Washington está a dieta y quiere cortar los subsidios para el campo
WASHINGTON—La búsqueda de recortes ha llegado a esto: incluso los subsidios agrícolas —miles de millones de dólares en gastos que ambos partidos apoyaron durante años— están en juego.
Con el auge de la economía agropecuaria y Washington a dieta, un programa de la década de 1990 que entrega cheques a los agricultores podría ser recortado e eliminado el próximo año cuando el Congreso trate un nuevo proyecto de ley agropecuaria quinquenal.
Un grupo de legisladores conservadores ha puesto sus miradas en estos pagos directos, e incluso los demócratas de estados agrícolas a los que les gusta el programa, dicen que los altos precios de los granos hacen que los desembolsos de alrededor de US$5.000 millones anuales sean más difíciles de justificar. Recientemente, la Asociación Nacional de Productores de Maíz, un grupo de presión del sector, instó al Congreso a modificar el programa, por el temor de que fuera eliminado totalmente.
Washington busca hacer ahorros por todos lados, incluso programas en otros tiempos considerados sacrosantos, entre ellos agropecuarios y del gasto en defensa. El borrador de presupuesto de 2012 del presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, pone en la mira los subsidios agrícolas. Busca recortar US$30.000 millones durante una década —a partir de la aprobación de un nuevo proyecto de ley agropecuaria en 2012— del total de US$150.000 millones en subsidios agrícolas previstos.
"Estamos muy concentrados en controlar el gasto: eso implica muchas cosas que incluso a mí me gustan", dijo el presidente de la Comisión de Agricultura de la cámara baja, Frank Lucas, republicano de Oklahoma. Los pagos directos "son un blanco", dijo el senador Mike Johanns, republicano de Nebraska, ex partidario del programa.
Los pagos a los agricultores, ahora en riesgo, se suponía que iban a ser temporales. Los legisladores diseñaron el programa en la ley agropecuaria de 1996 para independizar a los productores de arroz, granos para forraje, algodón y luego soya de años de subsidios ligados a mantener parte de su tierra en barbecho, o sea sin producir.
Los pagos directos han permanecido y ahora son parte fundamental de los subsidios agrícolas estadounidenses. Los US$5.000 millones en pagos directos a los agricultores representan la tercera parte de los alrededor de US$15.000 millones de subsidios que recibió el año pasado el sector, según datos del gobierno.
Se benefician alrededor de un millón de agricultores que ocupan 105 millones de hectáreas de tierra distribuidas en 364 de los 435 distritos legislativos, según el Departamento de Agricultura y el Environmental Working Group, una organización que quiere eliminar algunos subsidios agrícolas y usar los recursos para proteger el hábitat natural.
Con el auge del sector agrícola —el Departamento de Agricultura de EE.UU. calcula que los ingresos netos agrícolas de este año serán los segundos en importancia de los últimos 35 años— los pagos directos se han transformado en un blanco fácil. El economista de la Universidad de Iowa, Chad Hart, hace notar que los pagos van a los agricultores sin considerar ni el precio de los cultivos ni su calidad, una forma de proveer asistencia sin violar las reglas internacionales del comercio.
Los subsidios agrícolas han sobrevivido a intentos previos para recortarlos y sus defensores probablemente mencionen que siguen existiendo en Japón y la Unión Europea. Esta vez, el sector en EE.UU. ha moderado su defensa del statu quo.
"Nuestros representantes en el Congreso nos dicen que ya no pueden apoyar este programa", dijo Anthony Bush, experto de políticas agropecuarias de la Asociación Nacional de Productores de Maíz. "En tiempos de precios récord, que el gobierno esté entregando dinero de esta manera, no es políticamente posible, viable o popular en estos días".
Bush dijo que los productores de maíz serían los que tendrían más para perder si los pagos directos fueran eliminados totalmente. Dijo que US$2.100 millones aproximadamente de un total de US$5.000 millones de los pagos directos van a ese grupo.
Los futuros del maíz cerraron el miércoles a US$7,63 por bushel, un poco por debajo del récord histórico de US$ 7,70 el martes. Los precios han aumentado a más del doble desde mediados del año pasado debido a la fuerte demanda para exportaciones, el récord en la producción de etanol y la sostenida demanda de los ganaderos.
La Asociación Nacional de Productores de Maíz votó este mes a favor de "investigar una transición de los pagos directos" a una forma políticamente más aceptable de subsidio.
Roger Johnson, presidente de la Unión Nacional de Agricultores, dijo que los subsidios directos se habían vuelto indefendibles porque no van a los agricultores que más los necesitan para superar tiempos difíciles.
El 10% de los receptores de los pagos reciben 67% de los fondos, según David DeGennaro, del Environmental Working Group.
—Tom Polansek contribuyó con el artículo.
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