Panamá: ¿La República Centroamericana?

La Prensa, Panamá

Cuando me enteré de que en la Asamblea Nacional se está gestando el anteproyecto de la ley que propugna cambiar nuestra denominación política de República de Panamá por la de República Centroamericana de Panamá, casi me da un infarto, como solemos decir los panameños.

Como profesional de la historia reaccioné diciendo: “Con tantos problemas que aquejan a muchas comunidades paupérrimas, ¿cómo es posible que existan legisladores tan alejados de la realidad nacional y pierdan un tiempo precioso con temas triviales en lo que demuestran una innegable ignorancia?

La supuesta intención de enfatizar nuestra “conexión centroamericana”, sobre todo en el aspecto político-jurídico, deja traslucir un completo desconocimiento de la trayectoria histórico-política panameña. La noción de panameñidad surgió desde los inicios de la ocupación española y, como se sabe, jamás existió un vínculo político-administrativo con Centroamérica.

Mientras las hoy repúblicas centroamericanas conformaban la Capitanía General de Guatemala, nuestro istmo ostentaba el título de Gobernación de Castilla de Oro o de Panamá como una deferencia de la Corona por el estatus especial transitista que desempeñaba. Hacia fines de este régimen fuimos incorporados al virreinato de Nueva Granada (hoy Colombia).

Luego, durante la coyuntura emancipadora, los pueblos de Centroamérica integraron la unidad política llamada Provincias Unidas de Centroamérica, mientras que Panamá se unió voluntariamente a la Gran Colombia, confederación presidida por Simón Bolívar. Desde ese momento, el destino de Panamá estuvo más vinculado a los vaivenes geopolíticos de Suramérica.

Nuestra exhortativa para el promotor del anteproyecto que nos inquieta es que debiera reconocer que poseemos una personalidad muy especial como nación. Tal aserto queda evidenciado en la actualidad por nuestro estatus como “país de servicio” y que, sin duda, nos aleja de las realidades económicas tradicionales de nuestros vecinos.