Correa: We are the truth
La frase en inglés, cuya traducción es “nosotros somos la verdad”, la expresó en la Universidad de Columbia, Nueva York, el viernes 23 de septiembre del 2011, el presidente Correa, para intentar convencer que su versión es la única que debe creerse sobre el juicio que sigue a EL UNIVERSO, sus personeros y Emilio Palacio, y sobre el 30-S.
A Correa se lo ha tachado de que actúa en la línea de Luis XIV de Francia (1661-1711), al que se le atribuye la frase “El Estado soy yo”.
Pero, más grave que la acumulación de poderes, por la sumisión de quienes en las funciones del Estado actúan para congraciarse con el gobernante, es su pretensión de personalizar la verdad.
En el Evangelio de San Juan, 14:6, aparece que cuando Tomás le pregunta a Jesús: “Cómo vamos a saber el camino” –al Padre, para después de la muerte terrenal–, el Hijo de Dios le contesta: “Yo soy el camino, la verdad y la vida…”.
Por la obsecuencia de los actuantes y de los que se designen como juzgadores, podrían multiplicarse los condenados por no someterse a la pretensión del gobernante de él encarnar la verdad, los escoja el“Privar de la libertad y de los bienes, a más de indemnizaciones por cuantías para quebrar a quienes se las imponen, como que sí está en la agenda del poder del Ecuador del siglo XXI”. mismo gobernante o los de su entorno.
Del “santo oficio” a la justicia en el Ecuador
La congregación de ese nombre tuvo a su cargo lo que se conoce como la inquisición: perseguir a quienes eran tachados de herejes o de contrarios a su versión de la verdad divina.
Los actuales tiempos no son de torturas ni de muertes de extrema crueldad, como en la época de la inquisición; pero perseguir, privar de la libertad y de los bienes, a más de indemnizaciones por cuantías para quebrar a quienes se las imponen, como que sí está en la agenda del poder del Ecuador del siglo XXI.
Uno de los juzgamientos más conocidos del “santo oficio” fue el del gran científico del siglo XVII, Galileo Galilei, que, investigador de la astronomía, estudió el Sistema Solar, los planetas y las estrellas, y alertó de los movimientos y la rotación de la Tierra. El poder de la Iglesia católica que suponía el creacionismo del génesis bíblico se le fue encima.
Galileo fue procesado en abril de 1633, condenándoselo a prisión perpetua el 21 de junio de ese año, pero el papa Urbano VIII le ofreció conmutarle la pena por prisión domiciliaria, siempre y cuando abjure de lo que había publicado de sus investigaciones.
Galileo, a los 69 años, muy enfermo, vejado por el “santo oficio” y bajo amenaza de tortura, se sometió y abjuró de lo que había entregado a la ciencia, como única posibilidad de sobrevivir. Conmutada la pena, es célebre su frase “…y sin embargo se mueve”, refiriéndose a la Tierra.
El perdón condicionado
A semejanza de Urbano VIII, Correa está dispuesto a perdonar. También a indultar.
Pero su generosidad la condiciona a que los que él cree que deben ser condenados, para el perdón o el indulto, primero deben declararse culpables, humillándose así ante él.
¡Cuán rutinario se vuelve rezar, en el padrenuestro, “perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”!
San Mateo 6:12, relata que Jesús enseñó a orar “…Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal”; y sigue la enseñanza, 6:15, “…porque si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, su Padre que está en el cielo los perdonará también a ustedes; pero si no perdonan a otros, tampoco su Padre les perdonará a ustedes”.
¿Y será mentiroso contumaz?
Por “contrario sensu”, por no personalizar la verdad, ¿será mentiroso contumaz? No lo es.
Correa es un ser humano con aciertos y errores, pero obnubilado por el poder.
Quienes en su entorno quieren apropiarse de más medios de comunicación le alimentan su ego para que persiga a sus propietarios y periodistas y demande indemnizaciones, a fin de quebrarlos en lo empresarial.
Ignora muchas cosas en que decide imponer su voluntad. El caso del bloque 20 de la Amazonía, entregado ilícitamente por 30 años a la empresa Ivanhoe, con supuestas reservas estimadas por encima de todas las otras reservas conocidas del Ecuador, un verdadero fraude, Correa lo defiende con pasión.
Lo del 30-S es otro caso. Condenable, sin duda, que lo hayan agredido la mañana de ese día, en que estuvo en riesgo de morir, por más provocación que haya significado su intervención en el Regimiento Quito.
Pero la falta de coordinación entre el GIR y el GOE de la Policía Nacional –leales a Correa– con el mando de las Fuerzas Armadas, así como haber convertido en escenario bélico los accesos al Hospital de la Policía Nacional, sin previo aviso como lo manda la Convención de Ginebra, por supuestamente privilegiar el factor sorpresa, entre otras circunstancias, lleva a que la verdad no esté en la versión que pretende imponer el presidente Correa.
La legitimidad de los 90 años
Para deslegitimar a los que él cuestiona, Correa siempre acusa que no tienen la legitimidad de haber ganado elecciones.
En el caso de EL UNIVERSO, ¿no será legitimidad que los lectores lo han hecho suyo por más de noventa años?
La única real legitimidad está en la verdad. Esta siempre debe sustentarse en la transparencia.
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