Lectura para todo aprendiz de dictador…
El poder siempre quiere más poder. Pero todo poder engendra miedo. La dictadura, desde la perspectiva política estatal, no es más que la concentración de las gestiones gubernamentales para protegerse de dicho miedo, creando proyectivamente en cada acción, cada vez más miedo. Además, no es menos acertado que el poder por el poder, el poder dictatorial envilece. Degrada… Deshonra… Porque corrompe y pervierte.
Pero, todo aprendiz de dictador debe conocer y comprender ciertos conceptos, definiciones y hasta ciertos sucesos para llevar adelante su intencionalidad de mando… Caso contrario puede fracasar y ser declarado, al margen de su patología, inocente! ¡Qué trauma para sí!
¿Qué mismo es ser dictador? No sólo el uso del poder de forma ilegal. También, y sobre todo, el abuso sobredimensionado desde el cargo, aun legalmente logrado. Todo abuso contradice la libertad de quien lo sufre. ¿Cómo así alguien bloqueado por contradicción en su libertad puede declararse beneficiado por un estado de derecho? Toda libertad social aminorada, de cualquier forma, expone a la luz una imposición dictatorial de facto. “El poder brinda una oportunidad a lo imposible –declara el Calígula de Albert Camus-. A partir de hoy y en lo sucesivo –insiste-, mi libertad dejará de tener límites”. O sea, más allá del bien y del mal, en el permanente desvarío de la mente dictatorial, el poder esquiva la realidad y “accede a la inmortalidad, al convertirse en tan cruel como los dioses…”. Es que un dictador no tiene par social a quien rendirle cuentas.
Para Maquiavelo, incluso, con el ejemplo del Papa Alejandro VI Borgia, un dictador “nunca hace otra cosa más que engañar a los otros, pensando incesantemente en los medios de inducirlos a error, y hallar siempre la ocasión de poder hacerlo”. Cuando un gobierno vive la compra venta de dádivas, consigna de toda dictadura, respecto a la administración de la cosa pública, cada paso que da marca una huella de corrupción. Institucionaliza el gobernar como delito. Entonces se cumple, con plena sindéresis socio política, el aparente alocado planteamiento de Saint Just, al pedir la cabeza de Luis XVI en la revolución de 1789. “La monarquía es el crimen”, sentenció más allá de dar importancia a la persona del rey. Ningún dictador observa derechos, aunque por cobertura los proclame. Decía Lamartine sobre Adolfo Thiers, culpable directo junto con la soldadesca de Bismark, al aplastar la Comuna de París (mayo de 1871), de cerca de 100.000 obreros muertos: “Hay en vos una pasión inquieta, celosa, insaciable, que nada puede calmar, que no puede compartir nada: es la pasión de gobernar siempre, de gobernar con una mayoría, con una minoría, de gobernar contra todos, de reinar solo, de reinar siempre, de reinar a cualquier precio”.
Es que todo dictador se percata, de un momento a otro, en cualquier instante de lucidez o alucinación que para él es lo mismo, que su accionar no es suyo sino un designio. De nacimiento. Para toda la vida. ¿Por qué, tanta terquedad en comprender, desde la oposición, que su destino es mandar?. El autoritarismo es la función vertebral de la dictadura. Obligar. Imponer. Coaccionar. Hasta el saludo debe oler a represión para evitar secuelas de interpretaciones falsas (“¡Heil Hitler!” era el saludo de la banda nazi entre sus integrantes). La imposición de su verdad (única para el dictador) de no aceptarse queda justificada por una falta de comprensión, de inconsciencia de quien la rechaza. “Hay ciertas situaciones desgraciadas –aclara el dictador de Yo el Supremo de Roa Bastos-, en que no se puede conservar la libertad sino a costa de los más. Situaciones en las que el ciudadano no puede ser enteramente libre sin que el esclavo sea sumamente esclavo”. Y asume esta última posición: “aquí el único esclavo sigue siendo el Supremo Dictador puesto al servicio de los que domina”. Todo, sin embargo, en un circuito enviciado por el despotismo, la autocracia, la opresión que concluye siendo tiranía. Formas distintas, y según las circunstancias, de presentarse la sinrazón del desprecio humano. Desprecio humano casi siempre sinónimo de víctimas!
- 23 de julio, 2015
- 19 de diciembre, 2024
- 29 de febrero, 2016
Artículo de blog relacionados
Por Bhushan Bahree, en Nueva York y Russell Gold The Wall Street Journal...
10 de julio, 2006Quienes defendemos la economía de mercado por sobre el estatismo a menudo somos...
16 de noviembre, 2012- 24 de mayo, 2007
Siglo 21 La inmerecida muerte de Facundo Cabral es la gota que derramó...
13 de julio, 2011