¡Enhorabuena, Guatemala!
El Periódico, Guatemala
Por haber derrotado un lunes 8 de agosto, una vez más, y en este 2011, un renovado asalto a la civilización en tu suelo!
Pues toda civilización es orden, respeto, riqueza, desarrollo, paz. Y la has vuelto a salvar.
Ya desde aquellos remotos Mayas del Período Posclásico, había sido frontalmente agredida de múltiples maneras. La más reciente agresión se dio en 1993 por voluntad de un demente vanidoso, Jorge Serrano. También inmediatamente anterior a esa, y durante tres largas décadas, había, sufrido bajo los embates de “guerrilleros” embrujados por Fidel Castro. Por no hablar de las afrentas mortales que te infligió Manuel Estrada Cabrera. Ahora, respira aliviada. La estructura jurídica de tu civilización en el ensayo constituyente de mayo de 1985, aunque rajada y haciendo agua, sin embargo, no naufragó.
Tal es mi lectura de esa decisión unánime de los magistrados de la Corte de Constitucionalidad acerca de la inviabilidad jurídica de la candidatura de Sandra Torres, en armonía con las previas de la Corte Suprema de Justicia, del Tribunal Supremo Electoral y del Director del Registro de Ciudadanos.
La Constitución Política de la República de 1985 acaba de superar triunfalmente el más insidioso de los ataques en su contra. Barbari ante portas, los bárbaros a las puertas de nuestro rincón medianamente civilizado… pero no pasaron.
Es evidente que al cabo de siglos de más errores que aciertos, nuestro pueblo ha llegado a su mayoría de edad. Precisamente por eso nos queda por delante más trabajo que antes; la etapa de preparación para la vida nacional adulta el lunes terminó, y el martes comenzó la de las responsabilidades de adulto.
Por cierto, creo que la primera de ellas habrá de ser la de reformar la Constitución vigente en el espíritu y la letra de las propuestas el año pasado, por 73 mil ciudadanos, al Congreso de la República, y engavetadas con ligereza casi criminal por la comisión que había sido creada ad hoc por los diputados.
El fin jamás justifica los medios, habría de habérsele recordado a tiempo a Sandra Torres, a Orlando Blanco, a Joviel Acevedo, a Jairo Flores y a sus demás semianalfabetas conmilitones. Su primitivismo cultural los traicionó… y Guatemala se salvó.
Quienes ganen las elecciones no podrán de ahora en adelante seguir con el juego grosero de las mentiras burdas, de las promesas demagógicas, de los privilegios hirientes, de la impunidad comprada, del nepotismo insolente. Probablemente todavía no lo saben, pero con renovado oxígeno habremos de recordarles que son servidores…¡a nuestro sueldo!.
A quienes resulten victoriosos hemos de aplicarles, inmisericordes, la ley… y, simultáneamente, darle las gracias de despedida a la CICIG.
Una democracia de veras adulta no puede menos de empezar a exigir a todos, incluidos los habituales dueños del país por su dinero o sus armas de fuego y a los recién estrenados del narcotráfico, que ya no les daremos el beneficio de la duda.
¡Carácter, amigos!… habría de ser la divisa de la Guatemala que esta semana dejó atrás su minoría de edad.
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