La floreciente Turquía, polo de desarrollo en el Bósforo
ESTAMBUL.- Mientras Grecia se desmorona, en la nación vecina bullen los negocios. Turquía evoluciona y se desarrolla como una potencia económica que sorprendió con sus tasas de crecimiento de los últimos años y que se ha convertido en destino de "inmigrantes económicos".
Y los griegos también llegan: cuando las autoridades turcas registraron el año pasado un creciente número de personas en busca de trabajo provenientes del país vecino, el asunto llegó a la prensa en Estambul. Con una mezcla de asombro y orgullo, la potencia económica emergente registraba a los "trabajadores de acogida" de la Unión Europea (UE), que millones de turcos asocian a una vida mejor.
Y ahora, mientras Grecia se tambalea al borde de la bancarrota y debate un doloroso plan de ajuste, en Estambul las máquinas de la construcción trabajan hasta la noche. Los inversores extranjeros buscan oportunidades en nuevas fábricas y centros comerciales en Anatolia.
Cerca de la Acrópolis se enfrentan policías y manifestantes; en el Bósforo no cesan las noticias de éxitos. Bajo el gobierno del conservador islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo, (AKP) del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, la economía creció en promedio un 5% en los últimos cinco años. Además de Estambul, otras ciudades se han convertido en centros económicos que comercian sus bienes en todo el mundo.
En estos momentos, la aerolínea Turkish Airlines (THY) es considerada por el instituto especializado Skytrax la mejor de Europa.
"La estabilidad política es un elemento importante", afirma Marc Landau, director ejecutivo de la Cámara de Comercio e Industria turco alemana en Estambul. Muchas de las empresas alemanas ven a Turquía como el centro de una la región que abarca desde el Golfo hasta el Norte de Africa.
"Los bajos salarios se han convertido en un factor secundario. En los países vecinos de Europa del Este, como Rumania o Bulgaria, son más bajos, pero también es menor la productividad", afirma Landau.
Muchos empleados en Turquía no cobran más del salario mínimo de unos 570 dólares, pero la mano de obra tiene buena formación, y los empresarios, considerablemente más. En el país que aspira a entrar en la UE, el ingreso per cápita es casi la mitad que los ingresos medios europeos: si en 2002 era de sólo el 36%, en 2010 llegaba al 48%, según la oficina europea de estadísticas Eurostat. Con ello superó a países de la propia Unión Europa, como Bulgaria o Rumania. Sin embargo, en Grecia se sigue ganando considerablemente más, con el 89 por ciento.
Y en los mercados financieros, Turquía adquiere dinero más barato que otros Estados europeos.
A pesar de la resistencia de algunos economistas, Erdogan renunció a nuevos créditos del FMI y con ello evitó también condiciones para su manejo económico. El paso pareció enormemente arriesgado, pero los inversores no perdieron la confianza.
Turquía explotó además su papel como puente entre países: con más de 60 Estados, tiene libertad de movimiento libre de visado. Los extranjeros son bienvenidos, sobre todo si traen dinero e ideas de negocios.
Pero las puertas abiertas hicieron también que llegara un gran número de trabajadores de Europa del Este y de Estados árabes, que Turquía y su sistema social no esperaban.
En todo el mundo se está dando un desplazamiento de fuerzas, escribió Erdogan a comienzos de año en la revista Newsweek . "La crisis financiera ha demostrado que Europa necesita más dinámica y cambio: los mercados laborales europeos y los seguros sociales están en coma. Las economías europeas no crecen y las sociedades europeas son casi geriátricos", añadió, casi con soberbia.
Pero también hay voces de alerta, que consideran demasiado arriesgada la fuerte dependencia de Turquía del sector de la construcción y del capital extranjero a corto plazo. Además, el gobierno aún no consiguió desarrollar la parte oriental del país, más pobre, y vencer la brecha entre pobres y ricos entre los 73 millones de habitantes.
El que alguna vez fue un niño problemático se convirtió en un joven fuerte y Grecia ha tomado a su vecino como posible ejemplo. Otros países también vivieron fuertes crisis y después volvieron a ser fuertes, dijo una vez el primer ministro griego, Giorgios Papandreu, en Turquía. "¿Por qué no podemos hacer lo que nuestro vecino turco logró?"
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