Cuba: El ineficiente Estado terrateniente
Por Osmar Laffita
Capdevila, La Habana. – Hace 52 años, el Estado cubano amparado en la Ley de Reforma Agraria, se apropió de 4 700 000 hectáreas de tierras de las 6 600 000 aptas para el cultivo existentes en Cuba, convirtiéndose en el omnipresente Estado Terrateniente.
Las 1 800 000 hectáreas restantes, fueron entregadas a título de propiedad a 200 000 campesinos, agrupados en estos momentos en 3 555 Cooperativas de Producción Agropecuarias (CPA) y de Créditos y Servicios (CCS).
Los resultados de las empresas agrícolas propiedad del Estado terrateniente han sido desastrosos. Por ejemplo, Cuba en 1961 produjo el 27% del azúcar del hemisferio occidental, pero en la zafra que acaba de culminar a duras pena fue el 1,2 %, la peor zafra en 150 años.
A principio de 1959 más del 90% del arroz que se consumía, se producía en Cuba. En estos momentos los campos de cultivos, secaderos y molinos, que producen y procesan este básico alimento están en ruinas. Para garantizar las 700 000 toneladas de arroz que consume la población, se compran Vietnam, Estados unidos y Brasil 445 000 toneladas. Las restantes se cosechan y procesan en Cuba.
Para garantizar la cuota normada y la venta liberada de frijoles, se tendrán que importar 90 000 toneladas, algo que hace 50 años no ocurría.
Algo similar ocurre con el café. A finales de los años 50 se cosecharon 60 000 toneladas. El consumo previsto de café para este año es de 18 000 toneladas, pero la cosecha fue de 6 000 toneladas. Para garantizar la distribución normada y la venta en las TRD, se importarán 12 000 toneladas.
Las tierras cultivadas propiedad del Estado terrateniente, más las perteneciente a las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), ascienden a 1 894 000 hectáreas. Las CPA y las de CCS explotan 1 104 000 hectáreas.
Las empresas agrícolas y las UBPC están plagadas de graves deficiencias como resultado del deterioro y paralización de los equipos, la carencia de piezas, insumos y combustible, las dificultades en el riego y la atención fitosanitaria, lo que ha provocado bajos rendimientos en algunos casos y pérdidas de cosechas en otro
Como la mayoría de los planes productivos no se han cumplido, las deudas se acumulan y como el gobierno no subsidia las inrrentabilidades, no pocas de estas unidades se han declarado en quiebra y decenas de ellas han sido cerradas.
La mayoría de estas unidades, al igual que las UBPC, por no cumplir sus planes, continúan pendientes sus compromisos de pago de los créditos concedidos por los bancos, al no tener ganancias, no han podido estimular materialmente a sus trabajadores, a los cuales a duras penas les pagan el salario. Ante tal situación, no pocos han pedido la baja y buscan trabajo en las cooperativas y las fincas de los campesinos.
El aún no resuelto problema del acopio y distribución de las cosechas, motivado por el innecesario trasiego por diferentes puntos concentradores, provoca que los productos lleguen a los mercados agropecuarios estatales tan deteriorados que no son ni por asomo parecidos a los que se recogieron en el surco.
Más del 50% de las tierras cultivables en manos del Estado terrateniente continúan cubiertas de marabú o mal atendidas. Si bien desde la puesta en vigencia del Decreto-Ley 259 en el 2008 a finales de diciembre se habían entregado en usufructo 1 179 795 hectáreas a 130 000 usufructuarios, es prematuro para que se refleje en abundancia de productos en los mercados agropecuarios y puntos de venta.
La baja producción agrícola ha obligado al gobierno a destinar este año 2 400 millones de dólares para la compra de alimentos en el exterior. Por eso resulta hueca y sin ningún fundamento, las consignas propaladas por la prensa oficial acerca de que la producción de alimento es una cuestión de vida o muerte, y que constituye una máxima prioridad asociada a la seguridad nacional.
Las cooperativas en sus diferentes tipos y los campesinos, son lo que a pesar de las enormes trabas, garantizan el 76,6% de las viandas, frijoles, arroz, maíz, hortalizas y vegetales, el 64,7% de la leche fresca que se distribuye directamente en las bodegas y se entrega a las pasteurizadoras, el 72,7% de la carne de cerdo, el 68% del café y el 71% de la miel de abeja, propóleo y cera.
Las empresas agrícolas del Estado terrateniente y las UBPC, no garantizan las producciones que demanda la población cubana. Ante tal fracaso, el gobierno toma la peligrosa decisión de continuar comprando alimentos en el exterior que se pueden producir en Cuba en la cantidad y calidad requerida.
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