Cuba: Terrorismo de Estado
Es de sobra atinado cuando se señala que entre los principales pilares sobre los que se asienta y mantiene el régimen totalitario castrocomunista, están el terror y el hambre.
En su descarada y repetida proyección de calificar a sus opositores de terroristas, el régimen no está más que llevando a cabo el procedimiento de acusar a los otros de lo que dicho gobierno es: estructuralmente terrorista, y con el peor de los terrorismos que es el terrorismo de Estado; porque es el que dispone de mayores medios para aplicarlo y de la impunidad.
Con un formidable y eficaz aparato policial, más el total dominio de la información, desde los primeros años de su imposición en Cuba, no le bastó con la manipulación fanática y el incondicional control de la multitud a niveles de la plaza pública, sino que llevó ese control a nivel de cuadra, con la creación institucionalizada de los Comités de Defensa de la Revolución, cuyo sector de “vigilancia” tenía y tiene la conexión directa con la unidad de la policía local.
Con tal aparato de terror, al régimen le fue propicio el arresto de miles de hombres y mujeres que colmaron las numerosas cárceles a lo largo de toda la Isla, y los criminales paredones de fusilamiento, en los que asesinaron a miles de cubanos.
Para extender el terror en grupos de complicidad, el gobierno organizó los actos de repudio, espectáculos repugnantes y terribles, que llegaron a extremos criminales, y que siguen activos en los días que corren, no ya para las acciones subversivas, armadas o violentas, sino para los activistas por las vías pacíficas, la oposición cívica o disidencia, y el reclamo de los derechos humanos, a cuyos miembros de esas acciones no violentas se les impusieron largas condenas de prisión; en especial la redada de la Primavera Negra del 2003.
De tal injusticia, surgió entre otras manifestaciones, la de las Damas de Blanco, contra las cuales el gobierno ha puesto en práctica acciones agresivas de turbas y grupos paramilitares, que han golpeado y herido y vejado a estas pacíficas y estoicas mujeres, que se han ganado el reconocimiento mundial.
Pero ni las excarcelaciones con deportación de presos políticos, ni los anunciados “cambios” del heredero Raúl Castro, han traído para el “pueblo llano” el cese de la represión, del terrorismo de Estado. Ni tampoco soluciones a la crisis económica, a la carencia de bienes de consumo y al hambre, que también puede señalarse como forma de control de gran parte del pueblo, preocupado por la necesidad de “resolver” la subsistencia cotidiana.
El terrorismo de Estado ha incrementado ahora su actividad, incorporando nuevos métodos represivos o aumentando los que ya existían. La policía está llevando a cabo brutales golpizas en la propia vía pública, de una de las cuales resultó asesinado hace poco el activista pacífico Juan Wilfredo Soto García, en Las Villas.
Las integrantes de las Damas de Blanco y las Damas de Apoyo son atacadas violentamente por las turbas organizadas por el Ministerio del Interior. A los activistas por los derechos humanos, mujeres y hombres, los arrestan con brutal agresividad; los retienen por algunos días en las unidades de la policía, donde los amenazan bajo la llamada advertencia judicial antes de soltarlos.
Según los datos recopilados por la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, en lo que va de este año 2011 la policía política ha llevado a efecto 1,727 arrestos, todos con violencia y lesiones para las víctimas.
El colmo de estos actos de terror policial se llevó a efecto en días pasados en la ciudad de Palma Soriano, Oriente, donde los agentes policiales entraron por la fuerza en una casa en la que se efectuaba una reunión de opositores políticos pacíficos, los cuales fueron brutalmente golpeados. La policía utilizó gases lacrimógenos, y destruyó computadoras y muebles, llevándose arrestados a varios presentes.
La inconformidad popular, la ausencia de soluciones económicas, laborales y políticas han llevado a actividades significativas, como las manifestaciones efectuadas por algunas mujeres en la escalinata del Capitolio Nacional, con el arresto de sus participantes; y la significativa actividad de dos mujeres integrantes de las Damas de Apoyo, en la céntrica esquina (conocida como) Cuatro Caminos, en La Habana, las cuales, a golpes de cazuelas y cucharas de metal, protestaban contra el hambre, reclamaban comida para sus hijos y soluciones a la crisis interna de Cuba y la falta de medidas adecuadas para resolverlas, acto que la multitud allí reunida respaldó cuando la policía arrestó y se llevó violentamente en sus carros a las dos mujeres.
El régimen incrementa el terror con nuevas medidas represivas, en el mantenimiento desesperado y brutal del peor de los terrorismos: el terrorismo de Estado.
- 23 de enero, 2009
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