Ecuador: ¿Adoctrinamiento escolar?
Bienvenidos al nuevo año escolar en la Costa. Luego de gastar en libros, útiles, uniformes y demás, al fin nuestros chiquitos están listos para reiniciar su carrera estudiantil. Si usted es de aquellos padres a los que les gusta saber en qué está invertido su dinero, lo invito a darle una ojeada a los libros de texto de sus hijos para este año lectivo.
Se dará cuenta de que sin preguntarnos, en los textos escolares se han incorporado algunas ideas de las “mentes lúcidas” de Montecristi. Hasta donde recuerdo, cuando votamos por aprobar la Constitución, jamás nos preguntaron si aprobábamos además que les cambien el método de enseñanza escolar a nuestros hijos… ¿o sí? A lo mejor ustedes recuerdan algo que yo no, pero según mi memoria, jamás se dijo que los libros de escuela debían reflejar algunos temas de “avanzada” que veladamente nos “metieron” en la Constitución de los 300 años. Aunque claro era de suponerse, ¡pensé ingenuamente que la audacia no sería tanta!
Con sorpresa he visto que en los nuevos libros de Educación General Básica (léase primaria para los que empezamos a pintar canitas) se han incluido temas que no responden a realidades históricas del país sino a criterios subjetivos, tampoco se presentan las cosas de manera objetiva, ni de acuerdo a la edad del niño. Para que nos entendamos, una actividad de clase para un niño de séptimo de Básica (entiéndase sexto grado de nuestra época) es discutir sobre la legitimidad de la deuda externa contraída con bonos Brady; una palabra del glosario de términos de una unidad es “coyotero”; y una unidad entera se dedica a criticar disimuladamente la aplicación de la política económica neoliberal y los efectos de un TLC con Estados Unidos, haciendo hincapié que la mejor forma de unidad es la iniciativa latinoamericana, léase ALBA. Todo esto con la sal y pimienta de ir conduciendo el texto para que el niño opine lo que el editor del libro piensa; es decir, ¡adoctrinamiento puro! Por supuesto no podían faltar la igualdad de género; los métodos anticonceptivos (abortivos por cierto); el buen vivir y la Pacha Mama como rectores de nuestras vidas y otras perlas que se dan por ciertas, como si fueran temas que no merecen discusión.
Una cosa es que por falta de instrucción y guiados por campañas publicitarias millonarias, la mayoría haya votado Sí en el referéndum y otra, muy distinta, es que esa misma mayoría permita que se metan con sus hijos y la forma cómo hay que educarlos. Estoy seguro de que si a esos mismos votantes les preguntamos lo segundo, todos ellos dirían que NO.
El daño es irreparable, cuando consideramos que la mayoría de los padres de familia ni siquiera se asoman a los libros de sus hijos; y otros más no tienen la instrucción suficiente para refutar con argumentos lo que el libro dice.
Como padre de familia pido, exijo, que se enseñe a nuestros chicos desde una perspectiva objetiva, sin imponerles ideas ni pintarles panoramas de color rojo; que se respete la libertad de pensamiento y de educación; que si alguien debe decidir cómo educar a sus hijos somos nosotros: sus padres; no el Estado a través de textos que imprimen en la cabeza de un muchacho sin criterio formado, juicios de valor hechos por una “editorial”.
- 23 de enero, 2009
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