Argentina entre los países latinoamericanos que más preocupan por falta de libertad de prensa
Desde hace rato ya que Cristina F. de Kirchner trata de controlar a la opinión pública argentina, para instalar en ella su “discurso único” y perpetuarse en el poder. En su derredor se asume que para ello hasta se harán las reformas constitucionales que sean necesarias. Con dos claras estrategias centrales: (i) conformar un inmenso multi-medio oficial, absolutamente sin precedentes en toda la historia argentina, que opera financiado con los dineros de todos, el de los impuestos; y (ii) perseguir en todos los frentes, sin cuartel alguno, a todos los medios independientes, abusando para ello descaradamente del poder del Estado y actuando con la perversión máxima.
Esta persecución, porque es burda, no ha pasado desapercibida. Ni para los organismos regionales especializados, como es el caso particular de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; ni tampoco para el Gobierno de los Estados Unidos.
Ahora se agrega a todo ello el propio Congreso de los Estados Unidos, que acaba de incluir específicamente lo que sucede en la República Argentina entre sus tres preocupaciones principales en toda la región en materia de libertad de prensa, junto a dos casos extremos: Venezuela y Ecuador, de quienes el gobierno de Cristina F. de Kirchner es un poco disimulado “compañero de ruta”.
En efecto, en el Congreso norteamericano existe un Grupo de Trabajo especial (caucus) dedicado especialmente a seguir muy de cerca la situación de la libertad de prensa en todo el mundo. Ese grupo está conformado por representantes de los dos partidos y es de naturaleza bicameral, esto es contiene tanto a senadores como a legisladores de la Cámara Baja. Tiene una co-presidencia, hoy ejercida por el demócrata californiano Adam B. Schiff y por el republicano de Indiana, Mike Pence.
La semana pasada, concretamente el 23 de mayo, ambos co-presidentes emitieron una declaración unánime en ocasión del Día Mundial de la Libertad de Prensa. Lo hicieron como tributo a los miles de hombres y mujeres en el mundo que, en la actividad periodística, enfrentan la extrema violencia y la represión. Todos los días, con el coraje y las convicciones del caso.
Esa declaración incluye además información precisa acerca de las distintas violaciones a la libertad de prensa que ocurren en el mundo. Tanto respecto de los medios de prensa que sufren censura, directa o indirecta, son multados, suspendidos o clausurados, como de los periodistas, editores y directivos de medios que son intimidados, amenazados, atacados, detenidos y hasta asesinados.
El congresista Schiff, al informar sobre América Latina, incluyó como las tres más graves preocupaciones en materia de libertad de prensa en el hemisferio americano a los tres casos de persecución y acoso presumiblemente más graves, esto es los de: Venezuela, Ecuador y Argentina.
Respecto de la Argentina dijo: “por espacio de dos años, el gobierno argentino ha desplegado una guerra creciente contra aquellos medios que le son críticos”. Lo que es rigurosamente cierto. Agregando: “Específicamente, el gobierno acaba de ser objeto de una decisión de la Corte Suprema de la Nación, en la que se concluye que ha distribuido inconstitucionalmente los fondos destinados a la publicidad oficial, para premiar con ellos a los medios que favorecen sus políticas, mientras priva a sus críticos de ese flujo; está tratando de cerrar y obligar a vender el proveedor más importante de servicios de Internet del país; ha orquestado una sorpresiva inspección tributaria a las oficinas de la empresa de medios más grande del país -en la que utilizó a unos doscientos inspectores de impuestos- para luego excusarse, alegando que todo había sido sólo un “error”; y, en una serie de pasos inspirados directamente en el Manual Peronista original, está agresivamente procurando hacerse del control de la provisión de papel para diario en el país, para de ese modo poder silenciar a los diarios de oposición, a través de impedir que ellos sean impresos”. Más claro, imposible.
Una llamada de atención que seguramente caerá en saco roto. O, peor, que quizás genere reacciones de supuesta irritación, alimentadas por los conocidos resentimientos contra el país del norte y sus ideales.
Queda claro que en el exterior se conoce la dura persecución que ha caído sobre los medios independientes argentinos. Por eso también la “Asociación Nacional de Diarios de Brasil” acaba de galardonar al Presidente del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, con su máxima distinción que, señaló, simboliza “la defensa del derecho a ser informado” como “valor esencial” de una cultura democrática.
La ceremonia, no por casualidad, se llevó a cabo en el edificio sede del “Supremo Tribunal Federal de Brasil”, una de las instituciones de América Latina que más ha defendido la libertad de prensa en los últimos tiempos. Su presidente, Cezar Peluso, aprovechó para señalar “No se debe subestimar la libertad de prensa. Es un pilar institucional de la democracia, tanto como la separación de poderes y las elecciones libres”. Es así.
Emilio J. Cárdenas fue Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
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