Bolivia: Evo Morales prueba de su propia medicina
Evo Morales surgió como líder indiscutido de los movimientos populares en Bolivia desde mediados de los años 90. En la siguiente década, su liderazgo se consolidó a través de las grandes movilizaciones y protestas que acaudilló y que ayudaron a provocar la caída del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003 y mantuvieron en una extrema debilidad al de Carlos Mesa hasta 2005.
Ahora, Morales está afrontado una situación similar a la que vivieron estos dos presidentes pues desde finales del año 2010 las movilizaciones de los sectores populares, sindicales e indígenas tienen como objetivo al propio ejecutivo boliviano. Ya el pasado mes de diciembre, se produjeron los sucesos del llamado “gasolinazo” contra el aumento del precio de la gasolina, protagonizado por movimientos sociales cercanos al gobierno.
Como recuerda Edmundo Paz Soldán en el diario El País, esta situación ”muestra que el estilo autoritario, centralista, bajo el viejo molde del caudillismo latinoamericano, puede gobernar pero no construir un Estado. Sin instituciones sólidas, el caudillo termina siendo víctima de las mismas fuerzas que lo encumbraron…sí deberían inquietarle los movimientos sociales que lo llevaron al poder; son ellos quienes, ante un sistema institucional que su gobierno ha debilitado, podrían hacerlo tambalear cualquier rato. De hecho, ya lo están haciendo”.
La represión de los gobiernos de Hugo Banzer y de Gonzalo Sánchez de Lozada más que debilitar al movimiento de Evo Morales, lo reforzaron. Ahora podría ocurrir lo mismo, con Morales en el otro lado del tablero político.
Por eso, el presidente boliviano ha reiterado que ninguna autoridad del Gobierno instruyó la represión policial: “quiero decirles a las familias víctimas que nos disculpen, que me perdonen. Quiero que sepan: no ha habido ninguna instrucción ni jamás habíamos pensado que podría ocurrir de esa manera, duele bastante, como víctimas que hemos sido en muchas oportunidades de la represión por la fuerza pública…No fue una instrucción del Presidente. Jamás en el Gobierno hemos pensado que podría suceder semejante agresión a los hermanos indígenas”.
Las protestas son lideradas por los movimientos indígenas y por la Central Obrera Boliviana (COB) encabezada por el secretario ejecutivo del sindicato, Pedro Montes, “aquí está la rabia y la bronca del pueblo, en este país parecería que no hay respeto, los gobernantes no escuchan y no cumplen con sus compromisos, estamos exigiendo de una vez el 2% de incremento hasta el día viernes y los demás puntos a discutirse”.
El analista Jorge Lazarte explicó al diario La Tercera que “hay un proceso muy paradójico, porque el gobierno se siente cada vez con más poder, pero al mismo tiempo, se aísla cada vez más de la sociedad. ¿Morales ha perdido el apoyo de las bases? Sí. Este proceso empezó el año pasado, cuando perdió un millón de votos en el occidente del país. Además, hubo otros conflictos. De modo que hay un proceso continuo de fracturamiento”.
Para el politólogo Jorge Kafka, “muchos sectores sociales (urbanos y rurales) que antes apoyaban al Gobierno se solidarizan con los indígenas y están conformando un bloque que, aunque no tiene una estructura específica, evidencia que Morales ha perdido apoyo social e indígena” .
“El único apoyo de las organizaciones sociales que le queda al Gobierno es el de los cocaleros. Cada día que pasa está más solo”», reflexiona la historiadora Ximena Costa.
El método de Evo Morales: la caída de Sánchez de Lozada (2003)
La historia de Evo Morales desde 1995 es la historia de los movimientos y protestas que encabezó. Ya ese año, en defensa de los cocaleros del Chapare, advirtió al Gobierno que sus 35 mil seguidores defenderían sus cultivos “hasta las últimas consecuencias” .
En 1998, Morales lideró las protestas contra el Plan Dignidad, que buscaba acabar totalmente para 2001 con la producción de coca, e invocó el derecho a resistir “militarmente” a las tropas que procedían a la erradicación de los cocales: ”he dicho que el Decreto 26415 va hacer arder no sólo el Chapare sino a todo el país. No he dicho que Evo Morales haría arder el país sino el decreto… Nunca incité a la violencia, menos a matar”.
