Gobierno cubano arremete contra mercado negro de Internet
La Habana.- El gobierno de Cuba está enfilando baterías contra el mercado negro de internet, en el que se calcula que participan decenas de miles de usuarios clandestinos.
Esta semana, el periódico oficial, Granma, publicó un artículo con el título "Bandidos contra la soberanía radio-electrónica", en el que da parte de la detención de varias personas implicadas en la venta clandestina de servicios de Internet y TV satelital.
Hace algún tiempo, fuentes del Ministerio de las Comunicaciones dijeron a BBC Mundo que existen decenas de miles de cuentas de internet clandestinas que salen de los mismos servidores del Estado, una actividad que ha seguido creciendo.
Este mercado negro se sustenta en las dificultades de conexión de la isla. En Cuba la mayoría de los ciudadanos solo tienen acceso a internet desde los cibercafés de los hoteles, a precios verdaderamente prohibitivos para el cubano medio.
Decenas de miles de clandestinos
En la isla, algunos encuentran paradójico que Granma dedique tanto espacio y un título tan alarmista a este caso y sin embargo no se haya tocado el tema del cable telefónico submarino que se terminó de instalar en julio entre Venezuela y Cuba, que está inoperante.
Granma califica de "bandidos" a quienes se dedican a dar servicio de TV, Internet y telefonía a los ciudadanos y asegura que cuentan con antenas satelitales ingresadas al país de contrabando y un sofisticado sistema de recarga de tarjetas.
En Cuba la palabra "bandidos" está ligada a los anticastristas alzados en las montañas del Escambray en los años '60, grupos que promovían el derrocamiento violento de la Revolución, con armas y vituallas enviadas desde los EE.UU.
Sin embargo, la mayor parte de los que comercian paralelamente servicios de Internet son jóvenes informáticos que iniciaron su empresa trabajando en los servidores del Estado y vendiendo clandestinamente cuentas de acceso a la red por US$50 al mes.
Este mercado negro cibernético encuentra sus clientes en una enorme demanda no satisfecha por las vías oficiales. Según cálculos hechos por el Ministerio de las Comunicaciones, hace varios años ya había decenas de miles de usuarios clandestinos de Internet.
¿Y el cable submarino?
Durante el mandato de Raúl Castro se promulgó una ley que da derecho a Internet a todos los ciudadanos, pero solo pueden conectarse en los cibercafés a precios verdaderamente prohibitivos, entre US$6 y US$10 la hora.
El gobierno aduce que las limitaciones de acceso de Cuba impiden que este servicio se brinde en los domicilios, por lo que se esperó con ansias la instalación de un cable submarino entre Venezuela y Cuba que aumentaría 3.000 veces la conectividad.
La obra se terminó pero nada cambió. El bloguero Roberto González, de La Joven Cuba, decía a BBC Mundo que "antes Cuba estaba conectada satelitalmente y yo sabía por qué era muy lenta, pero a seis meses de habernos conectado a un cable submarino sigue la conexión igual".
La prensa no ha dicho ni una sola palabra sobre la inoperancia del cable a pesar de que en la calle todo el mundo conoce que varios altos cargos de la telefónica y del Ministerio de las Comunicaciones están siendo investigados por corrupción.
Escaso apoyo social
El artículo de Granma intenta tocar las fibras sensibles del cubano para sumarlo a la campaña contra los servidores clandestinos. Además de calificarlos de "bandidos" dice que dañan la "soberanía" e insinúa que podrían estar robándose cables de los hospitales.
Sin embargo, en muchas partes funcionan servidores de Internet y en todos los barrios hay TV satelital clandestina sin que nadie los denuncie. Hay cuadras en las que incluso el encargado de vigilancia del Comité de Defensa de la Revolución ve las telenovelas de Miami.
Durante los últimos 10 años el número de personas que contratan estos servicios ha crecido. "Yo tengo Internet en el trabajo", nos dice un usuario clandestino y agrega que "pago 40 CUC mensuales porque quiero que mi hijo también lo tenga en la casa".
El gobierno cubano parece bastante aislado en la batalla por la "soberanía radio-electrónica". Los ciudadanos aspiran a más apertura y evaden las prohibiciones mediante el mercado negro, como lo han hecho durante el último medio siglo en un sinfín de necesidades.
La mano de EE.UU.
Estados Unidos parece haber encontrado en esta contradicción la brecha idónea para clavar una cuña en su batalla política contra La Habana. Millones de dólares han sido destinados a introducir de contrabando equipos de comunicación satelital.
Recientemente, el estadounidense Alan Gross fue condenado a 15 años de prisión por ese delito y la televisión cubana presentó a "especialistas" entrenando blogueros disidentes en el uso de estos medios y en técnicas para el envío de mensajes secretos.
Sin embargo, la mayoría de los operadores clandestinos de Internet y de antenas satelitales de TV nada tienen que ver con esa política, son solo cubanos buscando en el mercado negro una forma de aumentar un salario que no alcanza para vivir.
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