El Diario Exterior
En una obra reciente, Paul A. Rahe se refiere al fenómeno político al que denomina “despotismo blando”. Lo del ahora “bolivariano” y ex “sandinsita” -y en realidad comunista para beneficio propio- Daniel Ortega no lo es. Es otra cosa, distinta: es “autoritarismo encubierto”, un fenómeno político peligrosísimo particularmente vigente en nuestra región, que consiste en disimular con ropajes democráticos las conductas que son anti-democráticas, ocultándolas de mil maneras, normalmente mediante fraudes y manipulaciones institucionales.
Esto es a través de deformaciones constantes de las instituciones de la república. Así como de delegaciones de poderes y facultades del Poder Legislativo al Poder Ejecutivo que, violando la división de poderes, mecanismo esencial en las democracias, escandalizarían a Montesquieu o Tocqueville. A lo que se agrega, casi siempre, un escandaloso cercenamiento de la independencia e imparcialidad del Poder Judicial, al que realmente se “somete” de mil maneras, de modo de que sea tan sólo un “agente” del gobierno, encargado de legitimar esas deformaciones y de “protegerlo” cuando de investigaciones sobre corrupción se trate.
Todo lo antedicho se cubre y disimula con un manejo sistemático de los medios de comunicación amigos y con más dura la hostilidad hacia los independientes y con una presencia constante y vociferante en las calles, de modo de generar una “opinión” favorable al discurso único, el propio. Terrible. Pero así son las cosas.
Un escándalo mayúsculo
Estos días, leer el diario “La Prensa” de Managua, el medio de la familia Chamorro, un símbolo de la libertad en Nicaragua, da pena. Para hacerlo basta entrar en
www.laprensa.com.ni. Duele, advierto. Como duelen muchas cosas que nos suceden. Porque el humo que las cubre es el mismo.
Ocurre que Daniel Ortega, como se esperaba, acaba de anunciar su candidatura a la reelección como presidente de su país en las elecciones de este año. Aunque su Constitución lo prohíbe explícitamente.
Lo hizo ante el “IV Congreso Extraordinario del Frente Sandinista de Liberación Nacional” (FSLN), que también delegó en Ortega la elección de su compañero o compañera de fórmula. Algunos creen que esa elección recaerá en su ambiciosa esposa, Rosario Murillo.
La decisión fue unánime, como es habitual entre los autoritarios. Y desconoció que la Constitución del país prohíbe a una misma persona ejercer más de dos mandatos o aspirar a la re-elección continua. Así lo dispone concretamente su artículo 147, sin margen para las dudas. No obstante lo cual, una mayoría circunstancial de la Corte Suprema -controlada por los partidarios de Daniel Ortega- declaró que esa limitación inequívoca de la Constitución de Nicaragua era “inconstitucional” respecto de Ortega.
Para disimular, Ortega que siempre ha sido el único candidato del FSLN, incapaz de elegir a ningún otro, dijo que más adelante habrá un “recambio generacional” en “las demás” direcciones de su partido. No en la cúpula, que le pertenece, como bien ganancial, claro está.
Mensajes a favor de Khadafi, un amigo en problemas
En esa oportunidad volvió a alentar a su amigo Muamar Khadafi, el dictador libio que ordenara a sus sicarios tirar contra su propio pueblo. Como Hugo Chávez o Evo Morales, quienes también se “solidarizaron” audazmente con el desequilibrado “líder” libio, interpretando correctamente que él es “del mismo palo” que ellos. Sin inmutarse siquiera por el genocidio que acaba de cometer en las calles de Trípoli. Nada más oportuno que aquello de “dime con quien andas”. Lo cierto es que todos son autoritarios, encubiertos algunos. Y es oportuno preguntarse ¿dónde está la “voz unificada” de UNASUR sobre Libia? En ninguna parte. Y en su lugar hay silencios cómplices.
El entusiasmo de la “tropa propia”
Comentando acerca de la decisión de re-elegir a Ortega, su compañero de aventuras, el “comandante” Tomás Borge, embajador de Nicaragua en el Perú, señaló que si no es re-electo “volverán los apagones y habrá programas sociales, deportivos y de educación”. Eso es populismo barato y creer que la gente es tonta. Pero es la amenaza electoral.
El lugar de la Asamblea del FSLN estaba repleto por una multitud, en la que muchos parecían autómatas alquilados. Y a lo mejor lo eran, al mejor estilo de quienes hacen política en las calles.
Otras voces
Los autoritarios suelen tener “malas relaciones” con la Iglesia Católica. Por eso no sorprende que, pocas horas antes de la “proclamación” de Daniel Ortega a la manera de los circos romanos, Monseñor Silvio Báez, Obispo Auxiliar de Managua, en una homilía señaló que no hay forma de “dar legitimidad” a las pretensiones de Ortega, porque ellas son “a todas luces inconstitucionales”. Obvio. A lo que agregó que Nicaragua, “más que nunca, necesita legitimidad” y que, si Ortega sigue adelante, las elecciones se harán “con una mancha de origen”. Finalmente agregó que estamos frente a “una manipulación clara de la Constitución”.
Las declaraciones de Monseñor Báez se hicieron en la Catedral de Managua, ubicada al costado noroeste de la rotonda del Metrocentro, en donde, apenas unas horas antes, los opositores al FSLN y otras organizaciones de la sociedad civil habían realizado una manifestación en contra de la re-elección de Daniel Ortega. Llegaron sin las caravanas de colectivos escolares que normalmente transportan a las “multitudes alquiladas”. Por su cuenta, espontáneamente entonces.
Monseñor Báez, con buen criterio, exhortó a sus fieles a mantener la paz y a ser tolerantes, evitando verse unos a otros como enemigos por el sólo hecho o circunstancia de no compartir ideologías.
Pobre pueblo el de Nicaragua, jaqueado por la ambición personal sin límites del autoritario Daniel Ortega, su esposa y de quienes lo rodean, para muchos de los cuales se trata no solamente de un ansia incontrolada de dominación política, sino de una oportunidad de enriquecimiento económico, de espaldas a la ley.
Emilio J. Cárdenas, Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.