Un Humala menos combativo y más incluyente trata de atraer a Wall Street
The Wall Street Journal Americas
Si hay algo que los inversionistas de Wall Street recordarán de su primer encuentro con el presidente peruano Ollanta Humala, será muy probablemente esta frase: "inclusión social".
Es lo que les repitió insistentemente a los votantes peruanos durante su campaña presidencial y con lo que seguro, al menos en parte, terminó convenciendo al 51,45% de la población que lo eligió en una segunda vuelta electoral en junio.
Esta semana, menos de dos meses después de haber asumido el poder, Humala emprendió una nueva campaña, pero no por Lima ni las zonas más empobrecidas de Perú. Tampoco se movilizó a bordo de una camioneta todoterreno. Esta vez sus paradas las hizo en instalaciones de lujo en Nueva York, en limusina y acompañado en cada traslado por una cortina implacable de miembros del Servicio de Inteligencia de Estados Unidos.
Su público no han sido madres coordinadoras de programas sociales, desempleados, jubilados con pensiones deprimentes ni jóvenes con pocas esperanzas en el futuro de su país. Esta vez su audiencia han sido señores de traje y corbata, con sueldos de seis dígitos, ejecutivos de algunas de las más importantes empresas financieras del mundo, incluidas Morgan Stanley, Goldman Sachs Group Inc. y J.P. Morgan.
"Inclusión social", les ha repetido, explicado, ejemplificado y recalcado a los inversionistas; en público y en privado, en almuerzos y cenas, ya no con el objetivo de que lo elijan a él sino a Perú como destino de sus inversiones.
"América Latina es la región más desigual del planeta y eso tenemos que cambiarlo. La inclusión social es un proceso de una gran transformación", fueron algunas de sus primeras palabras a un grupo de cerca de 200 ejecutivos en la sede de la Americas Society/Council of the Americas el jueves durante una cena en su honor.
Pero, ¿qué es la inclusión social según Humala?
"Transformar el crecimiento económico en el que vivimos los peruanos y peruanas desde hace 10 años, en desarrollo. En otras palabras, que el dinero se convierta en calidad de vida", dijo en su presentación del jueves ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el motivo principal que lo trajo a Nueva York en lo que constituye su primer viaje internacional como mandatario en funciones.
En reunión con inversionistas, explicó el concepto poniendo como ejemplo a un campesino imaginario en un pueblo recóndito de Perú.
"Qué bueno sería que un campesino pueda sentarse a las cinco de la tarde a ver la puesta del sol tomándose un cafecito y viendo a sus hijos hacer sus deberes escolares", dijo Humala, de 49 años. "Pero para lograr que este campesino disfrute de la vida, hay que llevar el Estado ahí… un Estado que pone justicia, salud, carreteras, que cuida el medio ambiente, que pone la luz para que pueda salir en la noche. Debe haber escuelas, maestros calificados… (Y) el señor campesino debe tener trabajo. Necesitamos crear empleo, crear una política agraria, darle a la agricultura valor".
Para lograrlo, el mandatario les dijo a los inversionistas que su papel era "muy importante" y les pidió que vean a su gobierno "como un apoyo, un amigo". Y queriendo hablar en serio, sin quererlo le salió un chiste:
"Les va a ser más rentable invertir en el Perú que en Grecia, y que me disculpe si hay algún griego aquí", dijo durante la cena del jueves provocando risas entre los asistentes.
Durante su visita a Nueva York, que continuará hasta el fin de semana, Humala parece haber logrado que su mensaje calara entre su audiencia.
"(El presidente) reiteró su compromiso de mantener la independencia del banco central y el crecimiento del país, pero con inclusión social… Esa coherencia en los mensajes va a dar la seguridad y la confianza para invertir en el país", dijo Daniel Gamba, director general de la firma global de gestión de fondos y riesgo BlackRock, el miércoles a su salida de una reunión privada con el presidente en The Princeton Club. El encuentro se dio como parte del tercer Peru Investment Forum anual, organizado por la Peruvian Business Council y al que asistieron unos 150 inversionistas.
Gamba también reveló que durante la cita, con 15 ejecutivos de diferentes pesos pesados de Wall Street, le pidieron al presidente que explicara el cambio en su discurso político de los últimos años. "El pueblo peruano había pedido un consenso", contestó el mandatario, según Gamba.
"Lo que plantea el presidente es lo que tenemos que hacer todos los países latinoamericanos, crecer pero con inclusión social", dijo David Bojanini, presidente del colombiano Grupo de Inversiones Suramericana, quien también estuvo presente en la cita a puerta cerrada con el mandatario peruano. En julio, su empresa llegó a un acuerdo para adquirir el portafolio latinoamericano de seguros y pensiones del holandés ING Groep, que incluye activos en Perú, por US$3.700 millones.
