Humala no será un Chávez, por ahora
El presidente narcisista-leninista de Venezuela, Hugo Chávez, celebró la victoria presidencial de Ollanta Humala en Perú como “un nuevo amanecer” en Latinoamérica. Pero probablemente habló demasiado pronto: al menos por ahora, Perú será un país mucho más centrista y económicamente abierto al mundo de lo que le gustaría a Chávez.
Puede que Humala, quien —al igual que Chávez—es un ex militar golpista que viene de la izquierda nacionalista, a la larga siga los pasos del presidente venezolano y se convierta en un autócrata. Pero por el momento, no creo que eso ocurra.
Hay muchas cosas parecidas entre los dos hombres, pero también muchas diferencias. Empecemos con las semejanzas: además de sus historias personales, ambos arrancaron con un discurso conciliatorio, y prometiendo cumplir sólo un período en el poder.
Al igual que Humala, Chávez prometió poco antes de su victoria electoral de 1998 que iba “a dejar el poder dentro de cinco años”. Y después de su victoria electoral de 1998, Chávez pidió “hermandad y fraternidad” entre todos los venezolanos.
“El día después de su victoria de 1998, Chávez parecía una mezcla de Jefferson y Roosevelt”, me dijo María Corina Machado, una congresista y líder opositora en Venezuela. “Sonaba como un estadista, y su discurso conciliatorio suscitó expectativas muy favorables”.
En el caso de Venezuela, resultó ser una estrategia de Chávez para ganar tiempo, consolidarse en el poder y luego empezar a desmantelar gradualmente las instituciones democráticas del país, me dijo Machado. Poco a poco, Chávez cambió la constitución, cerró el Congreso, desmanteló el sistema judicial, reprimió a los medios independientes y politizó las fuerzas armadas.
Pero hay grandes diferencias en las circunstancias que rodearon el ascenso a la presidencia de ambos hombres. Entre otras:
• Durante su campaña de 1998, Chávez prometió convocar un referéndum para cambiar la “moribunda” constitución de Venezuela y reemplazar al Congreso. Humala, tras haber barajado inicialmente ideas parecidas, al final de su campaña prometió reiteradamente que no convocará una asamblea constituyente ni cambiará la constitución.
• Mientras Chávez ganó su primera elección prometiendo grandes cambios en medio de una crisis económica, Humala fue electo en un país que goza de prosperidad, con una economía floreciente, baja inflación y un nivel récord de inversiones. Humala ganó porque muchos peruanos sentían que no se estaban beneficiando lo suficiente de la prosperidad del país, y no — como en el caso venezolano — porque sintieran que el país estaba yendo en una dirección equivocada.
“El país está tranquilo, la economía está firme, en crecimiento”, y eso no va cambiar, dijo Humala días atrás en Brasil. Es un mensaje muy diferente al que daba Chávez en su momento.
• Mientras que Chávez ganó por un amplio margen en 1998, con 16 por ciento más de votos que su rival más próximo, Humala ganó con una ventaja de menos del 3 por ciento. Esa diferencia no le confiere un mandato para introducir cambios radicales.
• Mientras que poco después de ser elegido en 1998 Chávez reemplazó el Congreso por uno lleno de sus simpatizantes, Humala tendrá que gobernar con una minoría de 47 bancas en el Congreso unicameral peruano, que tiene 130 escaños. El presidente electo de Perú necesitará el apoyo de los 21 legisladores del ex presidente de centro-derecha Alejandro Toledo para conseguir una mayoría parlamentaria.
En una entrevista telefónica, Toledo me dijo que su respaldo a Humala durante la reciente campaña “no fue un cheque en blanco”. Señalando que Humala necesitará el apoyo del bloque de Toledo en el Congreso, agregó: “No respaldaremos ningún intento de destruir el sistema democrático”.
¿Cómo puede estar seguro de que Humala no seguirá la estrategia de Chávez de empezar lentamente, y después desmantelar gradualmente las instituciones democráticas?, le pregunté a Toledo.
“No tengo una garantía del cien por ciento de que no lo hará”, me dijo Toledo. “Pero si reniega de sus promesas, daremos una batalla frontal en defensa de la democracia y la libertad de expresión”.
Toledo agregó que “si advertimos alguna intromisión de Venezuela en los temas de Perú, ¡olvídate! ¡Seremos celosos guardianes de las libertades democráticas!”
Mi opinión: Por el momento, Humala no será un Chávez. Lo más probable es que sea una mezcla entre el ex presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez y el presidente de El Salvador Mauricio Funes, con asesores políticos brasileños.
Eso podría cambiar en el futuro, por supuesto, si los precios mundiales del petróleo se disparan y Venezuela empieza otra vez a gastar fortunas para comprar lealtades políticas en la región. Pero eso parece improbable ahora, dada la recesión económica mundial y los problemas económicos de Venezuela.
Por ahora, es probable que haya un nuevo amanecer en Latinoamérica, pero será protagonizado por una segunda generación de líderes izquierdistas moderados que no adoptarán las recetas totalitarias y ahuyentadoras de capitales de Chávez.
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