¿Por qué Estados Unidos no tiene una superestrella del fútbol?
The Wall Street Journal Americas
Estados Unidos ha ganado más de 1.000 medallas de oro olímpicas. Ha producido 26 campeones del Abierto de Gran Bretaña, 14 tenistas número 1 y dos ganadores del Tour de France. Es el país de nacimiento de Michael Phelps, de la leyenda del voleibol Karch Kiraly y del maestro de ajedrez Bobby Fischer. Un estadounidense apodado "el camión volquete" casi se convirtió en gran campeón de sumo.
Pero hay una proeza que este país rico y populoso no ha logrado aún y que, si acontecimientos recientes son indicio de algo, no logrará en el futuro cercano.
Ningún estadounidense jamás se ha convertido en una genuina súper estrella internacional del fútbol.
La mayoría de los argumentos potenciales en contra han sido acallados en semanas recientes tras el irregular desempeño de EE.UU. en la Copa de Oro, el campeonato regional que ha ganado cuatro veces, la más reciente en 2007.
Tras abrir con una victoria deslucida de 2-0 contra Canadá, hubo una desanimada y sorpresiva derrota por 2-1 ante Panamá (la primera para EE.UU. en la ronda inicial) y una vergonzosa puja de 1-0 contra la temerosa fuerza de Guadalupe (una isla de 452.000 habitantes).
Posteriormente volvió a despertar las esperanzas al acceder a la final tras tomar revancha contra Panamá, pero perdió la final contra México pese a tener una ventaja de dos goles.
Estos horribles resultados fueron marcados por el hecho de que los mejores jugadores del equipo, Landon Donovan y Clint Dempsey, convirtieron varias oportunidades fáciles de gol en la clase de errores notorios por los que incluso un jugador juvenil sería abucheado por sus propios padres.
"No tiene sentido", dijo Tommy Smyth, comentarista televisivo. "Voy a mi parque local y hay 10 partidos allí todo el día un sábado, ¿y me dicen que no es posible encontrar una joya allí?". Después de todo, como observó Smyth, su país de origen, Irlanda, ha producido una abundancia de grandes jugadores (Shay Given y Roy Keane entre ellos) aunque tiene una población de apenas seis millones de personas.
EE.UU. se está quedando sin excusas rápidamente. Una vieja línea de defensa era que no hay suficientes niños estadounidenses que juegan al fútbol. Pero ese número oscila en alrededor de 15 millones, por lo que ya no es un argumento razonable. Otro argumento es que deportes como el baloncesto, el fútbol americano y el béisbol atrapan a los deportistas estadounidenses de físico más fuerte de EE.UU., una idea que se hace trizas a los pies del mejor jugador del mundo, Lionel Messi, de Argentina, de apenas 1,70 metros de estatura. Cualesquiera sean las deficiencias del sistema futbolístico de EE.UU., sus recursos son seguramente mayores que los de Trinidad, país de origen de Dwight Yorke, de Manchester United, o los de Togo, de donde es oriundo Emmanuel Adebayor, del Real Madrid. Lo mismo vale para Samuel Eto'o, de Camerún, y Didier Drogba, de Costa de Marfil.
"Causa perplejidad", dijo Charlie Stillitano, el ex ejecutivo de las Ligas Mayores del Fútbol de EE.UU. que ahora encabeza la división de fútbol de la agencia de talentos CAA. "Uno creería que sólo la suerte, la naturaleza y Dios producirían algo así".
Durante el partido de EE.UU. contra Guadalupe, a Dempsey, lo más parecido a una estrella que EE.UU. tiene, se le escaparon jugadas servidas y cabezazos. En el segundo tiempo, jugó con la pelota frente a un arco vacío en vez de hacer un gol. "No fui lo suficientemente bueno con mis probabilidades", dijo Dempsey tras el juego. "Simplemente no pude conseguir un gol".
Por supuesto, no hay escalera más empinada para trepar en el deporte que el fútbol organizado, que se juega en unos 200 países y territorios. Aproximadamente la mitad de los 7.000 millones de personas del mundo tienen menos de 25 años y para la mayoría de los hombres de cuerpo atlético entre ellos, el fútbol es la obsesión. "Gran Bretaña es una monocultura de fútbol y también lo es la mayor parte del resto del mundo", sostuvo Stefan Szymanski, coautor de "Soccernomics". Y no todos los estadounidenses son uniformemente malos: Dempsey anotó 12 goles para el Fulham este año en la Liga Premier de Inglaterra, el máximo de un estadounidense.
Sunil Gulati, presidente de la Federación del Fútbol de EE.UU., señaló que hubiera esperado que un jugador estadounidense se hubiera convertido en el astro principal de uno de los principales clubes del mundo para este momento, pero que no le "sorprende" que no haya ocurrido. "Hay tan pocos jugadores en ese nivel", afirmó. "Creo que es algo que ocurrirá con el tiempo".
Gulati indicó que a EE.UU. le conviene construir una amplia base de excelencia y un sistema que pueda fomentar el talento en vez de una espera a lo Godot por un icono del fútbol estadounidense. Un país tiene su mejor probabilidad de producir un físico ganador del premio Nobel, dijo, si tiene un conjunto de grandes universidades de investigación con 50 científicos excelentes.
La mayoría de los críticos culpan de las deficiencias a los entrenadores. Eric Wynalda, ex jugador internacional de EE.UU., sostuvo que los jugadores estadounidenses sufren por recibir demasiado adiestramiento. "Somos un país que entrena de más", afirmó. "Los talentos y las habilidades de nuestros jugadores ahora exceden el conocimiento de los entrenadores, por lo que el resultado es el estancamiento".
"Simplemente no tenemos la infraestructura", dijo Ben Alamar, editor fundador del Journal of Quantitative Analysis in Sports. "¿Contra quién jugaría una potencial súper estrella de EE.UU. aquí al punto en que puedan estar en un alto nivel en Europa?"
Quizá el mejor jugador nacido en EE.UU. es Giuseppe Rossi, criado en Nueva Jersey. Pero después de que se convirtió en uno de los mejores jugadores juveniles del país, su padre italiano decidió que la mejor oportunidad para su que hijo tuviera una carrera profesional era mudarse a Parma para entrenarse con el equipo juvenil del club de ese país. Rossi, ahora de 24 años, juega para Villareal en La Liga de España y ha hecho 93 goles en su carrera profesional. Rossi rechazó varias oportunidades para jugar con la selección de EE.UU. Eligió Italia.
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