Cuba y Venezuela: ¿un mismo país?
Un grupo de analistas se puso a revisar el ADN del régimen revolucionario cubano, a raíz del VI Congreso del Partido Comunista, determinando un porcentaje del socialismo radical, fragmentos enteros del Libro Verde de Gadafi, su dosis creciente de capitalismo de Estado y mucho militarismo. Queda a juicio de cada quien precisar las diferencias y similitudes con Venezuela, lanzada en una batalla de expropiaciones, autocensura de los medios de comunicación social y criminalización de la protesta; sin embargo es esencial aclarar que estas últimas son numerosas, dramáticas, abarcan los distintos sectores sociales y la geografía nacional. En síntesis, estamos en presencia de una protesta.
En Cuba, después de 50 años de dictadura, consideran que los dirigentes no deben permanecer más de 10 años en el poder, pero no hay una generación de relevo porque la gerontocracia que la gobierna ya ha cumplido ocho décadas. Lo anterior atenta contra la reelección indefinida, un poder controlando a los demás y abre una fisura en una sociedad perseguida y encarcelada, donde no se permite ni siquiera que las "damas de blanco" marchen por las calles sin ser agredidas por lo activistas del Partido Comunista. El ansia de poder tiene momentos en que predomina sobre la política, sin embargo tarde o temprano la política bien entendida logra reducir y dominar esta parte oscura: las circunstancias deben facilitar el advenimiento de las libertades.
El nuevo modelo económico recorta en un millón de funcionarios la nómina del Estado, plantea la autogestión de empresas públicas, la entrega de créditos a los ciudadanos, la reducción de renglones de la libreta de abastecimientos hasta su total eliminación, y la autorización para la compraventa de viviendas y automóviles. Como un témpano de hielo, hay una parte que muestra el modelo chino de un país con dos sistemas que conviven a través de un partido único y el modelo económico capitalista; desarrollándose un híbrido a la larga insostenible.
Carlos Alberto Montaner afirma que es insólito "Querer construir un socialismo sin subsidio y un capitalismo sin mercado. Eso es la cuadratura del círculo. No tiene destino". Mientras, con la ayuda de Caracas y las remesas de los emigrados en Florida, se vive a duras penas la terapia intensiva de la revolución, que necesitó 50 años para darse cuenta que había equivocado el camino, terminando en una dinastía familiar. Lo cierto es que se han autorizado 140 mil licencias para oficios y miniempresas y Cuba, sin admitirlo, se acerca a marchas forzadas al capitalismo con hoteles de lujo, campos de golf, productos importados y ganas de mejorar la calidad de vida, dejando a un lado el discurso interminable y la involución como fórmula de subsistencia.
Cualquier ciudadano de nuestro país puede observar que el oficialismo se ha inspirado en Cuba y Libia, en la primera se controla hasta la manera de caminar y en la segunda el mundo descubre de repente una dictadura ominosa, inmoviliza sus fondos en los entes financieros internacionales y la bombardea en nombre de los derechos humanos. ¿Son Cuba y Libia regímenes corruptos, o reflejan una idiosincrasia árabe y latina cuyas características son inmodificables? ¿Por qué la Isla de la Felicidad quiere descentralizar y nuestro pretendido modelo criollo hace todo lo contrario? ¿Es de sentido común seguir haciendo disparates en nombre del llamado socialismo real?
Los dos países mencionados no tienen oposición, ni Congresos que interpelen a los funcionarios públicos ni sectores de la sociedad que puedan entrabar la acción de la administración pública. ¿Entonces por qué fracasan, la sociedad se empobrece y los edificios de vivienda se caen por la falta de mantenimiento y/o el bombardeo de la OTAN? ¿Estamos hablando de un moderado reformismo cubano o realmente hay la decisión de incorporarse al siglo XXI con sus ingredientes tecnológicos y la globalización?
Si Cuba y Venezuela son un mismo país, tal y como lo han reiterado sus gobernantes, ¿cómo se entiende este cambio contradictorio en las medidas económicas y políticas sociales? Uno se acerca a China y quiere separar al partido de gobierno del Estado para hacerlo eficiente y productivo; el otro pretende integrar partido, gobierno, Estado y sociedad en la vía al totalitarismo. La democracia es una lucha que nunca termina y las armas no legitiman el poder. Así, claro y definitivo.
- 23 de julio, 2015
- 4 de febrero, 2025
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