Lula no quiere dejar de ser ‘presidente’
São Paulo. – Hace casi nueve meses que Luiz Inácio Lula da Silva dejó de ser presidente de Brasil. Sin embargo, no parece haberse olvidado de su viejo trabajo porque a cada rato sigue despachando con los ministros de su sucesora, la presidenta Dilma Rousseff.
Aunque la mandataria no dice nada, los miembros de su equipo se sienten incómodos porque la aparente indiferencia de Rousseff puede ser un indicio de lo que la oposición ha creído desde el inicio, o sea, que la presidenta sólo ejercerá un mandato porque Lula siempre pensó en ella en términos provisionales, y aspira de nuevo a la presidencia.
"Para Lula esto es como una consecuencia de su popularidad, pero el temor es que Dilma explote", dijo el martes en São Paulo, uno de sus asesores a ELMUNDO.es.
De hecho, dos meses después de dejar la presidencia en diciembre, Lula como que comenzó a justificar su actuación que se avecinaba. "Primero hay que arrancar (la presidencia) del cuerpo. Es difícil. Cuando un gobernante sale con el 90% (de la aprobación), la población está más presente", dijo el ex mandatario.
Pero la moda de intervenir en el trabajo de Rouseff comenzó aún antes de que ella asumiera la presidencia el primer de enero.
Durante el proceso de transición, Lula metió la mano en la conformación del gabinete, 'sugiriendo' que Rousseff mantuviera al ministro Fernando Haddad, en la cartera de la Educación, y Gilberto Carvalho, como secretario General de la presidencia de la República.
En febrero, cuando Rousseff se encontraba enfrascada en su primera gran negociación con los sindicatos, el ex presidente salió en su defensa, acusó a las centrales sindicales de oportunismo y terminó proyectando la imagen de que todavía está a cargo.
En mayo, fue el ejemplo más emblemático de que Lula da Silva se inmiscuye en los asuntos de Gobierno, coinciden analistas y periodistas consultados en São Paulo.
Lula voló a Brasil cuando explotó el escándalo Palocci, que le costó el cargo al jefe de la Casa Civil de la presidencia por tráfico de influencias, se reunió con la mandataria y varios senadores, y terminó coordinando la reacción oficial a la crisis.
El último ejemplo, sucedió este lunes, cuando Lula llamó al despacho de dos ministros de Rousseff y los regañó por el retraso en la aplicación del salario máximo a los maestros.
"El (ex) presidente dice que cuando viaja, los sindicalistas se quejan mucho del asunto y él quería una explicación de cómo está la situación", dijo el ministro Haddad, uno de los convocados.
Pero el asunto es que el aumento del techo salarial de los maestros brasileños fue aprobado en el 2008. Lula gobernó hasta finales del 2010.
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