Arreglando el presente, asegurando el futuro

Diario Las Américas

PLYMOUTH NOTCH, Vt. – Si su disgusto por la abrumadora deuda de los EE.UU. y los líderes irresponsables que se niegan a reducir los gastos innecesarios ha llegado al límite, hay una solución fácil más allá de cualquier compromiso a que se llegue en el actual enfrentamiento entre el Presidente Obama y los Republicanos en el Congreso. Vote por los Republicanos en el 2012.

Pero no vote por cualquier Republicano, más bien vote por los conservadores que creen que los principios fundamentales de los EE.UU. todavía funcionan y que nos pueden rescatar de la bancarrota, poniendo al país de nuevo en el buen camino que lleva a la prosperidad y a una mayor libertad.

La semana pasada yo fui uno de los oradores (el Magistrado Stephen Breyer habla la semana que viene) en el nuevo Museo y Centro de Educación Calvin Coolidge. Mi tema fue “Lo que el Pasado Puede Enseñarle al Presente y Asegurando el Futuro”.

No hay ideas nuevas, sólo ideas viejas que funcionaron o fracasaron. No hay “nada nuevo bajo el sol” como nos recuerda el Eclesiastés. He aquí algunas partes de mi discurso:

– No saber cómo resolver un problema es perdonable. Uno esperaría que nuestros representantes insistan en trabajar hasta encontrar una solución. Saber cómo resolver un problema, pero negarse a resolverlo porque uno prefiera que el problema siga antes que ofrecer una solución que beneficie al país, es en mi opinión algo más obsceno que recibir un mensaje (tweet) de Anthony Weiner.

– Citando a Coolidge: “No hay salvación en un partidismo estrecho e intolerante. Pero si ha de haber un gobierno de partido responsable, la etiqueta del partido debe ser algo más que un simple instrumento para llegar al cargo. A menos que aquellos que son electos bajo el mismo partido estén dispuestos a asumir suficiente responsabilidad y mostrar suficiente lealtad y coherencia, para que puedan cooperar entre sí en apoyo de los principios generales, de la plataforma del partido, la elección es simplemente una burla, no se ha hecho una decisión en las urnas, y no hay representación de la voluntad popular”.

La elección de noviembre pasado fue una expresión de la voluntad popular. Fue un repudio a la dirección en la cual el Presidente Obama y los Demócratas del Congreso están llevando al país. En vez de moderar sus ideas de extrema izquierda, los demócratas se han empeñado en comportarse como si el liberalismo estuviera en ascenso más que en descenso. La actitud de estos dictadores electos parece ser de “al diablo con el público”.

El Presidente Obama habla de “compartir sacrificios”, ¿pero por qué la gente que no es responsable del déficit habría de pagarles más a los políticos irresponsables que no pueden vivir dentro de los medios que les damos? Que sean ellos los que se “sacrifiquen” recortando gastos. Los contribuyentes se han sacrificado demasiado ya.

Abraham Lincoln tuvo algo que decir sobre cómo un gobierno en expansión asfixia a la libertad individual: “El legítimo objetivo del gobierno es hacer para una comunidad lo que ella necesita que se haga, pero que no pueden hacerlo en su capacidad separada e individual. En todo aquello que el pueblo pueda individualmente hacer por sí mismo, el gobierno no debe interferir”.

Quizás nunca se haya explicado mejor el papel limitado del gobierno federal y el papel y la responsabilidad ilimitada del ciudadano individual.

Estas funciones separadas, pero que se complementan, del estado y el ciudadano deben estar al centro de la campaña del 2012. Será un debate difícil por la cantidad de personas que los liberales se las han arreglado para convertir en adictos al gobierno, pero éste es un debate que debemos tener. Su solución apropiada determinará si los EE.UU. pueden continuar prosperando y protegiendo la libertad sin la cual los EE.UU. que hemos conocido será un tema para los historiadores del futuro cuando estudien las razones de nuestra caída.

No vivimos en el pasado, pero podemos aprender de él. ¿Lo haremos? Coolidge lo hizo. Los candidatos presidenciales y al congreso deben hacer un peregrinaje a este pequeño pueblo para que vean lo que se quedó fuera en su educación, o lo que han olvidado.

Los principios bajo los cuales Calvin Coolidge vivió y gobernó son tan pertinentes para nuestros tiempos como lo fueron para los de él.

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