El oro ¿una inversión inteligente? Un argumento a favor
Debería un portafolio de inversión tener oro? Yo creo que sí, por varias razones.
A corto plazo, el oro puede ser un refugio seguro en tiempos de crisis. No sabemos cuándo será la siguiente crisis, pero hemos visto muchos "cisnes negros" (eventos extraordinarios) en los pasados años. La triple tragedia en Japón es apenas el último ejemplo. Nuestros mercados y nuestro mundo parecen determinados a pasar por períodos de crisis y de calma. En este sentido, el oro puede ser visto como una protección a corto plazo, o una medida especulativa contra la volatilidad.
Es difícil creer que se avecina un período de estabilidad. La Reserva Federal de Estados Unidos, Fed, está desesperadamente tratando de estimular la economía. Los precios inmobiliarios siguen siendo débiles y el desempleo se mantiene elevado en ese país, que sigue siendo uno de los motores económicos mundiales. En el lado político, Oriente Medio sigue en plena agitación y el golpe triple de terremoto, tsunami y desastre nuclear amenaza la economía de Japón, la tercera del mundo. En los pasados tres años, hemos aprendido que los eventos pueden viajar extremadamente rápido en un mundo cada vez más conectado. La estabilidad será cada vez más fugaz, quizá permanentemente.
Una simple apuesta
A largo plazo, el oro es una buena forma de apostar a que la inflación subirá, una posibilidad cada vez mayor. A medida que los gobiernos batallan con problemas de deuda y los bancos centrales intervienen a su favor, podemos ver cómo se debilitan las monedas en muchos países desarrollados. ¿Por qué usar oro en lugar de otra cobertura contra la inflación? Por la simplicidad: el oro puede mantenerse en la mayoría de los portafolios, particularmente a través de fondos que cotizan en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) y cuyas acciones son invertidas en lingotes.
Otra consideración para el largo plazo es que el oro podría recuperar parcialmente su estatus como una moneda de reserva. Una cosa es que los inversionistas individuales se protejan con oro contra la inflación y otra es que los bancos centrales lo hagan.
Si los bancos centrales empiezan a comprar oro en serio, crearán una demanda adicional. Incluso si los bancos centrales simplemente mantienen sus reservas del metal, limitarían el suministro. Cualquiera de estos escenarios impulsará el precio del oro.
Sin embargo, no todas las razones para poseer oro son pesimistas. Un número sin precedentes de personas está ingresando a la clase media en el mundo. Este grupo representa una fuente creciente de demanda de oro. Esta es, de hecho, la razón por la que en 2003 empecé a invertir en oro para mis clientes.
Algunos podrían estar en desacuerdo filosóficamente sobre el valor que le adjudicamos al oro, un metal con pocas aplicaciones industriales que no produce renta. Pero, como todo, su precio lo determina la oferta y la demanda. La oferta siempre ha sido limitada y la demanda siempre ha sido elevada.
Históricamente, este metal ha sido valioso para la gente de todas las culturas. Por ejemplo, los conquistadores españoles encontraron culturas en América que también atesoraban el oro. Estas fueron dos civilizaciones independientes en lugares opuestos del planeta y, sin embargo, ambas valoraban al mismo metal amarillo.
En otras palabras, el oro ha sido atesorado desde antes de la invención de las acciones, los bonos, las monedas mismas, los créditos o los seguros contra incumplimiento de pagos. Cuando forma parte de un portafolio de activos que generan renta, el oro ofrece cierta protección contra la inflación.
Muchos críticos plantean dudas sobre la ética de poseer oro, pero debatir la moralidad de un tipo de actividad económica sobre otra, rara vez encontrará una respuesta que satisfaga a todas las partes. ¿La minería explota a los mineros? ¿El medio ambiente? ¿Ofrece prosperidad a los países productores? ¿O fomenta la corrupción y economías mal diversificadas? Estas preguntas se plantean casi sobre cualquier producto. Si cuestionamos al oro de esa forma, debemos cuestionar igualmente a otros productos.
Cabe aclarar que el oro viene con algunas salvedades, y los inversionistas deberían incorporarlo en sus portafolios sólo entendiendo los riesgos. En primer lugar, puede ser volátil y los precios ciertamente se ven más inflados de lo que se veían hace una década.
Pero están lejos de ser una burbuja. El oro, que por estos días ronda los US$1.400 por onza, tendría que superar los US$2.000 por onza para igualar su máximo histórico, ajustado por la inflación.
En conclusión, a corto plazo, provee algo de protección contra eventos inesperados y a largo plazo ofrece una cobertura en contra de la amenaza de la inflación.
—Briaud es una planificadora financiera y socia de la firma Briaud Financial Advisors, una firma de Texas.
- 23 de julio, 2015
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