El socialismo y la pobreza
La pobreza tiene, entre otras, causas económicas, y aunque es un fenómeno complejo, podríamos explicarla como un resultado directo de desigualdades que nacen con el hombre. En una sociedad siempre quedarán personas que reciban menos que otros, si el reparto fuera igualitario y en base a las "necesidades", como pretenden los comunistas, igual, no alcanzaría para todos, somos demasiados, vivir cuesta caro y si el Estado es socialista, de seguro irá en contra de los sectores productivos (quitándoles recursos, controlando sus ganancias) lo que inevitablemente disminuirá la capacidad de esa sociedad de crear riqueza; habrá menos que distribuir. Además, siempre hay prioridades, para los socialistas sería mantener al Estado representado por su líder, su camarilla (partido) y el aparato represivo del que debe disponer, lo que significa una alta erogación de recursos pues sus estilos de vida y gastos de mantenimiento necesitan de gruesas partidas presupuestarias, pero sin ese Estado sería imposible mantener la ilusión de que se está haciendo "justicia social".
El liberalismo clásico y el capitalismo son políticas que han probado históricamente las más capaces de producir riqueza, las que mejor distribuyen los recursos y las que brindan mejor calidad de vida a las sociedades que las ponen en práctica; su promesa es multiplicar los recursos para la prosperidad general en medio de un clima de libertades y reglas claras, pero si hay algo que no intentan es eliminar la pobreza, lo que es imposible, ya que la pobreza, aunque se puede disminuir, no se puede erradicar.
El capitalismo premia el emprendimiento y el trabajo en un ambiente de libre competencia donde entran en juego el interés y la preparación del individuo, el estilo de vida al que aspira y la voluntad que tenga en conseguir sus metas, lo que genera competencia; el que trabaje menos, el que esté menos preparado, al que le falte interés e iniciativa, ganará menos, por lo que siempre existirá la desigualdad en los ingresos. Aparte de estas condiciones, privan los talentos y las habilidades de las personas que en ciertas circunstancias son ventajas que los harán sobresalir sobre el resto de sus congéneres, pero el éxito de éstos se reflejará en la prosperidad general, generarán con sus emprendimientos oportunidades de trabajo, y bienes y servicios necesarios para la sociedad.
Ya lo había observado Benjamín Franklin: "Estoy de acuerdo en hacerle el bien al pobre, pero difiero en la manera de cómo hacerlo. Creo que la mejor manera de hacerle bien al pobre es no hacerle fácil la pobreza, pero sí guiarlos y estimularlos para que salgan de ella". Franklin decía que en sus viajes había observado que mientras más se le proveía al pobre con comodidades y servicios, cuanto más impuestos se les imponían a los ricos para atender a los pobres, mas insolentes, violentos, viciosos y flojos éstos se comportaban. Estas políticas lo que hacían era incrementar la pobreza, advirtió.
El socialismo se vale de los pobres, de la desigualdad para promover la peor solución posible, hacen del Estado un ente interventor y violador de los derechos humanos para poder despojar de riqueza a los que tienen y la han trabajado, y supuestamente dársela a los que menos tienen, bajo la premisa de que los ricos robaron a los pobres y que las nacionalizaciones, las expropiaciones y las confiscaciones son formas de hacer "justicia social", de devolverle a los desposeídos lo que originalmente era de ellos, que más que un argumento, es una excusa, una mentira populista para generar el abuso, el robo y el atraso generalizado.
El Estado socialista no crea riqueza, es incapaz de hacerlo ya que se empeña en destruir el aparato productivo privado y es ineficiente con las empresas públicas; la única manera que tienen de hacer un amago de igualdad en el reparto de los ingresos es, inevitablemente, con el empobrecimiento general, la ruina de la sociedad, que logran fundamentalmente cuando reparten según las necesidades, sin importar el esfuerzo y el trabajo que deben dar los beneficiarios como compensación.
De esta manera pauperizan a las sociedades, las someten con un Estado policial y de control, prohíben derechos fundamentales como la propiedad privada, la libre expresión e información, la libertad de prensa y persiguen a la disidencia con el fin de mantener en el poder a una organización política que goza de todos los privilegios y riqueza en nombre de los pobres.
Y es muy fácil convencer a los resentidos, el resentimiento se alimenta de la envidia y de la creencia que una persona que no trabaja, que nada aporta a la sociedad, que no tiene talentos puede acceder a estilos de vida y a ingresos que no merecen, y puedan, por medio del robo, el asalto, la violación o la simple inscripción en el partido de gobierno, quitarle a los que sí han trabajado y arriesgado sus bienes para obtener una propiedad o industria, para ellos sentarse en la oficina del gerente y con su ignorancia y mala fe arruinar una empresa que nada les ha costado y que no les duele (el caso de la CVG es un ejemplo patético de lo que explico).
Pero hay algo más grave aún, los gobiernos socialistas financian a otros Estados socialistas para que subyuguen a sus pueblos y arruinen sus economías, todo esto, en nombre de los pobres.
- 28 de diciembre, 2009
- 23 de julio, 2015
- 16 de junio, 2012
- 25 de noviembre, 2013
Artículo de blog relacionados
Clarín La batalla por el Presupuesto ha sido la primera gran confrontación en...
14 de noviembre, 2010Prensa Libre Aumentar el salario mínimo en una época tan económicamente difícil no...
30 de diciembre, 2008Perspectivas Políticas Desde hace más de doce años, quienes se han ocupado de...
24 de junio, 2015- 18 de agosto, 2020