Los inmigrantes se integran mejor en EE.UU. que en Europa
The Wall Street Journal Americas
La incapacidad en el Congreso para arreglar un sistema de inmigración quebrado y una serie de leyes estatales para frenar la inmigración ilegal podría sugerir que Estados Unidos no está teniendo un buen desempeño a la hora de integrar a los recién llegados.
Nuevos estudios realizados por centros de estudio tanto liberales como conservadores concluyen, sin embargo, que los miembros de la gran ola de inmigración contemporánea, que llegó a EE.UU. en la década de los 90, se están integrando a la sociedad estadounidense a un ritmo saludable y están más asimilados que sus pares en otros países.
Estados Unidos alberga en la actualidad 40 millones residentes nacidos en el extranjero, una cifra mayor que nunca y que incluye a los indocumentados que atravesaron la frontera de manera furtiva y aquellos que sí gozan de estatus legal, mediante una Tarjeta de Residencia Permanente en EE.UU. (conocida en inglés como "Green Card") o la ciudadanía.
La velocidad a la que se integran los inmigrantes —algo que se refleja en indicadores como la propiedad de una vivienda, el aprendizaje del inglés y la obtención de la ciudadanía— configura cómo los perciben los estadounidenses y tiene consecuencias para la economía, desde el mercado laboral y presupuestos gubernamentales hasta las aulas escolares y salas de emergencia en los hospitales.
"La asimilación es el proceso de borrar las diferencias entre inmigrantes y nativos a lo largo del tiempo", dice el economista Jacob Vigdor, de la Universidad de Duke, y profesor adjunto en el Instituto Manhattan, que estudia la integración de los inmigrantes. "Esas diferencias se están erosionando con la misma rapidez con la que lo hacían históricamente", señala.
En un estudio que será publicado esta semana, titulado "Assimilation Tomorrow" (algo así como 'Asimilación mañana'), los demógrafos Dowell Myers y John Pitkin, de la Universidad del Sur de California, siguieron el progreso de los inmigrantes mayores de 20 años que llegaron en los años 90, a partir de los patrones de olas anteriores de inmigrantes que se quedaron en el país una cantidad de tiempo comparable y teniendo en cuenta la recesión.
Los autores concluyen que quienes llegaron en esa década, procedentes en su mayoría de América Latina y Asia, consiguieron un consistente avance hacia la integración social y económica, hasta la crisis económica.
"Después de 2006, hubo un leve descenso, pero no regresaron al nivel de 2000", dice Myers, cuya investigación fue llevada a cabo en colaboración con el Centro para el Progreso Americano y financiado por la Fundación MacArthur. "Suponemos que se reanudará la trayectoria ascendente cuando se termine la crisis", opina.
No es de extrañar que la investigación encontrara que mientras más tiempo se quedan los inmigrantes en el país mayor es su asimilación.
Tras analizar datos de la Oficina del Censo, Myers y Pitkin encontraron que la mayoría de los inmigrantes consiguen comprar una vivienda en sus primeros 20 años en EE.UU. Apenas 24% de todos los inmigrantes que llegaron en los 90 tenían casa propia en 2000. Pero para 2030 esa cifra llegará a 72%, pronostican los autores del estudio.
"La propiedad de una vivienda refleja el valor que los inmigrantes otorgan al sueño americano y el hecho de que reúnen dinero y compran bienes raíces a precios menores para alcanzar ese sueño", dice Myers.
Para 2030, 70% de todos los inmigrantes hablará bien inglés y 87% vivirá por encima del umbral de la pobreza demarcado por el gobierno, predicen. Vigdor, del Instituto Manhattan, halló tendencias igualmente optimistas para los inmigrantes. Su estudio más reciente, un análisis comparativo publicado este año, concluye que los inmigrantes en EE.UU. están más integrados que en la mayoría de los países europeos, y sólo menos que aquellos que viven en Canadá y Polonia.
La tasa de inmigrantes con vivienda propia en EE.UU. es muchísimo más alta que en Italia, superándola en al menos 20 puntos porcentuales. La tasa de inmigrantes con empleo en EE.UU. excede la de Holanda en 13 puntos porcentuales. También es más probable que los inmigrantes aquí inicien el proceso de naturalización y se conviertan en ciudadanos que en otros muchos países europeos.
Con todo, los inmigrantes de Asia y países desarrollados sueñen integrarse en la sociedad estadounidense con mucha mayor rapidez que aquellos que vienen de México y Centroamérica, los cuales es más probable que lleguen con un nivel educativo más bajo y menos conocimiento del inglés. "Además de estas desventajas, si uno viene de un lugar donde no hay universidades comunitarias o escuelas de formación profesional, no sabe muy bien cómo identificar una oportunidad cuando llega a EE.UU.", dice Vigdor.
Otros factores, tales como el estatus inmigratorio, también afectan la integración. EE.UU. cuenta con 11 millones de inmigrantes indocumentados, la mayoría de ellos hispanos. "En 1910, no existía el concepto de inmigrante sin papeles. El país tenía una política de fronteras abiertas. No había obstáculos para convertirse en un ciudadano estadounidense, sólo tiempo", señala Vigdor.
Así que si la asimilación está ocurriendo con los inmigrantes de todos los grupos, si bien a velocidades diferentes, ¿cómo es que los estadounidenses no son capaces de verlo? Una razón, según los académicos, es que las percepciones de las personas están influidas por los inmigrantes que los rodean.
En estados como Alabama y Carolina del Sur, donde la población hispana ha crecido mucho en apenas 15 años, los oriundos son más vulnerables al "principio de Peter Pan", dice Myers. "Creen que los inmigrantes están congelados en su estatus de recién llegados y estancados donde están". Pero en realidad, explica, estos recién llegados no llevan el tiempo suficiente en EE.UU. para hacer avances significativos hacia la integración. Estos dos estados se encuentran entre los que han aprobado recientemente leyes para combatir la inmigración ilegal.
"Si uno se fija en Texas y California, los hispanos muestran tasas de éxito mucho más altas porque la proporción de recién llegados es menor", observa Myers. "Tuvieron más tiempo para adaptarse".
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