La vuelta al mundo en 360 millones

ABC Digital

Mediante las numerosas e incontables negociaciones del actual gobierno se ha logrado que el Gobierno brasileño pague por el uso que hace de la energía eléctrica de Itaipú. 

Lo que no se sabe es si es un pago, un desembolso, una gratificación, una retribución, un honorario, un sueldo, una recompensa, una compensación, una remuneración o un regalo de los rapais kuéra para el pueblo paraguayo. Algo tenían que entregarnos, ya que estos bandeirantes no respetaron nada, ni tan siquiera nuestra frontera seca ni hídrica y mucho menos una línea imaginaria como la de Tordesillas del 7 de junio del año 1494.

Si me apuran, y si no también, puedo asegurar que debe ser uno de los pocos logros importantes en estos casi tres años del DC (Desgobierno del Cambio). Y, como dijo un legislador bien criollo y en permanente estado de reposo cerebral, “no podemos dejar de olvidar” a unos cuantos precursores que procuraron la recompensa brasileña. Lo que realmente deberíamos hacer es olvidar a unos cuantos, y sobre todo a los componentes de los anteriores gobiernos.   

El Paraguay recibía de Itaipú 120 millones de los verdes por año para repartir en el país y a los muchachos de turno para convertirlos en estancias, mansiones, terrenos, 4×4, aviones, ahorros y en prestanombres. Cualquier otra inversión se podría averiguar con el rapiñero gobierno anterior. Todavía no tenemos la plata y ya nos peleamos por ella. Es más, ni tan siquiera existe un programa de uso eficiente de todo lo que ingresará por la hidroeléctrica. Deben sumar por año unos 360 millones de dólares al decidir el Gobierno brasileño la entrega de 240 millones más que deben venir desde este año. Al no contarse con un planteo formal de uso de esa enorme cantidad de dinero, por lo menos cada uno ya tiene una idea de lo que quiere, pero siempre buscando calmar la necesidad de tantas personas y de la suya propia.       

Podríamos aumentar el número de viajes del Presidente, quien seguramente no habrá hecho todavía el periplo que sueña por falta de efectivo a pesar de tener más millas recorridas que algún excelente piloto de la British Airways.   

Los coquitos de alguna institución gubernamental pueden revestirse o ser incrustados con algunas pepitas de oro de Paso Yobái, y procurar con eso tratar de justificar el exorbitante precio que se paga por esos auríferos panificados.    

También, teniendo en cuenta el último discurso presidencial en el que alabó la gestión realizada por dos ministros destituidos, podría ser utilizado el dinero en justificar la destitución por lo menos con premios incluidos. Si los que se van son tan buenos y eficientes, ¿para qué y por qué se van? ¿Los que se quedan y vienen son malos?  

La plata de Itaipú podría seguir cobijando a la parentela para fortalecer el nepotismo. Se puede animar a las FF.AA. para que compren y sigan robando armas. También para organizar mejores y auténticas fiestas de San Juan. Algo estúpido deben seguir haciendo.   

Con este casi millón de dólares por día del que podremos disponer, se pueden comprar muchas Harley, ya que la gente se divierte bastante viendo a su Presidente sobre dos  ruedas. Podríamos entregar ese dinero al inversor Johannsen para que duplique los fondos. Eso sí, con el riesgo de irse al fondo y de reclamar el dinero a la abuela.   

Lo importante es que habrá plata. Mejoramos nuestra producción a pesar de los gobernantes, de muchas ONG que no sirven para nada, de los que se oponen a la producción en macro, pese al Senave y a la zurda caviar. Que no se les ocurra invertir en salud, educación y agricultura. Para eso, según este gobierno y los que ya tuvimos, está la empresa privada que debe pagar caros impuestos y elevar el PIB del Paraguay.

Tampoco se descartan las muchas inútiles vueltas al mundo que se pueden hacer con los 360 millones de los verdes en estos dos amarillos años que restan.