La desigualdad y los “indignados”

Crece la ira. Los “indignados” –esas personas que protestan en las plazas– reservan su mayor cuota de cólera contra la injusta diferencia de ingresos. Les parece bochornoso que ciertos ejecutivos o propietarios de empresas ganen hasta más de cien veces lo que perciben los trabajadores corrientes y molientes, especialmente ahora, cuando el 10% de la población está desempleada.
¿Tienen razón? No creo. En una economía libre en gran medida es el mercado lo que fija los ingresos de las personas. El mercado, no se olvide, es la resultante de las decisiones de millones de personas. Por ejemplo, los televidentes, con su tenaz determinación de ver el programa de Oprah Winfrey propician que esta dama acumule anualmente 290 millones de dólares. Si el ingreso promedio del trabajador que limpia el estudio de TV es veintinueve mil dólares por año, doña Oprah ingresa diez mil veces esa cantidad. ¿La deben condenar por avariciosa? ¿Por qué, si sus ingresos son el resultado de la decisión del consumidor soberano?
Lo mismo puede decirse de los novelistas James Patterson (88 millones de dólares anuales, el escritor que más gana en el planeta) y Stephen King (28 millones), del tenista Rafael Nadal (31 millones), del beisbolista Alex Rodríguez (38 millones), del astro de soccer David Beckam (40 millones), del golfista Tiger Woods (75 millones) y de los directores de cine David Cameron (257 millones), George Lucas (170 millones) y Steven Spielberg (107 millones).
Todos estos datos y otros similares están al alcance de un clic en una Web denominada Paywizard.org. Incluso, aparecen las personas que trabajan por un dólar al año de salario, como sucede con el alcalde de New York, el multimillonario Michael Bloomberg, o el Papa Benedicto XVI, que ni siquiera recibe ese dólar, pero lo remuneran con el techo, la comida, el vestuario y el resto de los gastos que genera su compleja ocupación de dirigir la Iglesia católica.
Nacemos, ya se sabe, con una innata percepción de la justicia distributiva. Los niños pequeños son capaces de advertir que otras criaturas reciben más leche o papilla que ellos y muestran su enfado cuando sucede. Pero, junto a esa reacción intuitiva está la otra de apoderarse de la mayor cantidad de alimentos, o del juguete ajeno sin detenerse a pensar que esa acción genera una suerte de agravio comparativo. Al niño le molesta que el otro tenga más papilla que él, pero disfruta mucho cuando sucede a la inversa.
Entre los adultos ocurre lo mismo. El señor Michael Moore, apóstol de los indignados, gana con sus documentales, libros y apariciones públicas treinta o cuarenta veces lo que ingresan sus fanáticos, pero en su caso esa superioridad económica es percibida como la confirmación de su talento y no como una prueba de la injusticia del sistema. ¿Hipocresía? Puede ser. Ahí tiene un buen tema el orondo personaje para hacer una necesaria película contra sí mismo y contra la industria de la denuncia social.
La economía libre, sencillamente, no busca la distribución equitativa de los ingresos, sino el éxito material de quienes por su talento, suerte, conexiones, por lo que sea, siempre que cumplan las leyes, acaban siendo beneficiados, fenómeno que unas veces irrita a la mayor parte de los ciudadanos, pero otras parece complacerlos.
Naturalmente, lo que está muy mal es que los gobiernos rescaten a las compañías que han perdido el favor de los consumidores y, además, les paguen sus salarios a los ejecutivos con dinero público. Eso es ir contra el mercado. Si el Bank of America decide abonarle algo menos de dos millones de dólares anuales al presidente de la institución, el señor Brian T. Moynihan, debe hacerlo con recursos de los accionistas y no con los de los contribuyentes a los que se les impuso la dudosa encomienda de salvar la entidad financiera.
Tienen razón los indignados cuando protestan cuando se socializan las pérdidas y se privatizan las ganancias. No la tienen cuando se irritan por las diferencias de ingresos. El mercado es así. Donde funciona, la sociedad, en su conjunto, es mucho más próspera, aunque a veces sea más desigual.
El autor es periodista y escritor. Su último libro es la novela La mujer del coronel.
© Firmas Press
- 23 de julio, 2015
- 18 de abril, 2025
- 22 de abril, 2025
- 4 de septiembre, 2015
Artículo de blog relacionados
Libertad Digital, Madrid Cada vez que Zapatero anuncia una nueva medida para resolver...
28 de noviembre, 2009Por Roberto Cachanosky Economía Para Todos El récord de recaudación tributaria en relación...
13 de mayo, 2007Infobae - Economía Para Todos Días atrás, el senador Luis Juez dijo en el programa...
23 de noviembre, 2022- ¿Qué puede cambiar la era Trump, en el gran tablero del mundo? La respuesta marca tres horizontes: China, Israel/Palestina, y Ucrania27 de enero, 2025