Nos estamos matando estúpidamente
El Heraldo, Tegucigalpa
"Agentes chinos son los más activos… perpetradores mundiales de espionaje económico… (se) han descubierto numerosas… incursiones en redes de ordenadores originados en China", según un informe de la "inteligencia" estadounidense, presentado en el Congreso. Rusia estaría segunda en la lista de espías para acceder a la tecnología de EE UU. Según algunos, en 2009 las compañías perdieron más de US$ 50 mil millones por espionaje. Los gobiernos de China y Rusia niegan las acusaciones y, aunque admiten ciertas prácticas aisladas de pirateo, se resisten a imponer una legislación para impedirlas.
Insólitamente, para el Gobierno de EE UU el desarrollo de la informática y la demanda ciudadana de mayor transparencia ayudan al espionaje: "La proliferación de dispositivos móviles para conectarse a Internet… (da) nuevas oportunidades para cometer espionaje", afirma el documento. "La tendencia… de Gobiernos, a compartir y almacenar información supondrá un desafío mayor para garantizar la seguridad", lo que me parece muy sano porque el mejor método para combatir la violencia (y toda injusticia) es la información: nada podría el ejército más poderoso contra un mosquito si este pudiera anticipar sus movimientos y evitarlos.
Ahora ¿patentes, copyrights y marcas inmateriales realmente son propiedad? El sentido común indica que quien tiene una idea, aunque sea el primero, no es el único que la tiene y, por tanto, no merece su monopolio. La discusión es larga pero, en todo caso, el Estado no debe utilizar su monopolio de la violencia, como hoy lo hace con las leyes de "propiedad intelectual", para imponer estos monopolios inmateriales. Si existe esta propiedad, deberá ser el resultado del acuerdo pacífico y voluntario entre las partes dentro del mercado.
Recuerda Julio H. Cole que las patentes estorban el progreso técnico. Por caso, Henry Ford no tenía la patente sobre el automóvil y tuvo que luchar contra los que la poseían, un cartel cerrado dominado por la Association of Licensed Automobile Manufacturers. Algo parecido sucedió durante los primeros años de la aviación. Argumentan que la no existencia de la propiedad monopólica garantizada por la coacción estatal, desincentiva la investigación. Todo lo contrario, el hecho de que todos puedan acceder y trabajar sobre todas las ideas amplifica exponencialmente el potencial de conocimiento e investigación de la humanidad. Y tendrán recompensa económica quienes produzcan lo que las personas, el mercado, consideren que mejora su situación.
El principio está claro: la violencia destruye siempre, incluso en el caso de defensa propia y urgente, de aquí que las "regulaciones" estatales, en cuanto sean imposición coactiva (en base al monopolio de la violencia estatal), necesariamente destruirán la riqueza social. Peor. Estas "regulaciones" asesinan. La muy sangrienta, inmoral y anticristiana "guerra contra las drogas" nace de una "regulación": la prohibición de ciertas drogas dañinas para la salud humana, como en su momento la ley seca. En menor escala, en la "guerra contra el contrabando", ¿quién es más inmoral, la persona que compró algo en lejanas tierras, y lo trae a su patria, o el gobierno que violentamente impide el comercio natural entre los pueblos? ¿Quién es más inmoral? ¿El evasor que no tiene interés en los servicios que le ofrece el Estado o el gobierno que utiliza la violencia para imponerse de todos modos?
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