Argentina: La naturaleza pérfida de los subsidios
La discusión política actual en torno a los subsidios no podría ser más pobre y pueblerina: “que sigan los subsidios”, “que quiten los subsidios”, “me gusta que saquen los subsidios pero deberían haberlo hecho antes”, son algunas de las agudas posturas filosóficas “del debate” propuesto por la pequeña dirigencia que padecemos tanto en el oficialismo como en la minusválida oposición. En efecto, la tertulia de marras gira en torno a insignificancias, detalles domésticos, asuntos de consorcio y otros temas secundarios.
Nosotros, desde estas líneas, no nos oponemos a un subsidio determinado: sino al estatismo y al dirigismo como forma de organización social (que es lo que nadie cuestiona).
Consideramos entonces que lo justo es pagar los bienes y servicios por el valor que estos realmente valen a precio de mercado (aunque nos salga más oneroso), pero a cambio de que se erradique el estatismo paternalista y prebendario que nos atosiga, y por fin podamos vivir bajo un sistema de impuestos bajos, burocracia limitada y estabilidad monetaria.
El quid de la cuestión
Ocurre que el gobierno subsidiaba hasta ayer a determinados servicios públicos (luz, agua, gas etc.) a los efectos de que a lo largo estos años, todos hayamos podido disfrutar de los mismos a un precio vil. “¡Qué buena gente que es la del gobierno verdad?!” (sentenció el 54% de la población no sin ingenuidad). No tan buena. La plata de los subsidios que “nos beneficiaban” no salía de los bolsillos de estos burócratas sensibles y generosos sino de la nuestra.
¿Cómo nos sacaba la plata el Estado?. A través de impuestos asfixiantes y de inmoralidades tales como la emisión de moneda sin respaldo (inflación).
Visto y considerando que con nuestra pluma siempre nos opusimos a la política del Estado prebendario, muchos nos hacen la siguiente pregunta: ¿que ahora mermen los subsidios no es una buena noticia acaso?. En absoluto, ahora es peor.
El Estado nos sigue cobrando la misma plata (con los mismos impuestos y la misma inflación) y ni siquiera nos devuelve de manera incompleta el mencionado saqueo a través del subsidio hoy en retirada. Es decir, le pagamos a la burocracia regiminosa la misma plata que antes y además pagaremos los servicios más caros.
¿Cómo es eso?.
Simplificando, antes el Estado te robaba diez monedas y te ahorraba dos en subsidios. Ahora te sigue robando las diez monedas y no te ahorra ninguna. Vale decir, antes el gobierno te pegaba un machetazo en la cabeza y después te daba una gasa para amortiguar el desangrado. Ahora prosiguen los machetazos estatales pero encima te quitaron el subsidio de la gasa.
- 23 de enero, 2009
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