Argentina: Cuando la corrupción es premiada
20 de junio, 2011
20 de junio, 2011
Argentina: Cuando la corrupción es premiada
A pesar de haberla citado en varias oportunidades, vuelvo a reproducir la famosa frase de Ayn Rand que dice: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada." Tal vez de tanto repetir esta frase a los argentinos nos entre en la cabeza la necesidad de limitar el poder del Estado para, por lo menos, limitar la corrupción que, sustentada en el roban pero hacen, por momentos parece ser indiferente al conjunto de la población.
Si uno ve el escándalo de las madres de plaza de mayo y lee el párrafo de la cita anterior que dice: “cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores…” puede entender porque cientos de millones de pesos salieron de los bolsillos de los contribuyentes y fueron a parar, previa escala en el Estado, a las arcas de las madres de plaza de mayo. Esos cientos de millones de pesos no los recibieron porque tenían antecedentes intachables de eficiencia y transparencia en materia de construcción de viviendas, más bien fue su kirchnerismo militante el factor que determinó que el dinero del trabajo de los contribuyentes fluyera hacia las madres de plaza de mayo.
Cuando se destapa el enriquecimiento de Shocklender y leemos la parte de la frase de Ayn Rand que dice: “cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo…” parece escrita especialmente para Argentina. Claro que Shocklender no es el único personaje que habría acumulado una fortuna en estos años. El mismo matrimonio presidencial parece haber tenido una envidiable habilidad para hacer negocios, particularmente logrando saltos patrimoniales por los cuales compraban muy barato lo que luego sería muy caro. Algo así como el arbitraje perfecto. Un arbitraje casi hecho con el diario del lunes.
Particular interés siento por esta parte de la frase: “y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted”. ¿Por qué siento particular interés en esta parte de la frase? Porque las leyes me obligan a pagar altos impuestos, la AFIP mete sus narices en mi vida privada, se apropian del fruto de mi trabajo para que, finalmente, mi dinero vaya a parar a casos como el de las madres de plaza de mayo que recién ahora, y porque el tema tomó dimensiones de escándalo público, son investigadas. Hasta ahora esa institución estaba protegida por la militancia prokirchnerista y yo sigo desprotegido ante la ley porque el Estado se apropia del fruto de mi trabajo para que cientos de millones de pesos hayan sido manejados sin ningún control o, si se prefiere, con total descontrol.
¿Por qué ocurrió este escándalo de corrupción que involucra a las madres de plaza de mayo? Porque estamos bajo un sistema económico intervencionista y estatista que justifica sus atropellos a la propiedad privada en la solidaridad social. En nombre de la justicia social se cometen los atropellos económicos y se generan los escándalos de corrupción más resonantes desde 1983.
A esta altura del partido uno se pregunta si el intervencionismo estatal del gobierno es por ideología o un instrumento para disponer a su antojo del fruto del trabajo ajeno y generar bolsones de corrupción de dimensiones inesperadas. Casi podría decirse que los casos de corrupción del pasado, sin justificarlos, son, por comparación, robos de gallinas frente a lo que está sucediendo en el país.
Pero si el intervencionismo estatal es el “argumento” que usa el gobierno para tener un instrumento de arbitrariedad en la asignación de recursos, la destrucción de la división de poderes es el paso necesario para tratar de lograr la impunidad. Primero aplico el intervencionismo estatal como forma de organización económica, luego esgrimo la bandera de la solidaridad social y los derechos humanos para justificar la forma arbitrara de manejar los recursos, y finalmente necesito intimidar a los jueces e ignorar el Congreso para no ser controlado ni sancionado. Y, como frutilla del postre, hago populismo de todo tipo para entretener a la gente mientras un elefante lleno de corrupción pasa por delante de mis narices. Fútbol para Todos, incentivar el consumo en forma artificial para que la gente se sienta feliz porque que puede comprar un televisor plasma, un celular o un auto cero kilómetro, milanesas para todos, etc. Algo así como pan y circo.
Como de costumbre, voy a seguir siendo políticamente incorrecto. En ningún país que tenga gente educada y con valores de la cultura del trabajo y del esfuerzo personal, se tolera ni el 10% de los escándalos corrupción y atropellos institucionales que vivimos en Argentina.
Puedo entender, aunque no justificar, que al inicio de la gestión de Kirchner, la combinación del viento de cola del exterior más la demanda de orden luego de la crisis del 2001/2002 le haya permitido avanzar al matrimonio en la destrucción institucional mientras la gente ignoraba o toleraba los escándalos de corrupción. Pero ya han pasado 8 años desde aquél 2003 y no hay justificativo para que una parte importante de la población mire para el costado ante tanto escándalo.
Siguiendo con mi postura políticamente incorrecta, solo un pueblo ignorante puede tolerar tanto atropello. Un pueblo fácil de comprar con espejitos de colores puede aceptar un televisor a cambio de ser saqueado con inflación, impuestos y corrupción.
Si seguimos por este camino, en que la corrupción es recompensada y la honradez es un sacrificio, el país será cada vez más corrupto hasta que todos quieran vivir de la corrupción y nadie trabaje. En ese caso, la corrupción se quedará sin los recursos necesarios para mantener el populismo, recursos que salen del esfuerzo de la gente honrada. Si la gente honrada se transforma en corrupta o deja de trabajar harta de ser saqueada, el famoso modelo de inclusión social estalla en mil pedazos.
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