El aumento del ahorro en EE.UU. es parte del nuevo equilibrio mundial
NUEVA YORK. – El ahorro se ha transformado en un símbolo de estatus en la era de la nueva frugalidad. Las tribulaciones de la crisis financiera -desde el incumplimiento en los pagos de hipotecas a los planes 401(k) de ahorro para la jubilación- mostraron a las familias estadounidenses la necesidad de tener sus cuentas más ordenadas.
Para una cultura que celebró una mentalidad de "comprar hasta más no poder", la frugalidad ha sido algo difícil de digerir. En consecuencia, el progreso ha sido lento, pero se ha avanzado.
Los últimos datos sobre ingresos y gastos, publicados el lunes, muestran que las familias estadounidenses ahorraron un 5,8% de sus ingresos después de impuestos en febrero. Esa fue la tasa promedio para todo el 2010, y un ritmo mucho mejor al registrado antes de la recesión, cuando los consumidores ahorraban poco más del 2%.
Una mayor tasa de ahorro es un paso pequeño para restaurar el necesario equilibrio mundial. Estados Unidos debe aprender a vivir dentro de sus posibilidades. Pero ese cambio de conducta tiene consecuencias. Las naciones emergentes tendrán que depender menos de Estados Unidos y desarrollar sus mercados de consumo internos.
Eso porque un mayor nivel de ahorro implica menores gastos.
En mayo del 2009, economistas del Banco de la Reserva Federal de San Francisco evaluaron el impacto de una mayor tasa de ahorro sobre el consumo en Estados Unidos. Su meta era estimar cuánto tendría que crecer la tasa de ahorro para presionar el coeficiente deuda-ingresos -que en ese momento se ubicaba en más del 130%- hacia el 100% dentro de los próximos 10 años. El estudio calculó que la tasa de ahorro de las familias tendría que aumentar desde el 4% en ese momento, al 10% hacia finales del 2018.
"Un aumento en las tasas de ahorro de esa magnitud sustraería cerca de tres cuartos de punto porcentual al crecimiento del consumo anual cada año, en un escenario hipotético de referencia en el cual la tasa de ahorro no cambiaba", concluyó el estudio.
Lo que no se mencionó fue que, a medida que los consumidores estadounidenses modifican sus prioridades, los productores extranjeros que dependen de Estados Unidos tendrán que adaptarse.
¿Cuál sería el impacto sobre las importaciones si las familias estadounidenses elevaran su tasa de ahorro en apenas un punto porcentual, desde el 5,8% al 6,8% en el 2011?
Haciendo un cálculo simple, y suponiendo que los ingresos después de impuestos crecieran un 3,2% este año, el nivel de ahorro tendría que aumentar en cerca de US$140.000 millones. Ese dinero debería restarse del gasto, del cual un tercio es para bienes.
En los últimos seis años, las importaciones representaron cerca del 17,5% del gasto en productos de consumo ajustados por el precio, excluidos vehículos y energía. Por lo tanto, si los consumidores estadounidenses elevaran la tasa de ahorro en un punto porcentual este año, significaría cerca de US$8.000 millones menos en importaciones reales.
Eso no es mucho, si se considera que Estados Unidos importó cerca de US$1,7 billones (según el valor del dólar del 2005) el año pasado. Pero el lastre sobre las importaciones podría ser mayor si las familias aumentan su tasa de ahorro aún más. Después de todo, la tasa muchas veces menudo superó el 9% en los 70 y los 80.
Sin embargo, hay que reconocer que las familias estadounidenses están yendo en la dirección correcta. Nadie pensó que la restauración del equilibrio a nivel mundial se lograría rápidamente.
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