Paraguay: Por qué somos como somos
Noto con desencanto que la sociedad se involucra poco o nada en las cosas y asuntos que tantas veces nos tienen a maltraer.
Los problemas y las soluciones los generamos entre todos, porque todos, de una u otra manera, como portadores de conciencia abierta, hacemos funcionar la sociedad.
Que nadie se crea inocente y libre de culpa, de ningún modo, ante ciertos hechos. Con nuestra apatía, que es un declarado mal endémico, estamos presenciando cómo se va desplomando una sociedad que debería estar en una situación de mayor holgura económica y crecimiento educativo.
Si hasta la naturaleza es nuestra gran aliada pues no tenemos registros de terremotos ni de graves inundaciones entre otros desórdenes de origen natural. Y sin embargo…
Muchos son los paraguayos que opinan que somos como somos porque el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia nos aisló del resto del mundo y gobernó con mano de hierro a nuestros antepasados.
Gentes hay que afirman que no nos podemos reponer todavía de la larga dictadura stronista que nos silenció por más de treinta años.
Pero lo cierto y lo concreto es que los tiempos vividos, los actuales, son los que verdaderamente cuentan en nuestra agenda. Y cuenta nuestra realidad.
Y a partir de nuestra realidad deberíamos ya aprender a involucrarnos en todo cuanto afecta a nuestra estructura social para poder proyectarnos hacia un futuro esperanzador. Y ese futuro, bien lo sabe, lector, se lo debemos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.
La pasividad nos está llevando a un alarmante grado de decadencia. No debería ser así. Se supone que estamos en estado de democracia y que podemos hablar y expresarnos sin temor pues las leyes garantizan nuestra libre expresión de ideas.
La falta de compromiso, la indolencia, la indiferencia nos están pasando cada vez más y con mayor insistencia facturas de orden moral, económico y político.
A mí me causa un sentimiento de simpatía observar cómo muchos feligreses realizan ferias de ropas usadas en la vereda de la Parroquia “Nuestra Señora del Rosario”, de Sajonia, con la finalidad de solventar algunos gastos del templo.
He visto hace poco tiempo, a través de la televisión, a unos jóvenes estudiantes de la ciudad de Fernando de la Mora pintando señales de tránsito en las calles. ¡Eso es involucrarse!
Suelo observar que la estructura de algunas escuelas públicas se halla en condiciones deplorables.
Y pienso que los padres de los alumnos deberían considerar qué pueden hacer, desde su ingenio y su fuerza de voluntad, para dar una mejor fisonomía y condiciones de seguridad a tales instituciones.
No puede ser tan imposible que los padres se reúnan semanalmente para hacer una evaluación sobre el problema y ver el modo de coordinar un trabajo conjunto que redunde en beneficio de la casa de estudios.
Las redes sociales son de enorme gravitación en estos tiempos. A través de ellas las personas pueden formar una suerte de alianza para combatir o ponerse de acuerdo sobre una circunstancia política o económica que tiene repercusión en el Paraguay.
De hecho, las redes sociales pueden constituirse, si se proponen seria e inteligentemente, en elementos de cambios políticos, pues las expresiones de sus usuarios, abiertamente ventiladas, pesan, y cuánto, en esta era digital. Lo que ya no conviene más a la sociedad es la permanencia o vigencia de esta oxidada pasividad. ¡Ya no!
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