Chile: Reforma tributaria y desarrollo
Tantas veces fue el cántaro a la fuente que al final el gobierno cedió a rediseñar el sistema tributario durante el próximo año. Los lineamientos generales de esta iniciativa parecen bien orientados, con un foco en la protección y fomento del empleo y la inversión, apoyo a las pymes y una revisión de franquicias, exenciones y distorsiones tributarias, tomando en consideración los efectos de la crisis económica internacional.
Es importante recordar que luego del 27/F se implementaron una serie de cambios tributarios para poder financiar los costos de la reconstrucción. Los incrementos en las tasas del impuesto de primera categoría, del royalty minero y del tabaco han significado ingresos adicionales que representarán para este año, aproximadamente un cuarto del aumento en los ingresos tributarios netos en comparación con el 2010.
En virtud de los desafíos que aún tiene el país en cuanto al déficit en vivienda, hospitales y colegios después del 27/F, cabe preguntarse cuál es la estructura y carga tributaria para un país emergente. Pensando en el desarrollo internacional de los sistemas tributarios, los desafíos de eficiencia y equidad del sistema en forma global, y buscando espacios para potenciar nuestra competitividad, se deberían considerar, al menos, los siguientes aspectos.
Si se analiza cómo ha variado la estructura del sistema impositivo, se aprecia una pérdida de importancia relativa de lo que se recauda por impuestos indirectos (IVA, aranceles, etc.) y el creciente peso relativo de los impuestos directos a los ingresos personales y corporativos, lo que mirado en forma global es un retroceso en términos de eficiencia económica. Esto se explica porque son los impuestos al ingreso los que generan mayores costos por menor inversión y crecimiento, pero también por menor incremento en el empleo y los salarios reales. En este mismo sentido, se debe seguir avanzando por la vía de reducir la tasa máxima que grava el ingreso de las personas, como también el número de tramos, de tal manera de acercarse a una estructura más plana. En el largo plazo se debería apuntar a ir rebajando las tasas marginales hasta niveles de 20%.
En cuanto al impuesto a las empresas, basta recordar que la evidencia muestra el efecto negativo sobre la inversión y el stock de capital de los incrementos de este tributo. Más aún, todo indica que el impuesto a las utilidades tiene un efecto asimétrico, perjudicando en mayor medida a aquellas empresas de menor tamaño, más endeudadas y con menor acceso al crédito. Esto último ralentiza la productividad y daña las posibilidades de crecimiento de la economía en el futuro. Un perfeccionamiento del sistema tributario debería pasar por una reducción gradual del impuesto a las utilidades reinvertidas.
Por último, están los impuestos a los males, principalmente tabacos y combustibles. Más allá de tratarse de bienes que cuando se consumen producen un efecto negativo a terceros, estos impuestos no se han calculado en función de esta distorsión y, por el contrario, cada vez que se ha incrementado la tasa tributaria, ello ha obedecido a necesidades de financiamiento fiscal, asociado a una particular demanda social.
- 23 de enero, 2009
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