Louis Zamperini y el “Memorial Day”
Quizás ustedes hayan oído el nombre, quizás no. Louis Zamperini ha tenido fama, la ha perdido y la ha recuperado más de una vez. Esto sucede cuando uno tiene 94 años de edad y tiene que ser presentado a las nuevas generaciones.
Zamperini fue un delincuente juvenil, luego un corredor olímpico que compitió en las Olimpiadas de 1936 en Berlín, Alemania (allí conoció a Adolf Hitler y a su principal propagandista, Joseph Goebbels), luego se enroló en la Fuerza Aérea del ejército.
Louis se estrelló en el Pacífico cuando un avión de rescate experimentó problemas con su motor. Flotó durante 47 días en una balsa hasta que lo recogió un buque de guerra japonés. El y sus compañeros sobrevivientes fueron llevados a un campamento prisión donde vivieron en condiciones subhumanas, sufriendo inimaginables torturas físicas y mentales.
La increíble historia de “supervivencia, fortaleza y redención” de Louis ha sido narrada brillantemente en el último libro de Laura Hillenbrand, “Unbroken”. Yo me leí las 398 páginas en dos sentadas. Para mí, que soy hijo de un veterano de la Segunda Guerra Mundial, cuyos cuatro tíos también sirvieron, éste es otro de esos libros sobre la “gran generación” popularizados por Tom Brokaw. Leerlo hace más fuerte el orgullo que se siente por ser estadounidense y profundiza la estima que uno siente por aquellos que dieron sus vidas por nosotros.
En una reciente visita a Washington, le pregunté a Louis si él tenía memorias vívidas de sus amigos que murieron al estrellarse el avión y de los que subsiguiente murieron en la prisión. El me contestó, “Las memorias nunca desaparecen. Es como tinta indeleble. Cuando uno vive un período tan intenso como el que nosotros vivimos, esto queda incrustado en su corazón y en su mente”.
Cuando él piensa sobre los que murieron y sobre aquellos junto a los cuales sirvió ¿el Memoríal Day hace esos recuerdos más vívidos? “Uno tiene sus compañeros de universidad, sus compañeros en el equipo olímpico, pero hay algo en los compañeros de combate que es difícil explicar”. El no puede olvidarlos y él no quiere olvidarlos.
Luis me contó que recientemente leyó algo sobre “un muchacho que regresó de Afganistán hace unos tres meses. Le arreglaron su pierna y le dijeron, ‘Bueno, ahora puedes dejar el servicio’, y él les dijo, ‘no, yo quiero regresar a Afganistán para estar con mis compañeros (buddies)”. Así es en la guerra. Es algo totalmente distinto a los deportes y a los buenos amigos. Mis compañeros eran un piloto, el copiloto y el navegante”.
Yo le pregunté a Laura Hillenbrand sobre esa generación sobre la que se ha escrito tanto. ¿Qué cree ella la formó? Ella me comentó, “Lo que más me impresionó sobre esta gente es que todos ellos habían vivido durante la Depresión… y aunque esto fue muy difícil, fue como si hubiesen sido forjados en fuego. Yo creo que los hombres y mujeres que salieron de la Depresión estaban hechos de un material más fuerte que la gente de hoy. Y esto les permitió hacer lo que tuvieron que hacer para sobrevivir la guerra. Les dio un sentido de propósito; les dio fortaleza; les dio la capacidad de soportar. Yo creo que esta es la mayor diferencia entre esa generación y ahora. A nosotros todo nos ha sido más fácil. Nosotros esperamos que se nos den ciertas cosas y las cosas llegan sin sacrificio. Esa generación no tuvo esto”.
¿Qué les diría Hillenbrand en este Memorial Day a aquellos que han perdido seres queridos en la guerra? “Yo creo que los sacrificios que hacen los hombres y mujeres que están en la guerra están entre los mayores que uno puede hacer en su vida. Esta es una forma extraordinariamente significativa de vivir la vida, sobrevivas o no. Algunas de las cosas más bellamente liberadoras de nuestra historia han sido hechas por hombres y mujeres en combate. Yo espero que haya condolencias para aquellos que hayan perdido a un ser querido en el servicio de algo tan grande como lo que las fuerzas militares representan”.
“Unbroken” estuvo diez semanas en el primer lugar y actualmente está en séptimo lugar en la lista de libros más vendidos de The New York Times. Merece estar en cada hogar estadounidense, y la historia de Louis debe estar en el corazón de todos los estadounidenses.
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