Otro que también estuvo presente durante el Peru Investment Forum para escuchar a Humala fue Rohan McGowan-Jackson, director gerente del gigante minero anglo-australiano Rio Tinto.
"Hay un esfuerzo importante por comprometerse, comunicar, asociarse" de parte del gobierno peruano, dijo el ejecutivo de Rio Tinto, que lleva a cabo el proyecto cuprífero de La Granja, en Cajamarca.
En el foro de inversión, Humala estuvo acompañado, entre otros miembros de su gobierno, del ministro de Economía y Finanzas, Luis Castilla, y el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde.
"Tenemos que mantener la estabilidad macroeconómica del país y reglas de juego claras", aseveró Castilla durante su presentación, reiterando el mensaje de su jefe. "Sin estos dos prerrequisitos, ninguna política será útil".
El camino a la presidencia de Humala, un ex militar que dice que nunca quiso ser presidente sino Comandante General de las Fuerzas Armadas de Perú, ha sido largo y accidentado.
En su primera postulación en 2006, perdió con 47,4% de los votos en una segunda vuelta contra el ex presidente Alan García. Derrotarlo resultó más sencillo para su contrincante de entonces que para Keiko Fujimori, la hija mayor del ex mandatario peruano Alberto Fujimori, y rival de Humala este año.
Hace cinco años e incluso en 2011, para dejar mal a Humala sólo bastaba recurrir a su cercanía física e ideológica con el presidente venezolano Hugo Chávez, cuyo apoyo público a su candidatura lejos de beneficiarlo acrecentó las dudas y los temores no sólo de los empresarios y ciudadanos peruanos sino también de los inversionistas extranjeros, que temían que sus apuestas en el Perú corrieran peligro.
"He aprendido a golpes", dijo durante el evento de la Americas Society/Council of the Americas, auspiciado por Citigroup, Microsoft y las petroleras Chevron y Pluspetrol. "Hacer política me ha costado juicios, denuncias penales, calumnias. Muchas veces la soledad cuando se está perdiendo y amigos cuando se está ganando".
Sus detractores quizá habrían quedado sorprendidos al verlo hablar tanto en el almuerzo del miércoles como en la cena del jueves por 15 y 26 minutos, respectivamente, sin la ayuda de un papel. Durante su campaña electoral, parte de la prensa establecida de su país y casi la mitad de la población lo criticaron duramente por hablar "con libreto" y lo acusaron de poca fluidez, coherencia y constancia cuando prescindía del apoyo escrito.
Su éxito quizá no habría sido posible si no hubiese abandonado primero el discurso socialista y, para muchos, antidemocrático de sus primeros años de vida política, que le costaron la presidencia en 2006 y casi la de este año. Elegir a Humala, para sus detractores, era echar a la basura una década de expansión económica asombrosa.
En julio, la economía peruana acumuló 23 meses consecutivos de crecimiento, con un avance de 6,52%, superando los pronósticos de la mayoría de los analistas. Se espera que el PIB se expanda por encima del 6.3% en 2011 y 5,7% en 2012, según el banco central.
En una medida de contención ante el deterioro de las perspectivas financieras globales que podrían golpear también a Perú, el gobierno aprobó el lunes un estímulo fiscal inicial de casi US$330 millones para impulsar la inversión en el sector público.
Para Diego Urrutia, subdirector de J.P. Morgan y quien asistió al foro de inversión del miércoles para escuchar a Humala, Perú está en posición de capear la tormenta bastante bien.
"Lo que Perú tiene, que es muy particular, es un 'momentum' muy fuerte hacia un crecimiento sostenible", dijo el ejecutivo. "Los países emergentes, Perú siendo uno de ellos, ya han demostrado la capacidad de confrontar esta posible crisis".
Hoy, Humala sigue hablando de revolución, pero no la que temen los muchos que aún no confían en él.
"Si hay una revolución que hacer en el Perú, es la revolución educativa", dijo el presidente en la cena del Americas Society/Council of the Americas. "Que la educación deje de ser un instrumento de exclusión y que sea de inclusión. La educación tiene un precio que los pobres no pueden pagar".
En respuesta a las dudas que quedan alrededor de él y el rumbo que tomará Perú bajo su mandato, el presidente dijo: "No pido ni espero que me regalen la confianza, aspiro a ganármela… Que la paz social permita el flujo de las inversiones. La inclusión social no es una retórica, es un compromiso con el país".
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