¿La cuenta regresiva de un default en EE.UU.?
Mucho se habla de default, pero no se habla de las consecuencias que tendría para la economía y para nosotros.
Pero, para entender las repercusiones de un default tenemos que entender los antecedentes y por qué estamos cerca de un evento como éste lo que sería la primera vez en la historia del gobierno federal estadounidense.
El antecedente
Como expliqué en ¿qué es lo que pasa en Washington? Estados Unidos enfrenta un serio problema de gasto público y alto nivel de endeudamiento. El seguir con la cultura de gastos actuales, los efectos serían negativos para la economía. Se viviría en una economía inflacionaria, más alto el nivel de financiamiento, menor crecimiento económico y más alto nivel de desempleo.
Aunque este problema lo reconocen miembros de ambos partidos, economistas, analistas y estudiosos del tema, ambos partidos siguen aumentando el gasto público. No hay consenso para tomar la dura decisión de hacer las reformas necesarias para cortar ciertas preferencias impositivas a la clase baja, media y alta, incluyendo a los negocios, y a la vez reformar programas mandatarios como seguro social y médico.
Eventos políticos
Cuando entran los demócratas en el 2006 — mayoría en el congreso- y 2008 — presidente-, vienen con una agenda que requiere incremento del gasto público para financiar programas que ellos consideran necesario —reforma de salud como la bandera principal-. A la vez la economía estadounidense entra en una gran recesión (2008-2009). Esto implicó caída de los ingresos por impuestos —menos dinero en las arcas del gobierno- y un aumento del gasto público para socorrer bancos, automotrices, empleos y otros programas de incentivo fiscal para generar empleo.
Es así que en febrero 12 del 2010 se aumenta el límite de la deuda federal de $12.4 billones a $14.3 billones ($1.9 billones). Se crearon programas para incentivar la economía, pero no tuvieron el resultado esperado.
Ante el exceso de gasto público y pocos resultados, el descontento en una parte de la población incrementó. En las elecciones congresionales del 2010, los republicanos ganan la cámara —no así el senado- por el apoyo de un movimiento fiscalmente conservador llamado "tea party". ¿El mandamiento? Cortar el gasto público y no aumentar los impuestos.
El nudo gordiano
Al seguir aumentando el gasto público tarde o temprano llegaríamos a consumir los $1,9 billones. Ante esta realidad un bando pide subir el límite de la deuda sin condiciones — Presidente y su mayoría demócratas-, el otro bando condiciona la subida del límite de la deuda a un recorte del gasto público —mayoría republicana-. No se hizo nada y así llegamos a mayo del 2011 donde el gobierno federal estadounidense necesita subir el límite de la deuda.
A pesar que ambos partidos quieren subir el límite y pagar sus responsabilidades, hay separación en: 1) cuánto y dónde cortar gastos, 2) dónde subir impuestos. Dentro de cada partido están los más centristas y los polos extremos. En el bando de los republicanos está un extremo que no acepta ningún tipo de aumento en impuestos y sí recorte sustancial en gastos. En el lado de los demócratas, está un grupo que no acepta recorte de gasto público pero sí aumento de impuestos para arreglar el problema fiscal. Los más centristas están de acuerdo hacer una combinación de recorte de gastos y aumento en la recolección de impuestos.
Ahora estamos en una situación donde el gobierno federal no puede pedir prestado sin el permiso del congreso — como lo establece la constitución-*. Ante el problema que el gobierno diariamente gasta más de lo que le entra, el ingreso que recibe por impuestos no cubre todas las responsabilidades que tiene. Si para agosto 2 el Congreso no sube el límite, el Tesoro (poder ejecutivo) tendrá que decidir que gastos pagar y no pagará de acuerdo al dinero que entra.
Es aquí que viene el riesgo que el gobierno no pague su responsabilidad con los acreedores. De no pagar, se considera un default.
Consecuencias de un "Default"
Hay varios escenarios. El peor es que no se aumente el límite de la deuda y el gobierno no tenga dinero suficiente para cumplir con parte o la totalidad de los pagos de sus bonos**. La falta de pago crearía un efecto domino.
El precio e interés de los bonos del tesoro son usados como referencia por casi todos los mercados de crédito del mundo. Para estimar el precio de otros bonos, precio de las acciones y derivados se basan en el precio de la letra y bono del tesoro. Cambia el precio cambian los demás.
Además, cerca de la mitad de la deuda del tesoro actual en el mercado — cerca de $4 billones- se usa como colateral en mercados para financiar préstamos a corto plazo necesarios para la práctica diaria de bancos, compañías de seguro y negocios.
El interés subiría lo que implica una movida de todas las tasas de interés en el mercado crediticio. Al moverse el interés, los precios de los bonos del tesoro estadounidense bajarían (precio e interés se mueven de forma contraria). Al bajar el precio, los activos de bancos, compañías de seguros, compañías y todos los que tengan el instrumento verían bajar su valor.
Muchos inversionistas venderían parte de sus bonos lo que afectaría más el precio, llevando el interés para arriba. Esto obligaría a los bancos aumentar el monto de reserva lo que implica pagar más interés para aumentar los depósitos. Incremento de interés hace más costoso el financiamiento, lo que afectaría la demanda de préstamos.
No solo nos saldría más caro para financiar — afectando el consumo y la demanda — también saldría más caro a las municipalidades y compañías pedir prestado. Lo que implica subir precios para recuperar la diferencia.
¿Habrá default? Contrario a muchos considero que este debate es sano para la economía estadounidense. Soy del bando que no habrá default. ¿Por qué? En un momento que hay un alto nivel de desempleo y débil recuperación, un default crearía efectos complejos y de consecuencia incierta.
Pero, la cuenta regresiva sigue y no hay acuerdo.
Al final tú decides.
* El artículo 1, sección 8 de la constitución le otorga poder al Congreso de emitir deuda. No al poder ejecutivo. Pero, ante la posibilidad de que el Congreso no actúe en subir el límite y exista un riesgo serio a la estabilidad económica del país, algunos constitucionalistas alegan que el Presidente puede usar la sección 4 de la enmienda 14 de la constitución para subir el límite sin permiso del Congreso. Pero, otros dicen que si el Presidente actúa sin la aprobación del Congreso, que esto abriría un juicio político.
** Para simplificar las cosas cuando uso la palabra "bonos" me refiero a los diferentes tipos de instrumentos: letras, notas y bonos del tesoro.
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