Todos caerán

El Nuevo Herald

El sátrapa de Túnez, Zine El Abidine Ben Ali, fue derrocado por la revolución de los jazmines, alentada por jóvenes de 20 a 23 años. Hosni Mubarak cayó con el movimiento del 25 de enero, en Egipto. El turno era para Moamar Kadafi, quien también ha gobernado a Libia como un feudo. Su hijo, a quien pensó legarle el poder, estudió en el London School of Economic Science.

Los pueblos árabes han aprovechado la chispa de Túnez para levantarse contra las tiranías que por décadas les han oprimido. Sus derechos han sido violados, las mujeres discriminadas y la juventud no ve posibilidad de cambio ni bienestar futuro. La oposición ha pagado con vidas y sangre la resistencia al régimen. En la actual coyuntura ese pueblo masacrado está solo. Estados Unidos no actúa. Europa que siempre aparece dando lecciones de moral mira para otro lado. Muchos gobiernos aceptaron el soborno de los millones de Kadafi y abandonaron a los rebeldes. Europa muestra sus dos caras: una para juzgar a gobiernos de América Latina por irrespetar estructuras jurídicas internacionales. Otra para callar la voz mientras vende armamento, celulares y tecnologías al gobierno libio. Qué incómodos se deben sentir los europeos que suelen criticar la ética de Estados Unidos en otras horas.

–¿Crees que en Siria, Irán y Arabia Saudita se repitan las protestas?

Nadim Saleeby, experto en temas del Medio Oriente, egresado de Georgetown University, me responde: «No será ahora, pero pienso que sí''.

–Y usted, ¿qué tal en Venezuela?

–Aquí, queriendo ser Egipto –contesta Antonio Camirra en Caracas.

–¿Cuál será la suerte de Kadafi? –le pregunto a Latifo Kassidi, periodista marroquí.

–Se suicida o lo eliminan sus propios mercenarios. Está matando no solo a su gente, también a mercenarios de Africa Central. Tiene gente de Venezuela y de Cuba, fogueados en Angola. Otros de Níger y Etiopía.

–¿Con quién está Al Jazeera, la cadena de televisión que presenta una gran cobertura de las revueltas?

–Tiene su base en Qatar y la maneja el segundo del jeque. Va con las mayorías. Marruecos le cerró oficialmente sus oficinas, por el problema del Sahara y el Frente Polisario, luego de cuatro notas periodísticas.

–¿Cuál es el origen de las revueltas?

–El pueblo ya no aguantaba más. Es algo parecido a lo que ocurrió en Europa del Este en los ochenta, con Checoeslovaquia, Rumania. Los árabes ya no pueden emigrar a Europa por la religión. Le están poniendo freno al Islam, el uso de la burka y la vestimenta musulmana. Inglaterra es el país con mayor población de integristas. Aprovechan el espacio político y con recursos de países ricos como Libia y Túnez para ganar terreno.

–¿Existen antecedentes de estas revueltas?

–Jamás. Ni en tiempos de Al Andalus existió una revuelta contra los dirigentes. El Corán predica obediencia primero a Dios y segundo al gobernante.

–Los jóvenes de hoy lo que buscan es su bienestar.

–Eso es correcto. Son musulmanes pero quieren una vida mejor. Han encontrado apoyo en las redes sociales, el Internet, los text messages, Twitter y Facebook.