¿Qué es lo que pasa en Washington?

Hemos escuchado los peros, amenazas y argumentos de que si el límite legal de la deuda del gobierno federal no sube antes del agosto 2, el país no pagaría su deuda y se declararía en moratoria (default). Lo que sería la primera vez en la historia del gobierno federal que no se pagaría a los dueños de los bonos y con esto serias repercusiones económicas.

Aunque la pelea que tienen los políticos en Washington parezca lejana, aburrida y confusa, el debate sobre el incremento del nivel de deuda legal y déficit fiscal va a ser importante para las elecciones del 2012, para nuestro bolsillo y para los próximos diez años.

El problema del endeudamiento

Estados Unidos ha estado endeudándose en los últimos años de forma tal, que preocupa.

El déficit federal, que es cuando el gasto sobrepasa el ingreso, solo en el 2010 pasó el 10%, cuando a los países se le pide un 3%.

Al aumentar el déficit cada año, también aumenta el monto de la deuda. En los últimos dos años el nivel de deuda pasó de 40% al 68% del PIB.

Según proyecciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO por sus siglas en inglés), si siguen las leyes actuales de gasto, se proyecta que la deuda pública llegue al 90%  del PIB en el 2020.

Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff — economistas que se han especializado a estudiar la relación entre el nivel de endeudamiento de un país y su relación con el crecimiento-  concluyen que el incremento irrestricto de la deuda pública afecta el crecimiento de un país donde aquellos con un nivel de deuda que pasa el 90% del PIB, el nivel de crecimiento disminuye.

¿Qué pasa con eso? Los efectos serían negativos para la economía. Se viviría en una economía inflacionaria, más costosa, menor crecimiento económico y más alto nivel de desempleo.

El debate sobre el límite de la deuda y el gasto público

Debido al alto nivel de gastos anuales, el gobierno necesita pedir más dinero. Es como si nosotros aumentáramos nuestro gasto cada año en la familia, por encima del dinero que nos ingresa, y lo que hacemos es pedir al banco que nos expanda la línea de crédito.

Pero, el gobierno federal — poder ejecutivo-  no puede pedir prestado si no tiene autorización del Congreso. Por ley se establece un límite máximo de endeudamiento. En el 2010, se aprobó un nuevo límite llegando a $14.294 billones de dólares. O sea, el Congreso permitió que el gobierno federal se endeudara por $1.9 billones más.

El pasado mayo, el gobierno llegó al límite. Aunque el gobierno está operando con fondos disponibles necesita autorización del Congreso para pedir prestado antes que se le acaben los fondos que dispone —se estima que esto sea el 2 de Agosto.

La subida del límite legal no es nada nuevo. Desde 1960, el congreso ha aumentado el límite legal de la deuda 78 veces. Desde el año 2000, esta se ha aumentando 10 veces. En algunos casos la aprobación ha sido fácil. En otros casos, el enfrentamiento ha sido partidista.

En el 2006, el Presidente Bush, republicano, pedía incrementar el nivel de deuda, aumentar por cuarta vez el límite legal de la misma.  En ese entonces el senador Barack Obama se oponía. ¿Su argumento? El país no podía seguir endeudándose y pasándole la responsabilidad a las futuras generaciones. Los republicanos decían que era necesario aumentar el límite de la deuda sin precondiciones.

En un voto claramente partidista los demócratas se opusieron a subir el límite y los republicanos apoyaron subirlo.

En este juego político, después lo subieron en el 2007, 2008, 2009 y 2010.

La división en cómo bajar el gasto público

Hay consenso en subir el límite de la deuda. La división está en cuánto y cómo debe arreglarse el problema del gasto público que sigue endeudando al país con serias consecuencias para el futuro económico.

El Presidente y la mayoría de su partido buscan recortar gastos entre $2 – $2.5 billones de dólares y aumento de impuestos entre $1 – $1.5 billones de dólares en un periodo de 10 años. El líder de los republicanos, John Boehner busca un recorte de $2 – $2.5 billones de dólares sin una subida en el pago de impuestos.

En el caso de los demócratas el argumento es que hay ciertos programas que no deben cortarse, ciertos sectores de la población pagan pocos impuestos y se necesita más gasto público para incentivar la economía. Además, el lado más liberal del partido vería como una rendición incondicional darle a los republicanos el beneficio del recorte sin aumento de impuestos.

En el caso de los republicanos es que el problema está en el gasto público, no en el ingreso. El argumento es que para incentivar la economía se necesita inversión privada y una subida de impuestos la desincentivaría. Además, el lado más conservador del partido vería como una rendición incondicional darles a los demócratas el beneficio de incrementar los impuestos.

¿Qué quiere la mayoría estadounidense?

Según la encuesta Gallup*, 42% de la población dice que se oponen al incremento de la deuda contra el 22% que apoya el incremento, mientras que el 35% no opinan

Cuando se separa por afiliación política es más interesante aún…la clave está en la división entre demócratas y la oposición de los independientes. Aunque los republicanos están más unificados en su oposición de subir la deuda (61% vs 11%), entre los demócratas están más divididos donde el 21% se opone y el 39% está a favor de subir el límite de la deuda, mientras el 21% se opone. Entre los independientes, que son los que definirán las elecciones presidenciales del 2012,  el 46% se opone vs 18% que no, aunque 36% no opinan.

Y sobre el debate clave ¿si el déficit federal debe reducirse vía más impuestos o recortes de gasto? El 50% favorece cortar gastos, 32% favorece una combinación de ambos, y solo el 11% dice que debe ser vía incremento de impuestos, incluso.

Para el 51% de los encuestados el riesgo en la economía está en subir el límite de la deuda sin un plan de recorte de gastos, mientras que el 32% dice que el riesgo mayor para la economía está en no subir el límite.

Al final tú decides.

* Encuesta conducida entre el 7 al 10 de Julio del 2011, vía teléfono  a una muestra aleatoria de 1,016 adultos — 18 años o más- que viven en los 50 estados de EE.UU.. El margen de error es de un 5%.