Los nuevos héroes de Paraguay

ABC Digital

Siguiendo con la farisea costumbre de rendir homenaje y condecorar a compatriotas, existe una moción para que los componentes de la selección de fútbol –vicecampeona en la última Copa América– sean nuevamente los que saquen y pongan el pecho a las medallas y sean considerados en calidad de héroes.

Ya aquella selección futbolera que perdió ante Francia en tiempo adicional, regresó al terruño con la misma credencial de héroes. Los albirrojos que perdieron en Sudáfrica frente al que luego sería el campeón –España– también se llegaron con el certificado de héroes. En el mismo vuelo de regreso también se trajeron el de defunción.

Para que una persona o un grupo determinado de gente obtenga el rótulo de héroe debe conseguir resultados y como mínimo lograr dignamente el título de vencedor. En el Paraguay, hasta el Mcal. Francisco Solano López alcanzó la jerárquica licencia de héroe máximo de la nación paraguaya sin haber siquiera participado en ninguna batalla. Se pasó corriendo durante 5 años y remató su titánica gestión de fuga huyendo de los brasileños dirigiéndose hacia el Brasil.

Con tan poca exhibición de fútbol, aunque fuimos capaces de desviar los penales de brasileños y venezolanos mediante ruegos y cábalas, es casi una ofensa declarar héroes a un grupo de individuos que juegan al fútbol, se divierten y ganan enorme cantidad de dinero. Ojo, no estoy en contra de los que ganan, solo que siempre espero que la plata se entregue en función a los resultados. En ese caso, hasta la mayoría de los mediocres parlamentarios tendría que pagar por ir a acomodar y calentar sus traseros en esas apetecidas cámaras estatales. 

En qué categoría quedan aquellas personas que trabajan y se sacrifican en los medios rurales? No hablo de esos campesinos disfrazados de sintechos, sintierras ni de esos sinvergüenzas que invaden tierras cultivadas y con dueños. Nunca apoyé el populismo barato, y por eso me refiero solamente a la clase trabajadora y merecedora de mejor atención.

Hablo de esa gente luchadora de verdad, a esa que apuesta por su país pese a todas las adversidades, de los que laburan en los medios rurales y urbanos con el arma de la pugna digna contra ese acérrimo peligro y obstinada amenaza que se llama miseria.

Me refiero a esos bomberos voluntarios –no hablo de los árbitros en general– que arriesgan sus vidas con tal de salvar otras en cada incendio. Sobreviven sin subsidio estatal y son los héroes anónimos que no cobran. Las maestras por lo menos cobran una miseria.

Vivir del arte en nuestro medio es casi una inconsciencia; sin embargo, existen exponentes que con empeño y calidad llegan inclusive hasta a los exigentes mercados internacionales. Léase Berta Rojas, Grupo Generación, Los Compadres, Juan Cancio y otros artistas, por hablar solo de los más actuales, que nunca recibieron medallas ni títulos de ninguna índole. Del de héroes ni hablemos.

Y volviendo a las gestas y gestos heroicos, habría que tildarlos de héroes post mórtem a los que volvieron de sus tumbas con el compromiso de firmar una solicitud de reelección del Presidente. Eso sí es cumplir con el deber ciudadano, ser héroe y responsable.

¿Cuántos funcionarios públicos, sobre todo en lugares donde corre mucho dinero (aduanas, embajadas), están sin sueldo y solo tienen mansiones, autos lujosos y caras estancias? ¡Esos son héroes y no macana!

No me extrañaría que la “novia del mundial” sea condecorada por dos poderosas razones que sirvieron de atril a un teléfono celular, aunque la precursora de mostrar atributos es la Matarazzo y fanática luqueña, con la diferencia que a la Larissa le llueven pedidos de autógrafos en las canchas de fútbol y a la luqueña le llueven cachiporras policiales.

Sepamos elegir a nuestros nuevos héroes y que sirvan de ejemplo a las generaciones futuras, sino mañana estaremos exigiendo subsidios para el Maño y el Tata.