¿Qué pasó en el pueblo de Jackson Hole hace dos semanas?
Jackson Hole es un pueblito pintoresco, como hay muchos en Estado Unidos, pero no tantos como los norteamericanos quisieran. Se ubica en el estado de Wyoming, muy cerca de Canadá, en la parte norte-oeste de esta poderosa nación. La singularidad de esta pequeña ciudad es que desde hace 33 años fue escogida por la “Fed” de la Reserva Federal de Kansas City para realizar encuentros anuales de poderosos hombres y mujeres del mundo financiero global.
El tema central del último encuentro fue el crecimiento económico de largo plazo. En ocasiones pasadas los temas principales han sido los propios de las preocupaciones de los reservados banqueros centrales. Se intenta que tales temas vayan acorde con la temporada y las aflicciones del año en curso.
Como en cualquier club exclusivo (deportivo, gastronómico, etcétera), los banqueros centrales también tienen sus rituales y el de Jakson Hole no es uno más entre ellos, pues es muy atractivo y lleno de “glamour”, donde se oye y se dice mucho y, sospecho, se delibera poco, y las conclusiones del encuentro (si las hay) no obligan a nada ni a nadie.
En este verano colmado de incertidumbres de todo tipo, el personaje estrella en Jackson Hole fue sin duda alguna Ben Bernanke, brillante tránsfuga de la academia de economistas de los EE.UU. y actual presidente de la junta de gobernadores de su banco central. De él se esperaba el anuncio de una política monetaria nueva, acompañada quizá por un mecanismo impulsor de la actividad económica norteamericana (incluyendo fomento del empleo) y, por ende, en una buena parte del planeta. Pero así no fue la cosa.
La larga resaca de la recesión 2008-2009 y las tristes expectativas de una recesión en puerta, explicables por una desaceleración económica de los últimos meses, son dos hechos que hicieron que el esperado discurso del 26 de agosto convocara a los medios de comunicación y a los mercados financieros que buscan sin descanso los mensajes espectaculares e insinuaciones inequívocas de este célebre caballero.
Las 13 páginas que leyó, urbi et orbi, merecen un esfuerzo elemental para sacar algunas conclusiones útiles, que varían según el lector u oyente de ese esperado mensaje.
Vayamos al grano acerca sobre lo planteado acerca de su visión de la coyuntura económica presente en los EE.UU., que fue el punto toral de tal intervención, lo sustantivo para los mercados financieros y, obviamente, para los mismo banqueros centrales y no centrales de diferentes puntos del planeta.
a).-La recuperación global ha sido lenta y errática, a pesar de las políticas públicas puestas en marcha, considerando que no se alcanzan aún los niveles productivos anteriores a la crisis.
b)-Sin embargo, propone una visión optimista del futuro.
c).-Las bases fundamentales de la economía norteamericana no se han alterado.
d)-Los desafíos ahora son dos: salir de la recesión y aprovechar el gran potencial económico de largo plazo de los EE.UU.
e).-Los principales indicadores macroeconómicos recientes son todavía alentadores.
f).-La reducción del desempleo ha sido insuficiente (9% hasta ahora).
g).-La profundidad y globalidad de la recesión ha limitado los remedios tradicionales para combatir las crisis, subrayando el desplome del mercado de vivienda y la gravedad de los problemas financieros.
h).-La incertidumbre en los mercados financieros se ha acentuado por los problemas de la deuda soberana de algunos países europeos y con la situación fiscal endeble de EE.UU., así como por su controvertida baja en la calificación crediticia determinada por las agencias calificadoras.
i).-La recuperación seguirá siendo lenta y las tasas de interés, por lo tanto, se mantendrán bajas al menos por dos años más.
j).-Será hasta 20 y 21 de septiembre próximos cuando se anuncien otros estímulos monetarios adicionales, en la perspectiva de promover una recuperación firme, con estabilidad de precios.
Los últimos dos puntos señalados fueron la clave de este discurso: continuación de bajas tasas de interés y el aviso de una fecha próxima para emitir otras decisiones de política monetaria, quizá también de naturaleza anti cíclica, es decir, de estímulo al gasto, de fomento a la demanda y de defensa del empleo.
El discurso fue en sí mismo importante por el momento en que fue dicho. Sus consecuencias son dispares, según los particulares intereses de cada destinatario, pues evidentemente son muchos los que se ven afectados por lo que diga o no diga Bernanke. El gobierno de Obama es el más atento destinatario de las ideas y consecuencias de este discurso, que debe reflejar la cacareada autonomía de la Fed, que es responsable de manejar la tasa de interés y la liquidez de los medios de pago del país.
La coordinación de la política monetaria con la política fiscal es indispensable, en EE.UU. y en cualquier otro país y, por lo mismo, tal mensaje jugará un papel de primer orden en el eventual equilibrio de estas dos políticas económicas de corto plazo en este país, inmersas ambas en un escenario plagado de dudas e incertidumbre.
Los problemas del crecimiento económico de largo plazo de los EE.UU. fueron analizados por Bernanke con un gran optimismo. No podía ser de otra manera. En la naturaleza de la labor de todo banquero central está enviar señales de optimismo a la población y a los mercados financieros, aunque se esté cayendo el mundo. Competitividad, educación, ciencia, tecnología, cultura empresarial exitosa, y muchos otros ámbitos, son factores que mantienen todavía a los EE.UU. como una nación de punta, según Bernanke.
Fue notable que también haya reconocido dos cuestiones: el envejecimiento de la población norteamericana y sus efectos en los costos del sistema de salud y, por supuesto, los muchos rostros de la crisis fiscal en EE.UU., que han abierto una controversia densa y trascendente en muchos lugares de la aldea global. En su momento, por ejemplo, los chinos dijeron lo suyo sobre este tema, que no fue poca cosa.
El aviso reciente de Obama sobre el gasto público del 2012, muy orientado a fomentar el empleo, me parece que ya da una idea de lo que traerá la siguiente disertación de Bernanke los días 20 y 21 de septiembre. Con los vaticinios que hay acerca de una eventual recesión global o, por lo menos, de un dinamismo económico menor, parece que se mantendrá una línea monetaria anti cíclica en el banco central de EE.UU.
Es lamentable que la ciudadanía de todos los países poco entienda sobre lo que hacen y cómo lo hacen los bancos centrales. La inopia financiera de la mayor parte de la opinión pública puede ser menos alarmante cuando sectores sociales amplios entiendan el enorme poder que tienen sobre sus vidas las decisiones de los banqueros centrales. Los problemas del sistema económico tal vez pudieran ser menores si la ciudadanía hiciera oír vigorosamente su voz y su voto frente a los mensajes rebuscados de estos poderosos señores y señoras (incluyendo a la señora Lagarde, la gran jefa del FMI).
Fernando Chávez es economista y docente de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UAM).
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