo.
Efectivamente. Walker comprende que un recorte puntual no significa nada. La tesitura económica del estado — un déficit presupuestario de 3.600 millones de dólares a los dos próximos ejercicios — no se produce porque sí. Se presenta sobre todo a causa de un desequilibrio de poderes durante medio siglo entre los sindicatos y los políticos con los que negocian colectivamente.
En el sector privado, el capitalista sabe que cuando negocia con el sindicato, si se deja llevar por las buenas intenciones, perderá hasta la camisa. En el sector público, los políticos que aprueban cualquier acuerdo no se están jugando ninguna parte de su dinero. Muy al contrario, cuanto más favorable sea el grado al que cedan a las exigencias sindicales, más probable será que sean receptores de la generosidad sindical a las próximas elecciones. Es el entramado perfecto.
Para corregir estos incentivos perversos que benefician a las dos partes de la negociación a expensas del contribuyente, el anteproyecto de Walker limita cualquier futura negociación entre gobierno y sindicatos exclusivamente a los salarios. Excluidas de las negociaciones quedarían las pensiones, los términos favorables de una negociación así más fácilmente ocultables que hay que pagar después de que los políticos que los negociaron hayan desaparecido. El anteproyecto también obliga a que los sindicatos sean homologados cada año y a que las cuotas de afiliación sean voluntarias.
Reconociendo esta amenaza al poder sindical, el Partido Demócrata anda metiendo dinero a manos llenas en la batalla. Los sindicatos del sector privado se han contraído hasta menos del 7% de la mano de obra. La fuerza de los Demócratas reside en los funcionarios públicos que constituyen ya la mayoría de la población activa afiliada a un sindicato y brindan un apoyo masivo al partido. Para ellos, Wisconsin representa un efecto de contagio peligroso.
De ahí el interés del momento actual – su claridad cegadora. Aquí tiene a los Demócratas, avatares del progresismo reaccionario, tratando desesperadamente de aferrarse a los réditos de sus glorias pasadas — desde la insostenible protección social federal de los ancianos promulgada cuando la esperanza de vida era de 62 años a las masivas promesas por escrito hechas a los sindicatos del sector público cuando las arcas del estado estaban llenas y nadie prestaba atención.
Los Demócratas de Obama se han convertido en el partido del no. ¿Recortes de verdad a los presupuestos federales? No. ¿Reforma del bienestar? No. ¿Reforma tributaria? No. ¿Desmantelar la simbiosis corrupta y fiscalmente insostenible entre los sindicatos del sector público y las administraciones estatales? Ni se le ocurra.
Hemos escuchado a todo hijo de vecino — desde la propia comisión de deuda de Obama al jefe del Estado Mayor – llamar amenaza mortal a la nación a la inminente crisis de la deuda. Hemos visto inmolarse a Grecia. Podemos ver el futuro. La única pregunta ha sido: ¿Cuándo va a despertar de una vez el país?
Sorprendentemente, la respuesta es: ahora mismo. Encabezada por el reconocidamente progre estado de Wisconsin – Scott Walker a nivel estatal y el secretario del Comité Presupuestario Paul Ryan a nivel legislativo – una nueva generación de Republicanos ha visto la deuda y está cruzando el Rubicón. Temerariamente seguros, plantean la pregunta a la nación: ¿Somos serios?
© 2011, The Washington Post Writers Group
- 28 de diciembre, 2009
- 23 de julio, 2015
- 10 de junio, 2015
- 16 de junio, 2013
Artículo de blog relacionados
- 8 de septiembre, 2006
Por José Raúl González Merlo Prensa Libre La seguridad alimenta-ria es tema de...
24 de junio, 2008El Nuevo Herald Oliver Sacks publicó un artículo extraordinario en The New York...
23 de febrero, 2015Infobae - Economía Para Todos En algunos medios se lee que el Gobierno decidió aplicar...
2 de diciembre, 2020