Su táctica se basaba en el bloqueo de caminos y en masivas protestas contra los gobiernos de la época: “el movimiento campesino no se ha rendido. El enérgico bloqueo de caminos hizo que el gobierno se comprometiera a no expulsar campesinos del Chapare, así que con eso empezamos a destrozar el Plan Dignidad”.
Luego, en 2001, antes de tomar posesión el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, Morales advirtió que el MAS llevaría a cabo una oposición agresiva buscando detener la erradicación de cocales, renacionalizar los hidrocarburos y convocar una Asamblea Constituyente.
Entre 2003 y 2005, el Mas acompañó a otras fuerzas como el MIP, la CSUTCB, la COB y las asociaciones vecinales de El Alto en protestas como la que tuvo lugar contra el impuestazo, el gravamen directo, con el que el Gobierno esperaba recortar el déficit fiscal.
Morales convocó entonces una huelga general de 24 horas y luego un paro general de 48 horas: “por más que yo vaya a hablar, el pueblo no parará las movilizaciones. Sería una traición al pueblo boliviano, que quiere su renuncia. No podemos ir contra la voluntad del pueblo”.
Meses más tarde, sindicalistas, cocaleros y militantes del MAS constituyeron en Cochabamba una Dirección Única de Defensa del Gas. Era la primera vez que Morales fundaba una plataforma lejos del Chapare: “nos hemos organizado y nos hemos levantado y no vamos a parar hasta que este señor vaya a la cárcel con 30 años de condena, sin derecho a indulto. Sánchez de Lozada y sus ministros, especialmente los responsables de la represión y la política económica, tienen que ir a la cárcel. Queremos recuperar el poder para recuperar el territorio: las concesiones mineras tienen que volver a nuestras manos”.
Fernando Molina analizó en su día en la revista Pulso estos hechos: “en cuanto al MAS, su conducta fue siempre dual entre su propensión al radicalismo y su contención calculada para ganar los favores de la clase media, de la que necesita para su estrategia electoral de poder…así sea sólo por cálculo político, no apostó al derrumbe de la democracia porque temía sus consecuencias”.
Según Molina “en un primer momento apoyó las movilizaciones con sus propias demandas, como la revertir la propiedad de los hidrocarburos a dominio del Estado. A ello agregaba otras demandas como la Constituyente y la tierra. Era evidente que el MAS había finalmente encontrado un terreno en el cual podía plantear una demanda distinta de la de la coca, con el fin de acreditarse como movimiento nacional”.
Después, Morales anunció su apoyo al movimiento sería con bloqueos de caminos y apostó a la caída de Sánchez de Lozada: ”si el gobierno pretende imponer un estado de sitio, el pueblo debe responder con bloqueo de caminos, bloqueo de productos y huelga general; es decir con una resistencia civil para derrocar a este régimen corrupto y antipatriótico que lo único que busca es repartirse las pegas en el gobierno”.
La caída de Carlos Mesa (2005)
El liderazgo de Morales salió muy reforzado con esta victoria política. Pactó con el nuevo gobierno de Carlos Mesa hasta que a inicios de 2005 rompió con él, pues le consideró como el “principal enemigo del país”, por el proyecto de elevar el precio de los carburantes.
Tras quince meses de apoyarlo, Evo Morales pidió que “si el Presidente (Mesa) no atiende al pueblo, es mejor que adelante las elecciones”. Lideró entonces a miles de indígenas, campesinos y mineros en marchas, paros y bloqueos llegando a cercar y paralizar La Paz.
El motivo clave de la renuncia de Mesa fue el anuncio del entonces diputado Morales de bloquear rutas para lograr la aprobación de una Ley de Hidrocarburos, rechazada por el gobierno. ”La Ley de Hidrocarburos que plantea el honorable Evo Morales, jefe del MAS, es una ley inviable e imposible. Quiero subrayar lo que estoy diciendo, es una ley inviable e imposible”, declaró Mesa poco antes de anunciar su dimisión. La ley impulsada por el MAS incluía el aumento de regalías por hidrocarburos desde el 18% hasta el 50%.
La caída de Mesa poco después abrió definitivamente el camino de Morales hacia la presidencia en 2006.
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