Los valores personales y el desarrollo
El Heraldo, Tegucigalpa
La búsqueda del desarrollo es universal, independientemente de la situación en que se encuentre un país. Esto es así porque cada país siempre está tratando de avanzar de su situación actual hacia un estadio mejor.
Cuando hablamos de desarrollo, generalmente lo asociamos con el crecimiento del producto interno bruto, bajo la premisa que el crecimiento de la economía generará automáticamente una mejora en las condiciones sociales de un país. Desafortunadamente en la vida real esto no es así. Para que efectivamente podamos hablar de desarrollo deberíamos concentrar todos nuestros esfuerzos para lograr que el crecimiento económico promueva el bienestar del pueblo y el desarrollo humano. En otras palabras, la gente, representada por el ciudadano común y corriente, debería ser el objetivo central del desarrollo.
Siendo la gente, el eje central, entonces los objetivos básicos del desarrollo deberían ser crear un entorno que permita que el ciudadano pueda disfrutar de una vida larga y saludable, se reduzcan los niveles de pobreza, se provea un entorno seguro y se respete la vida humana, se provean buenos servicios de educación, salud y nutrición, se goce de la mayor libertad posible sin permitir el libertinaje y se creen las oportunidades para que todos los ciudadanos tengan una posibilidad de avanzar. Sin embargo, se ha demostrado que el desarrollo depende de un buen gobierno y de la existencia de un marco institucional fuerte, que promuevan el respeto a la dignidad, la Ley y los deseos legítimos de los ciudadanos.
El desarrollo social y el crecimiento económico también dependen de la existencia de valores personales y un entorno moral que sirvan de guía para las actuaciones de los líderes y de la población en general. La pregunta obligada entonces es ¿qué son los valores personales y cómo influencian el desarrollo socio económico? En la historia se ha comprobado que la existencia de valores es crucial para lograr cualquier forma de desarrollo.
Los valores distinguen al ser humano de los animales, definen lo que las personas son, influenciando la ética personal y sus creencias. Los valores en términos generales tienen como objetivo proporcionar las reglas para una conducta humana apropiada y promover la integridad en las actuaciones de las personas. Al establecer reglas de conducta o comportamiento, los valores también generan el orden social en la comunidad y el cumplimiento de las reglas éticas, morales y legales que hacen que los humanos puedan convivir en armonía.
Aunque existe una gran cantidad de valores, como ejemplos vamos a citar aquellos que en nuestro criterio tienen la mayor influencia en el desarrollo, como ser honestidad, responsabilidad, respeto, credibilidad, coraje, sabiduría, compasión, disciplina y generosidad. Precisamente la ausencia de valores es uno de los escollos principales para lograr el desarrollo sostenido de una nación. En nuestro caso, Honduras ha logrado eslabonar años de crecimiento económico alto pero que al final no han mejorado el bienestar de la mayoría de la población, que, como hemos dicho, debe ser el fin último del crecimiento económico. Y esto se debe a que la mayor o menor riqueza que se genera se queda en unas pocas manos, ya que aunque el tema de la seguridad ciudadana y el desempleo ocupan el primer lugar en la mente de nuestros compatriotas, tampoco podemos olvidar el flagelo de la corrupción.
Como corolario, esto nos lleva a la evidente necesidad de consolidar las instituciones, las cuales, además de la acostumbrada influencia política, ahora se encuentran amenazadas por el crimen organizado, la implacable corrupción y la pérdida de valores. Los sucesos recientes han dejado al descubierto la triste realidad del sistema policial en nuestro país.
No es posible que los escasos recursos del país sigan cayendo en los bolsillos de unos pocos políticos y empresarios inescrupulosos, dilapidándose en millonarios contratos adjudicados sin licitación bajo el pretexto de "emergencias mentirosas", compras con precios burdamente adulterados, bonos repartidos como artimañas políticas y muchas triquiñuelas más.
Los hondureños somos los únicos que podemos luchar por esa ansiada transformación de nuestro país. Como decía Aristóteles: "La felicidad es el sentido y propósito de la vida, todo el objetivo y el fin de la existencia humana".
- 23 de julio, 2015
- 4 de septiembre, 2015
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