La difícil relación del comunismo y José Mújica
En el Uruguay son muchos los que, en la otra vereda del Frente Amplio, están gratamente sorprendidos por el andar sensato del Presidente José Mujica. Hasta ahora, al menos.
Sensatez que puede tener que ver con aquello de que a la izquierda suele ser mejor tenerla en el poder que en la oposición, porque ejercer el poder modera. En cambio, se pueden decir toda suerte de disparates desde fuera del gobierno, cuando se es oposición. Casi sin límites. Pero cuando se tiene la responsabilidad de empuñar el timón de un país y responder por ello ante la historia, los más pensantes y menos fanáticos suelen elegir la prudencia y el realismo.
Pero lo cierto es que José Mujica ha sorprendido también al Partido Comunista del Uruguay, pero en este caso no demasiado gratamente. Así acaba de confirmarlo el senador por ese partido, Eduardo Lorier, que dijo que no se hubiera (en su momento) definido a favor de la candidatura de Mujica, si hubiera sabido “cual iba a ser su línea económica”, que obviamente quedó en manos de Astori y de sus seguidores y colaboradores. Precisamente porque son los más serios y los que más saben del grupo oficialista.
Hoy los comunistas son claramente la oposición “dentro” del gobierno y desde esa posición “presionan” a Mujica para que se adopten posturas de corte más “radical”, esto es más marxista. Particularmente en el plano tributario y en el de la seguridad social. Sin éxito, queda visto.
Mujica no arriesga. Hace lo que cree se debe, dentro de una gestión prudente, no alocada. No de aquellas de “pan para hoy y hambre para mañana”, que terminan pagando nuestros hijos y nietos, en actitud inmoral e hipócrita que -sin embargo- es aún frecuente en América Latina.
Los comunistas uruguayos se quejan además (amargamente) de la actitud “crítica” de Mujica hacia Cuba que, dicen, “roza la intromisión en los asuntos internos de otro país”. Prefieren el silencio, de modo que nada se advierta ni se diga respecto del gigantesco desastre humanitario que es el castrismo. A Cuba “no se la critica”. Por ningún motivo. Aunque Raúl Castro haya admitido -expresa y públicamente- los errores mayúsculos cometidos. Increíble, pero así piensan. Esa es su “ecuanimidad” y esa su “sinceridad”.
Ocurre que no le perdonan a Mujica el haber recibido en Montevideo a las valientes “Damas de Blanco”, cuando una delegación de esa agrupación visitara ese país en su lucha por tratar de obtener la liberación de los presos cubanos “de conciencia”, o sea de los “disidentes”. En esto coinciden los comunistas uruguayos con la remanida frase de Juan Perón, en aquello de: “para los amigos todo, y para los enemigos, ni justicia”, dicho que resulta imposible de aplaudir, al menos desde el equilibrio.
Reconocen, sin embargo, que a Mujica “no se le han subido los humos a la cabeza”. Y en esto tienen toda la razón del mundo. El hombre que alguno compara con el popular “Viejo Vizcacha”, de José Hernández, sigue trabajando bien, con andar sensato y sencillo a la vez.
Sin necesidad de rodearse de aplausos, candilejas, bombos ni platillos. Ni de encabezar inauguraciones cotidianas y reiteradas de cualquier cosa que esté a la vista. Ni, menos aún, de multitudes alquiladas vociferantes, a la manera del kirchnerismo, en la otra orilla. Un mismo río, dos márgenes distintos y dos “culturas” políticas diferentes, según es evidente.
Emilio J. Cárdenas fue Embajador de la República Argentina ante la ONU.
- 28 de diciembre, 2009
- 23 de julio, 2015
- 16 de junio, 2012
- 25 de noviembre, 2013
Artículo de blog relacionados
Clarín La batalla por el Presupuesto ha sido la primera gran confrontación en...
14 de noviembre, 2010Prensa Libre Aumentar el salario mínimo en una época tan económicamente difícil no...
30 de diciembre, 2008Perspectivas Políticas Desde hace más de doce años, quienes se han ocupado de...
24 de junio, 2015- 18 de agosto, 2020