Atenas y el FMLN
Examinando los problemas más serios que tiene el país encontramos que la mayor parte de ellos no se originan en la dificultad de cambiar nuestras instituciones sino en el poco respeto que se les tiene a éstas, que en muchos casos las vuelve tan maleables como si no existieran. El irrespeto a las instituciones es evidente en prácticamente todas las dimensiones de la vida, desde la impunidad de la que disfrutan los criminales, el frecuente uso de instituciones estatales para lograr ventajas personales o políticas, la arbitrariedad con la que se manejan las finanzas públicas y hasta las amenazas a los derechos individuales que el partido oficial emite con gran frecuencia.
El resultado de la informalidad con la que se manejan nuestras instituciones es la falta de seguridad jurídica, que es reconocida internacionalmente como un obstáculo formidable para el desarrollo económico. Para eliminar la impunidad, reducir el crimen y aumentar el crecimiento económico, lo que necesitamos es generar una firme seguridad jurídica. Es en estas circunstancias que el FMLN propone reducirla insertando en la Constitución la mal llamada "democracia participativa", cuya característica principal es que puede crear o anular instituciones de un tajo a través de plebiscitos conducidos bajo la autoridad de un Tribunal Electoral que el FMLN ya controla.
Esta propuesta no hace sentido en términos de lo que necesita el país para desarrollarse y eliminar la pobreza. Lo único que la "democracia participativa" podría hacer es reducir la seguridad jurídica al volver más fácil los cambios constitucionales y al facilitar la intervención política en el manejo de la justicia a través de juicios populares, como los del FMLN dicen que se podrían usar para controlar a la Sala de lo Constitucional. Esta propuesta sólo hace sentido si se quiere usar el plebiscito como un instrumento para aumentar la inseguridad jurídica, para eliminar la institucionalidad del país y para sujetar las leyes al capricho de tiranos potenciales.
El hecho que el plebiscito se use en países europeos altamente civilizados, en donde la seguridad jurídica es firme como una roca, no es un argumento para usarlo en países como en el nuestro, en el que dicha seguridad es inexistente o muy débil. No es una coincidencia que ese es el instrumento que el presidente Chávez y sus seguidores han usado en varios países para hacer precisamente esto. Pero el FMLN asume un aire de gran inocencia cuando propone establecer los plebiscitos, diciendo que perfeccionarían la democracia de nuestro país.
Así, cuando a usted le digan que hay que aprobar el plebiscito porque es un instrumento democrático, usted puede contestar que lo que necesitamos es cumplir con la Constitución, no establecer un mecanismo para cambiarla rápida y arbitrariamente, reduciendo así la seguridad jurídica del país. Adicionalmente, usted puede contestar que la verdadera democracia tiene dos componentes esenciales: la soberanía del pueblo y un conjunto de reglas que no son negociables ni sujetas a los vaivenes políticos, que protegen los derechos individuales de los ciudadanos.
Los dos componentes de la democracia necesitan del otro, por dos razones: Primero, porque hay derechos inalienables consignados en la ley natural que no puede permitirse que se violen aunque toda la población vote para que se violen. Estos derechos están por encima de cualquier gobierno, son la base de una vida civilizada y próspera. Incluyen, entre otros, el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, y el derecho al debido proceso en cualquier litigio. La defensa de estos derechos es parte esencial de la base institucional de las sociedades democráticas. Es el respeto a ellas que le da legitimidad a la democracia. Esta es la base de la seguridad jurídica.
La segunda razón, que está contenida en la primera pero que es tan importante que debe particularizarse, es que sin reglas institucionales la democracia degenera en caos, y del caos se pasa a la tiranía porque la gente prefiere un tirano a un desorden total. De esta forma, los tiranos en potencia buscan siempre sumir la sociedad en el caos, para luego aprovecharlo para eliminar cualquier oposición que pueda haber contra ellos.
Los del FMLN pueden decirle que la democracia de la antigua Atenas, que se supone fue la madre de las democracias modernas, era participativa. Pero si le dicen esto, recuérdeles que los atenienses eran bien poquitos (la Asamblea General de todos los ciudadanos necesitaba un quórum de sólo 6 mil personas) y que vivían en un mundo mucho más sencillo que el nuestro, en el que las consultas eran más claras para el pueblo. Recuérdeles también que aún siendo pocos se protegían de que alguien manipulara las consultas populares. La protección estaba en una serie de reglas que quizás no les gusten a los del FMLN. De acuerdo a la Constitución de Kleisthenes del año 507 A. C., el Presidente del Comité de los Cincuenta (que hacía propuestas de leyes y acciones a este comité para que éste las hiciera al Consejo de los Quinientos, que a su vez las proponía a la Asamblea de ciudadanos), era electo por sorteo, tenía un término de sólo un día en la posición, y no podía volver a tenerla en toda la vida. Usted puede finalizar diciendo que la propuesta de la "democracia participativa" sería realmente atractiva para el pueblo salvadoreño si el FMLN estuviera dispuesto a adoptar todas las condiciones que ponían los atenienses a los que manejaban la presidencia del Comité de los Cincuenta: aceptar quedarse en el poder por un solo día e irse al siguiente día para no volver jamás.
El autor es Máster en Economía, Northwestern University y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
- 28 de marzo, 2016
- 29 de mayo, 2015
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