Uruguay: La crisis política
El País, Montevideo
La difícil circunstancia que atraviesa la coalición de gobierno enfrentada al desacato de uno de sus asociados no constituye un mero accidente coyuntural. Obedece a causas profundas, que vienen de lejos y no se explican por una lógica sencilla. Aun cuando deba descartarse que se trate de una crisis terminal, como esas, que en otras realidades sobrevienen a las coaliciones electorales. A riesgo de esquematizar, pueden distinguirse tres tipos de fenómenos que confluyen en la misma.
La primera se relaciona con la imprevisible personalidad del actual presidente, un hombre que reúne junto a un talante conciliador y poco autoritario una forma desordenada de conducir el país, amplificada por las carencias de todo gobierno presidencialista. A estas alturas es notorio que Mujica no es un estadista capaz de coordinar adecuadamente hombres e instituciones. La pretendida anulación de la ley de caducidad, la amenaza de imposición al agro, o la desprolijidad con que recompuso el gabinete son ejemplos de sus limitaciones en los momentos difíciles. Su creciente descrédito ante la opinión pública agudiza la situación, que no compensa con su filosofía de jardín.
Cierto es, y aquí aparece un segundo elemento de la crisis actual, que no es sencillo gobernar con sustento en una coalición de exigua mayoría parlamentaria y con diferencias ideológicas internas, donde el partido comunista, un fósil de la guerra fría de escasa presencia electoral es cuasi mayoría en las decisiones internas e incide decisivamente sobre el todopoderoso movimiento sindical. Un P.C. obligado además a riesgo de desaparición, a marcar presencia en la izquierda frentista, ante la vacancia en ese espacio del M.P.P., éste sin otra opción que apoyar a un presidente al que debe su poder.
Nada lleva a pensar que este escenario, sustentado en lógicas estructurales y políticas de largo aliento, se vaya a modificar a breve plazo. Más probable que por la derecha, también el Vicepresidente Astori termine abriendo un nuevo espacio de confrontación, si es que mantiene alguna aspiración de promover su candidatura.
El último factor de la crisis es más preocupante: pese a la disponibilidad económica que otorga la situación internacional, las estrategias sociales han mostrado ineficacia, despilfarros y menos logros que los esperables. Uruguay presenta desafíos en muchas de sus áreas claves, donde sin desconocer algunos éxitos, en los cuales no es fácil distinguir cuáles son efectos de la coyuntura y cuáles de las políticas que la acompañan, poco se ha logrado. En otras, como en la salud (con una reforma en cuestión), vivienda, distribución y seguridad, los índices no son los mejores. La sustitución del ministro Olesker es todo un símbolo que en un terreno tan resbaladizo como la salud es necesaria sangre nueva. No se trata, cabe insistir, de un inventario de dificultades, sino de una suma de ellas. Esto hace temer que se desaproveche la bonanza sin sentar bases para un desarrollo sostenido, cualquiera sea el o los partidos que en el futuro lo lleven adelante. No parece que este gobierno, con esta conducción, y este sustento partidario sea capaz de lograrlo.
- 23 de enero, 2009
- 21 de septiembre, 2015
- 29 de diciembre, 2024
Artículo de blog relacionados
Por Eli Bravo El Universal Estas elecciones gringas son diferentes a las dos...
25 de octubre, 2008- 9 de septiembre, 2010
CNN Expansión 1 - General Motors Ranking en las 500 de Fortune: 9...
17 de julio, 2008El Nuevo Herald Culminó un ciclo en Chile. La victoria de Sebastián Piñera,...
22 de enero, 2010