Elección en la ciudad de Buenos Aires
Es esperable que eso mismo ocurra nuevamente este domingo en la Ciudad de Buenos Aires, donde se votará en primera vuelta para elegir al Jefe de Gobierno. Se espera un triunfo suficientemente cómodo de Mauricio Macri, que lo dejaría en una situación casi óptima para competir en el ballotage. Compiten once candidatos, de los cuales solo Macri, el kirchnerista Filmus y a lo sumo el cineasta Pino Solanas parecen en condiciones de aspirar a pasar a la segunda vuelta.
Por otro lado, las encuestas registran una clara ventaja para Cristina de Kirchner en la elección presidencial que tendrá lugar en octubre. Esto es, también en la elección presidencial se está verificando la pauta que lleva a que el gobernante con buena imagen gana la elección. Pero si esta tendencia se mantiene hasta octubre en las demás provincias, y la presidenta sigue sin poder transferir fácilmente su buena imagen y sus votos a otros candidatos, su triunfo en octubre tendría algo de pírrico: podría quedar sin suficiente apoyo en el Congreso y con varios gobernadores en el campo opositor. La tendencia se agrava por la propensión de la presidenta a imponer discrecionalmente nombres de candidatos en las listas locales y legislativas produciéndose visible malestar en su propio campo.
Este escenario es bien visto por muchos votantes que piensan que, si bien se sienten seguros ratificando el mandato a la presidenta, también sienten que es bueno que el poder quede bastante distribuido y no demasiado concentrado. Pero no es bien visto por la presidenta, para quien gobernar sin todos los atributos del poder absoluto es casi lo mismo que no poder gobernar.
La dispersión en el campo opositor nacional sigue jugando en beneficio de Cristina. Mauricio Macri seguramente se impondrá en el distrito que ya gobierna y eso lo fortalecerá como dirigente político alternativo al gobierno de Cristina. Pero no lidera ninguna coalición opositora; más bien, ha protagonizado los procesos que llevaron a la desunión de fuerzas políticas afines. Lo admita Macri o no, lo cierto es que su triunfo electoral en la Ciudad de Buenos Aires ratifica este cuadro que muestra dos caras independientes entre sí: política local por un lado, política nacional por otro.
Se entiende que ese cuadro de situación a la presidenta Cristina no le resulte cómodo, ya que hasta cierto punto efectivamente reduce sus márgenes de acción, limita su poder. Pero a ningún vencedor en las lides locales lo catapulta a un liderazgo político nacional. Hace algún tiempo, Macri parecía aspirar a ese lugar y muchos le adjudicaban chances. No encontró el camino para consolidarse en esa posición, recientemente acabó renunciando a la misma y ahora, aun ratificado y consolidado en su distrito, difícilmente podrá aspirar a volver a intentarlo. A Macri le va bien como jugador de liga local pero no se proyecta al plano nacional -del mismo modo que Cristina va bien en la liga nacional, pero no tiene equipos locales-.
Si este domingo sucede lo que creemos que sucederá en la Ciudad de Buenos Aires, la Argentina seguirá careciendo de opciones políticas nacionales. En el plano local el sistema electoral funciona y cada distrito encuentra efectivamente los modos de darse gobiernos legítimos, en un marco sin duda absolutamente plural. En el plano nacional la única oferta fuerte sigue siendo la oferta kirchnerista, que no se resigna a aceptar lo que el electorado le está planteando: que gobierne el país y deje al mismo tiempo que cada provincia se gobierne a sí misma.
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