La última fuga de Mujica
MONTEVIDEO.- Antes del golpe de Estado, cuando luchaba armas en mano por la "liberación nacional y el socialismo", José Mujica se escapó dos veces en menos de un año de la cárcel de Punta de Carretas (septiembre de 1971 y abril de 1972). Cuatro décadas después, el viejo guerrillero acaba de volver a evidenciar su insólita habilidad para las fugas cinematográficas.
Como en ese entonces, con menos de un año de diferencia logró escapar dos veces de la misma situación. La primera ocurrió el año pasado, cuando tres de los 17 senadores del Frente Amplio optaron por no votar el proyecto de anulación de la ley de caducidad que había sido aprobado en Diputados. La segunda se estaba registrando en la madrugada de hoy, cuando un proyecto similar al anterior, pero que esta vez sí había logrado ser aprobado en el Senado, no lograba mayoría en la Cámara baja. En el Senado faltaron tres votos; en Diputados ahora le faltaba apenas uno.
Aunque permitió que su canciller, Luis Almagro, lo impulsara, Mujica nunca estuvo de acuerdo con este proyecto. El, como otros importantes referentes del movimiento tupamaro, cree que lo mejor es dar vuelta la página y suturar las heridas del pasado. No quiere ver, como dijo hace un año atrás, "milicos viejos presos". Tiene clarísimo que el proyecto de anulación de la caducidad choca de frente contra la perspectiva de la reconciliación. Por eso mismo, especialmente durante las últimas semanas, hizo un esfuerzo muy visible para persuadir a los dirigentes frenteamplistas de no aprobarlo. Además de argumentar insistentemente contra el proyecto, Mujica dio un paso muy riesgoso. Hace pocos días, acompañado por Danilo Astori, su vicepresidente, e invocando la autoridad del ex presidente Tabaré Vázquez, visitó la bancada de diputados del Frente Amplio para pedirles enérgicamente que no votaran la ley anulatoria.
Si el año pasado el Parlamento hubiera aprobado la anulación de la ley de caducidad, la política de "reconciliación nacional" impulsada por el presidente hubiera sufrido un golpe mortal. Si hoy los diputados aprueban la ley anulatoria, su autoridad se verá notablemente disminuida.
Mujica ha mostrado ingenio para escapar de las dos amenazas. No es un milagro: tres de los cuatro legisladores que, en cada instancia, no votaron el proyecto, fueron elegidos en octubre de 2009 en listas "mujiquistas". Como hace 40 años, lo vuelven a salvar sus amigos.
El autor es politólogo e investigador de la Universidad de la República
- 23 de enero, 2009
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