Ecuador: Un banano libre
En el país hay, oficialmente, 11.000 productores de banano y 140 exportadoras. Muchos dicen que existe un oligopolio en la comercialización del banano y que es necesario que el Estado intervenga para evitar “la explotación, el acaparamiento y la intermediación especulativa”. Esto ha resultado en que hoy el Estado fije un precio mínimo de exportación.
¿Hay un oligopolio en la comercialización del banano? Enrique Ampuero, quien trabajó décadas en el Instituto de Investigaciones Agropecuarias del Ecuador (INIAP), escribió un ensayo en 2001 donde explicaba que aunque solo sean 5 empresas las que participen en el mercado mundial del banano (Chiquita, Dole, Fresh Del Monte, Fyffes y Pacific) estas compiten ferozmente entre ellas. Por ejemplo, en 1999 Chiquita perdió su liderazgo frente a Dole.
En el mercado nacional es difícil argumentar que hay un oligopolio ya que no hay impedimento para que se formen nuevas empresas comercializadoras de banano y durante la última década se han multiplicado. Nadie impide que un empresario empiece con una pequeña empresa que comercialice a nivel local y que, luego de adquirir experiencia y capital, evolucione hacia una exportadora importante. Esto ya ha sucedido y una mayor intervención del Estado podría desalentar esos emprendimientos.
El banano tiene dos temporadas: la alta y la baja. Ampuero describe la temporada alta como “el periodo de buenos precios y pocas quejas” y la baja como el periodo donde “se intensifican los reclamos de los productores por ‘precios justos´”. Hasta ahora no se han logrado poner de acuerdo entre productores y exportadores cuál es el precio justo y este se determina a base de criterios políticos.
Siempre se habla de los abusos cometidos por los exportadores que quieren comprar a un precio demasiado bajo. Se habla de esto como si fuese una constante cuando en la práctica esto solo ocurre durante la temporada baja. Durante la temporada alta los exportadores siempre pagan un precio superior al oficial. Y es precisamente porque los exportadores estaban pagando durante estos últimos meses un precio por encima del oficial (temporada alta) que muchos productores no han querido firmar los contratos anuales que el Código de la Producción demanda.
Los productores de banano que demandan la protección del Estado esperan que el Estado los alivie de tener que asumir las pérdidas y los riesgos relacionados con su negocio. ¡Qué maravilla! Quién no quisiera invertir en un negocio donde el Estado le garantiza que su producto nunca se venderá por debajo de X precio.
Pero hay que tener cuidado con eso. Ya cientos de productores empezaron a sufrir los efectos de la burocratización (todavía mayor) de su industria. Por ejemplo, la semana pasada César Caivinagua de Machala, quien vendía a 8 dólares la caja se quedó con 150 varadas, ya que el trámite de registrar el contrato se demora más de una semana. César debería poder pactar libremente todo el año con los exportadores que desee. En un mercado libre César podría hacerlo, asumiendo las pérdidas cuando el precio esté bajo y gozando de las ganancias cuando esté alto.
Afortunadamente, los bananeros han prosperado pese a las intervenciones del Estado e hicieron del Ecuador un líder en el mercado mundial del banano. Esperemos que se las ingenien para seguirlo haciendo.
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