¿Se acerca una crisis en Latinoamérica?
Durante el reciente torneo de tenis Sony Ericsson realizado en Key Biscayne, me sorprendió ver que la mayoría de la gente que me rodeaba en el estadio eran turistas latinoamericanos, cuyas conversaciones giraban en torno de cuantas cosas acababan de comprar en Miami. Pensé para mis adentros: “Si esta afluencia económica parece una nueva burbuja económica, probablemente lo sea’’.
Ahora, varios estudios nuevos publicados durante las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en Washington D.C. confirman lo que el sentido común debería haberles enseñado a los economistas hace varios meses: que existe un verdadero peligro de que el actual ciclo de crecimiento económico de Latinoamérica sea demasiado bueno para ser cierto, y que —si no se adoptan urgentes medidas en la región— tal vez no dure mucho.
A diferencia del optimismo sobre America Latina que proyectaban las instituciones financieras internacionales y las agencias de calificación crediticia hace apenas unos meses, cuando muchas de ellas pronosticaban que ésta podría ser “la década latinoamericana”, el clima de las reuniones de este fin de semana en Washington fue de nerviosismo sobre el futuro económico de América Latina.
Un documento interno del FMI titulado “Manejando la abundancia en América Latina para evitar la crisis’’, fechado el 7 de abril, empieza con un diagnóstico sombrío: dice que la región está en una etapa de “doble viento a favor persistente, con riesgo de un fin abrupto”. Explica que gran parte de la actual prosperidad de la región se basa en dos circunstancias externas extraordinarias —una abundante liquidez global que resulta en una gran entrada de capitales a la región, y un aumento en los precios mundiales de las materias primas gracias a la demanda de China — que posiblemente no duren mucho.
“La intensidad inusual de estas condiciones externas favorables puede dar lugar a la acumulación de vulnerabilidades y a un mayor riesgo de una reversión repentina’’, dice el estudio. “Las condiciones externas favorables pueden ocultar vulnerabilidades subyacentes en las cuentas fiscales, financieras y externas, así como generar posible complacencia y exuberancia’’.
Traducido a un idioma entendible, esto significa que muchos de los países de la región están gastando más de lo que deberían, tienen monedas sobrevaluadas, y no se están preparando para el futuro. El documento interno del FMI advierte en su primera página que refleja la opinión de sus autores y no necesariamente la del FMI, pero su autor principal es Nicolás Eyzaguirre, el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.
Un estudio aparte, publicado por la Brookings Institution y dado a conocer al inicio de las reuniones del FMI y el Banco Mundial, también refleja temores sobre el futuro de la región.
El estudio de 80 páginas, titulado “Perspectivas económicas latinoamericanas”, dice que “hoy, el recalentamiento y las presiones inflacionarias están en aumento, y muchos reguladores financieros se preguntan si el crédito doméstico ya no está creciendo de manera excesiva”. Agrega que “un área de especial preocupación” en Brasil y en otros países de la región son los excesivos créditos bancarios a los consumidores, que posiblemente nunca sean pagados.
¿Qué ha hecho que los economistas internacionales hayan pasado de repente del entusiasmo al nerviosismo sobre Latinoamérica?, le pregunté a Mauricio Cárdenas, coautor del estudio de Brookings. Cárdenas, un ex ministro de desarrollo económico de Colombia, me dijo que hay crecientes indicios de que los factores externos que habían beneficiado a Latinoamérica pueden desaparecer, además de tendencias preocupantes dentro de la región.
China, cuya compra de materias primas se ha convertido en un motor principal del crecimiento de Sudamérica, acaba de anunciar que disminuirá su meta anual de crecimiento del 10 por ciento al 7 por ciento en los próximos cinco años, algo que indudablemente causará una caída de la importación china de materias primas, explicó Cárdenas. Además, es posible que Estados Unidos aumente pronto las tasas de interés, algo que le restará capitales a Latinoamérica, agregó.
“Hay que ahorrar en la época de las vacas gordas”, me dijo Cárdenas. “Estamos a tiempo, pero justo: Es probable que veamos un cambio de las condiciones externas tan pronto como el año próximo”.
Mi opinión: Los economistas internacionales están abriendo los ojos. Gran parte de Latinoamérica no había visto un mejor contexto económico internacional como el presente en muchas décadas, y sería un crimen que los países sigan sin ahorrar un porcentaje de sus ingresos externos para poder mantener sus programas sociales cuando las condiciones externas se deterioren, así como para empezar a mejorar ya mismo sus bajos niveles de educación, ciencia y tecnología. Todavía están a tiempo de hacerlo.
Fue muy lindo ver tantos turistas latinoamericanos felices durante el torneo de tenis de Key Biscayne, pero sería mucho más lindo si su actual bonanza tuviera bases más sólidas, asegurando que durará mucho tiempo.
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